Ciudad de México, 25 de junio (SinEmbargo).– La Reforma Política del Distrito Federal, el gran proyecto del Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, no es una buena idea, de acuerdo con la calificadora de riesgo Moody’s. Entre otras razones, expone, está la deuda, que es más elevada que la media nacional y tiene vencimientos y tasas que podrían complicar el pago.
Por eso, dijo, si la Reforma Política se llevara a cabo, la Ciudad de México podría empeorar su calificación. Pide que el Gobierno central garantice la deuda de la capital, “para prevenir un incumplimiento del Distrito Federal en caso de una situación de estrés agudo de liquidez”
En un reporte emitido por Moody’s pone un apartado que dice: “Elevados niveles de endeudamiento”. Luego agrega:
“En este ejercicio, suponemos que el Distrito Federal continuaría sirviendo el pago del saldo de la deuda, por lo que su nivel de endeudamiento no cambiaría respecto al que computamos actualmente. La deuda directa e indirecta neta del Distrito Federal representó 59 por ciento de los ingresos totales en 2013, excediendo la mediana tanto de los estados como de los municipios mexicanos calificados en Baa. Sin embargo, la deuda del Distrito Federal cuenta con vencimientos largos y bajos márgenes respecto a la tasa de interés, ya que es deuda soberana. Por consiguiente, el costo del servicio de la deuda representa 3.9% del total de los ingresos. El vencimiento promedio ponderado de su deuda es de 18.1 años, en comparación con 14.7 años para el sector sub-soberano de México en su conjunto. Si hubiera un cambio en el marco de endeudamiento y de su relación con el gobierno federal, el Distrito Federal podría obtener condiciones financieras más onerosas para las nuevas emisiones de deuda, lo cual constituiría un riesgo crediticio para la ciudad”.
El documento, en sí mismo, es una alerta. Se titula: “Riesgos de la Reforma Política sobre las Calificaciones de Deuda del Distrito Federal”.
Moody’s explica que el alcance de la Reforma podría modificar el endeudamiento vigente en el que el Gobierno de México es el obligado directo por la deuda contraída por el Distrito federal. De prosperar esta iniciativa, dice el informe, la deuda futura del Distrito federal ya no estaría necesariamente calificada al mismo nivel que la deuda soberana, que es actualmente de A3, es decir estable.
Actualmente, la deuda per cápita en el Distrito Federal es de poco más de 6 mil 919 pesos por ciudadano.
En el año 1997, cuando el primer regente de oposición, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano asumió el poder, la deuda pública del DF era de 11 mil 789 millones de pesos.
Cárdenas dejó en 1999 el cargo a Rosario Robles Berlanga, actual Secretaria de Desarrollo Social, durante la gestión de tres años que completaron entre ambos, la deuda creció en 16 mil 929 millones para cerrar en 28 mil 718 millones de pesos.
El 5 de diciembre del año 2000 Andrés Manuel López Obrador, llegó a la Jefatura de Gobierno, donde se desempeñó durante 5 años. En ese periodo aumentó la deuda a 41 mil 439 millones de pesos, de acuerdo con un informe del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados. López Obrador aumentó la deuda pública del DF en 12 mil 721 millones de pesos.
El siguiente Jefe de Gobierno de la capital, Marcelo Ebrard Causabón, también siguió la ruta del endeudamiento: en abril de 2012, en un informe que entregó a la Cámara de Senadores, el Gobierno del Distrito Federal dio a conocer que la deuda pública subió a 52 mil 258 millones de pesos.
AUTONOMÍA DEL GOBIERNO
Moody’s alerta que un factor clave es el apoyo que finalmente tendría el Distrito Federal por parte del soberano una vez que se apruebe y promulgue la reforma.
“Necesitaríamos evaluar la probabilidad de apoyo extraordinario por parte del Gobierno de México para prevenir un incumplimiento del Distrito Federal en caso de una situación de estrés agudo de liquidez”, dice.
En este escenario en el que se apruebe la Reforma Política, las calificaciones del DF ya no dependerían de la calificación del gobierno federal, sino de la calidad crediticia intrínseca de la propia entidad, que probablemente sería de una nivel inferior a la actual.
Actualmente, la Reforma se encuentra en la Cámara de Diputados esperando la su aprobación. Sin embargo, en lo que respecta al endeudamiento el documento no contempló modificaciones en las responsabilidades de ingreso y gasto del Distrito Federal.
El Distrito Federal es una de las entidades económicas más productivas del país: su Producto Interno Bruto (PIB) representa el 16.7 por ciento del PIB del país; además es una de las regiones más ricas de México con un PIB per cápita equivalente a 223 por ciento del promedio nacional.
Entre 2011 y 2013, el crecimiento promedio anual en términos reales del PIB del Distrito Federal fue de 3.3 por ciento, superando el promedio nacional que fue de 3-1 por ciento.
La economía local se concentra en los sectores de servicios y comercio, los cuales representan 88.7 por ciento del PBI.
El Distrito Federal cuenta con ingresos propios que representaron el 43.9 por ciento del total en 2013, nivel muy arriba de la mediana de 9.5 por ciento de los estados mexicanos calificados en Baa.
El indicador de gasto de capital a gasto total del Distrito Federal excede significativamente el promedio de 5.4 por ciento de los estados mexicanos con esta calificación.
La entidad ha mantenido un gasto de capital estable y ha logrado limitar sus déficits financieros, los cuales promediaron un bajo -1.4 por ciento del total de los ingresos entre 2009-2013. Sin embargo, mantener los déficits en línea y al mismo tiempo incrementar o mantener el gasto de capital en niveles altos continuará siendo un desafío clave, dice Moody’s.
Finalmente, la calificadora afirma que la evaluación final del Distrito Federal estaría también influida por cualquier cambio en las responsabilidades de gasto e ingreso.
Señala que aunque la reforma no contempla cambios en estos aspectos, habría un efecto crediticio negativo en caso de que disminuyeran las potestades fiscales y/o las transferencias federales que recibe, o si tuviera mayores responsabilidades en áreas como salud o educación.