La escritora, editora y promotora cultural Paola Tinoco platicó para Puntos y Comas acerca de Ipstori, una app editorial que surge con la intención de promover la lectura en las generaciones más jóvenes a través de cuentos cortos presentados tanto en texto como en audio. Además de captar voces nuevas, que es la mayor parte del catálogo, también la idea de Ipstori es ir integrando poco a poco a escritores con trayectoria.
Ciudad de México, 25 de julio (SinEmbargo).- El equipo de ipstori, comandado por Ruth Reséndiz, directora general, y Pablo Barbachano, director de desarrolllo, está de manteles largos: a menos de un año de su lanzamiento, la aplicación crece y se transforma al optimizar sus herramientas y ofrecer a los usuarios una renovada experiencia de lectura en texto y audio. Actualmente cuenta más de 40 mil lectores suscritos.
La transformación de la app consiste en hacer más eficiente la experiencia de los audibles con la posibilidad de retomarlos a conveniencia; además, contará con rúbricas musicales por categoría. Los audibles se podrán escuchar uno tras otro, sin necesidad de volver al menú de inicio. El buscador se fortalece agilizando la localización por el título de la ipstoria, o nombres de autores y narradores.
El objetivo es ofrecer una plataforma más ágil e instaurar acciones de lealtad. Posicionamos nuestra identidad a través del diseño de las carátulas y mejoramos la calidad de los audibles. En esta charla, platicamos con la directora editorial de este proyecto: Paola Tinoco.
—¿Qué es ipstori y cómo surge el proyecto?
—Es una app editorial que surge con la intención de promover la lectura en las generaciones más jóvenes. La fundadora de la app, Ruth Reséndiz, se llama así misma “escritora retirada” porque ahora se dedica a fomentar la lectura. A diferencia de Scribd o Bookmate, esta es una app de cuentos cortos, todos originales. Algunos de nuestros autores, incluso muy jóvenes, ya han sido premiados y publicados en otros países. Es un semillero de grandes voces.
Desde sus inicios, Ipstori entró con el ímpetu de tener mucha sangre nueva en las letras, pero llegaron tantos jóvenes entusiastas que lamentablemente no se editaron mucho esas historias; queríamos dar voz a la gente nueva y de alguna forma la idea era dejar que se expresaran como ellos se expresan. Hay muy buenas historias, pero también había algunas que había que trabajar y decidimos sí dejarlos libres en cuanto a los temas que ellos quieren abordar, pero ponerle más rigor a la escritura.
Queremos que las historias importen más que un gran nombre, pero no estamos peleados con esos grandes nombres. Además de captar voces nuevas, que es la mayor parte de nuestro catálogo, también la idea de Ipstori es ir integrando poco a poco a escritores con trayectoria, pues también nos leen personas entre los 35 y 60 años. También puede que haya chicos de 18, 20 años que lean una historia de Ana García Bergua y se van a carcajear porque sus historias son atemporales.
En esta línea, estamos a la expectativa de un texto de Martín Caparrós, que se va a integrar próximamente con algo de crónica. Tenemos a Julián Herbert y Mónica Lavín, que están preparando una máster class de crónica y cuento respectivamente. Así se va integrando gente reconocida, pero que igual está interesada en conocer a una nueva ola de lectores que es muy distinta a la que conocen ellos por los libros que han publicado en editoriales tradicionales.
—¿De qué va la nueva versión de la app? Coméntanos más acerca de los conceptos de on boarding y gamification.
—La app es muy joven, su programación se hizo por primera vez hace diez meses. En este tiempo se identificaron cosas que se podían mejorar. Esta nueva versión es para mejorar la experiencia del usuario. Como sabes, en el mundo de la tecnología hay que renovarse constantemente porque si no, perdemos a los usuarios. Ustedes los jóvenes son un público muy difícil de atrapar; su cabeza está en tantas cosas que tenemos que ir a la misma velocidad que ustedes.
En ese sentido, la gamification es una manera de entrar en el lenguaje que manejan esta generación. También puedes llevar un conteo de las historias que vas acumulando y recibir “medallas”. Este tipo de premios existen en otras aplicaciones, pero en este caso van dirigidas a la lectura de cuentos. El on boarding se refiere a hacer que más gente se sume a Ipstori; para esto ayudan mucho las máster classes que imparten varios autores.
Ahora estamos divididos en series -historias un poco más largas que dividimos en capítulos- y en cuentos individuales. Los capítulos no deben ser menores a un minuto ni mayores a siete minutos, en cuanto a audio; en cuanto a texto, son mínimo 1,500 caracteres y 9 mil máximo.
—En esta nueva etapa te sumaste como directora editorial, junto con un catálogo nuevo de autores y autoras de México, Argentina, Colombia y España. ¿Qué nueva perspectiva le da este cambio de directora al proyecto? ¿Buscan darle voz a más países hispanohablantes además de los mencionados?
—Hace muy poquito, dos meses, que Ruth me invitó a participar en su proyecto como directora editorial y estoy encantada de elegir material para una aplicación que, de acuerdo a mi experiencia en este tiempo, es una de las mejores que existen. Cuando inicié me encontré con una app que funciona como una de las editoriales más organizadas y más grandes que hay, con una planeación anual que incluye muchas cosas.
Entonces al integrarme, yo sabía que la dirección editorial no se trataba nada más de sentarme a leer y llevar nuevos escritores, si no de cuidar que la app funcione en todos los sentidos, con el fin de que los usuarios puedan disfrutar de toda la gama de autores que ofrecemos. Y sí, queremos incluir todos los países posibles que se puedan sumar.
—Explícanos qué es “Para leer libres de violencia”
—Se trata de una read list (para el lenguaje de los libros de papel, sería una antología) con la que decidimos apoyar, a través de una donación, a los albergues para mujeres que han sido violentadas y que no tienen a donde ir. Curiosamente, en estos días de encierro aumentó mucho la cantidad de mujeres que asistían a estos lugares, pues también hay mucha violencia en el confinamiento.
Decidimos que, además de donar despensas, les ibamos a dar cuentos a estas mujeres. Entonces Ipstori reunió a un grupo de escritoras que están a favor de esta causa y también son muy proactivas con el feminismo. Tenemos escritoras ya con una larga trayectoria y algunas más jóvenes, como Silvia Georgina, Raquel Castro y Erika Mergruen, una autora muy misteriosa que salía muy poco mucho antes de la pandemia; pasa su tiempo encerrada, no hace vida social y solo se dedica a escribir y leer. Entonces ese fue el plan y creo que nos fue bastante bien, dio un empujón a Ipstori con letras frescas.
—Respecto al pasado Día Internacional del Orgullo LGBT, estrenaron una readlist para conmemorar esta fecha. ¿Nos platicas acerca de este proyecto y su importancia?
—Nosotros desde luego somos muy felices de apoyar a diferentes causas, como la de las mujeres, y por ello estamos muy orgullosos de tener entre nuestras filas autores y autoras de diferente espectro en el abanico de la sexualidad. Es complicado, pero tratamos de abarcar todo lo posible.
Tenemos de hecho una categoría LGBT, lo que en una editorial de papel se le llama “colección”, con este tipo de historias. En esta read list tenemos escritores bisexuales, autoras lesbianas y transexuales, etcétera. También tuvimos una propuesta de Ana Francis Mor para invitar a más autores que apoyan la causa, como Genaro Lozano y Sabina Berman.
—Un mensaje final para invitar a los lectores de SinEmbargo a conocer esta plataforma
—Yo los invito a conocer una app que les ofrece historias nuevas, y que no les quita demasiado tiempo. Yo sé que la lectura tiene esto de solitario, pero en el caso de Ipstori es algo que pudes compartir porque las historias son tan cortas que las puedes escuchar mientras estás cocinando, lavando los trastes, el coche. Pueden comentarlas y regalarlas a alguien más. Acérquense, conozcan nuevos autores, relean a los que ya conocen y no teman a las nuevas plataformas. La literatra puede cambiar de plataforma pero sigue siendo literatura.