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Gustavo De la Rosa

25/05/2024 - 12:04 am

La impiedad de la oposición hipócrita cristiana

Nosotros desde la izquierda, no podíamos explicarnos aquella repentina alianza entre los panistas fundadores, “capitalistas cristianos” y un gran número de empresarios que se habían enriquecido, muchos de ellos haciendo negocios con los gobiernos priistas.

“Están aprovechando la muerte y lesiones de ciudadanos para tratar de quitar votos a MC”. Foto: Moisés Nava, Cuartoscuro

Cuando en 1983 empezó en el norte, específicamente en Juárez, la gran revuelta civil panista, un grupo que sumó mucha fuerza a la ola electoral emergente, fueron los católicos laicos que se identificaban como “carismáticos” y que tenían como centro de reunión espiritual la iglesia de la sagrada familia, en la Avenida del Charro, y como pastor al padre Fong.

El discurso de ellos fortaleció mucho al PAN, no sólo por el número, sino por el discurso basado en la moral cristiana, Y aquel movimiento que incendió el desierto chihuahuense se apoyaba mucho en un combate feroz contra la corrupción y promover como proyecto de Gobierno una práctica cristiana asentada en los valores de misericordia, caridad, honestidad, y piedad.

Lo repetían con tanta convicción que la ciudadanía los veía de forma esperanzadora, como una alternativa para cambiar la sociedad que en aquel momento estaba harta de las mentiras de López Portillo y la deshonestidad representada por “El Negro” Durazo y por los políticos priístas del momento.

Nosotros desde la izquierda, no podíamos explicarnos aquella repentina alianza entre los panistas fundadores, “capitalistas cristianos” y un gran número de empresarios que se habían enriquecido, muchos de ellos haciendo negocios con los gobiernos priistas.

Esa nueva clase política llamados “Neo Panistas”  tal vez sea la semilla que se cultivo en la tierra del neoliberalismo, se regó con dinero de los poderosos, se encontró un tesoro en las arcas gubernamental y se convirtió en el PRIAN.

Los fundadores, han rendido cuentas a la madre naturaleza y regresaron a ella, pero los “neopanistas” sobreviven, siguen perteneciendo a las asociaciones de laicos católicos, algunos rezan diario en  misa de las 6 de la mañana, pero hoy los hemos visto luchar con tal ferocidad, con tal capacidad de mentir, de lastimar, de manchar al adversario. Vemos la transformación corrompida de los efectos del ejercicio del poder, del  gozo de los privilegios de la práctica gubernamental, que los ha llevado a convertirse en el antípoda de los que iniciaron hace 40 años: el camino hacia la democracia formal en el país.

Tuvieron una metamorfosis inversa a la de las mariposas monarcas, pues estos empezaron brillantes,  con atractivos colores, hermoso vuelo, y han terminado con gusanos.

Pero no solo involucionaron en la forma sino que aunque se sigan diciendo cristianos, están muy lejos de aquellos católicos agrupados en torno al padre Fong y de  los valores que los impulsaron y que los hacían atractivos para el ciudadano común. Se han transformado.

Veámoslos frente a la tragedia de Monterrey.

Están aprovechando la muerte y lesiones de ciudadanos para tratar de quitar votos a MC, pues ya convencidos de que Claudia gana, defienden su miserable segundo lugar, utilizando todos los recursos más perversos, las mentiras, las suposiciones, las acusaciones hacia los naranjas. Son inmisericordes, han abandonado los valores de la caridad, perdón, misericordia y se han convertido en unos vulgares “impíos hipócritas cristianos”.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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