La Unión Americana atraviesa una explosión de trabajo infantil, potenciado por la llegada récord de niños migrantes sin compañía de adultos al país y también debido a la laxitud en la legislación local, que en los últimos años, antes que proteger a los menores, ha preferido ampliar las posibilidades para contratarlos, además de que las multas ante delitos de este tipo son irrisorias.
Ciudad de México, 25 de mayo (SinEmbargo).– Dos niños de 10 años trabajaban en restaurantes de comida rápida hasta altas horas de la madrugada, al igual que docenas de otros menores de edad más grandes. Más de 100 adolescentes cubrían turnos nocturnos en fábricas procesadoras de carne. Otros más tenían horarios de escuela en una famosa cadena de donas. Todos lo hacían en Estados Unidos hasta que las autoridades recibieron los reportes correspondientes.
El trabajo infantil está al alza en el país norteamericano. De acuerdo con datos del Departamento del Trabajo de Estados Unidos, entre 2018 y 2022 el país ha visto crecer un 69 por ciento las denuncias por este tipo de delitos. En 2022, la dependencia registró que 835 compañías habían contratado de forma ilegal a más de tres mil 800 menores de edad.
El Instituto de Política Económica ha ido más allá incluso. De acuerdo con su reporte de marzo de 2023, el número de menores contratados ilegalmente incrementó 37 por ciento en el último año y explotó un 283 por ciento desde 2015.
Se trata, más que de un sueño, de una “pesadilla americana”: Al-Jazeera le llama un “secreto a voces”. El New York Times asegura que se está en presencia de una “nueva economía de la explotación”. Expertos y comentaristas han cuestionado a las autoridades de todos los niveles en EU por “elegir el trabajo infantil por encima de la migración” ordenada de trabajadores adultos provenientes de Centroamérica, México y algunas partes de Sudamérica, los cuales le darían incluso un descanso inflacionario al país de las barras y las estrellas.
No sólo se trata de un hecho ilegal, prohibido por las leyes estadounidenses y los tratados internacionales de derechos humanos, sino que el trabajo infantil, han comprobado estudios realizados durante décadas, “es explotación, y puede desbaratar la educación, seguridad, salud y el bienestar en general de los más jóvenes”, aseguró la Subsecretaria de la Administración de Niños y Familias de EU, January Contreras.
Las situaciones que se viven en la Unión Americana reviven una época oscura de la humanidad, cuando niños, niñas y adolescentes trabajaban en fábricas y no contaban con los derechos que, lentamente, han ido consiguiendo sobre todo en las últimas décadas. Sin embargo, la alerta roja no es por una anormalidad, sino precisamente porque el problema ha empeorado en el último lustro.
MENORES MIGRANTES, LOS MÁS AFECTADOS
El New York Times publicó en febrero pasado un reportaje luego de conversar con 100 niños migrantes a lo largo de 20 estados de la Unión Americana. Les llamó una “fuerza de trabajo en las sombras”. Hay niños de 13 años que trabajan reparando tejados en Florida y Tennessee, en el sur profundo estadounidense, así como trabajadores juveniles en mataderos de Delaware, el estado del Presidente Joe Biden, y en Mississippi y Carolina del Norte. Hay menores de edad en Dakota del Sur, en la frontera con Canadá, que se dedican a cortar tablas de madera.
Estos menores migrantes, refirió el NYT, “están sometidos a una intensa presión para ganar dinero. Envían sumas en efectivo a sus familias, y a menudo están endeudados con sus patrocinadores por los pagos que deben hacerles a los coyotes, el alquiler y los gastos de manutención”.
En un comunicado del 27 de febrero pasado, la dependencia –en conjunto con el Departamento de Salud– aseguró también que los Estados Unidos han visto “un flujo de infancias migrantes provenientes de Latinoamérica que huyen de la violencia y la pobreza, de los cuales una mayoría no tiene un padre o tutor” en el país, aunque no ofreció más datos.
“Todos los niños de este país, sin importar su circunstancia, merecen la protección y el cuidado mínimos que esperamos para nuestros propios hijos”, aseguró en ese momento el Secretario de Salud, Xavier Becerra.
De acuerdo con cifras oficiales, unos 130 mil menores migrante sin compañía de adultos ingresó a EU en el año fiscal de 2022, es decir, de octubre de 2021 a septiembre del año pasado. Se trata del récord histórico. En el año fiscal de 2021 –octubre de 2020 a septiembre de 2021–, habían entrado 122 mil, el récord anterior. Este último año, se esperan cifras al menos igual de altas.
De acuerdo con información obtenida por el Times, en los últimos dos años las autoridades han tenido que liberar a miles de ellos con sponsors, o patrocinadores, que son adultos que se registran ante el Gobierno y atraviesan un proceso de revisión de antecedentes y capacidades. Sin embargo, en los últimos dos años las autoridades han perdido contacto con al menos 85 mil niños liberados de esta manera. En total, dice el periódico, dejan de tener contacto casi inmediato con un tercio de los menores de edad que liberan con estos “tutores”.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), una de las organizaciones en defensa de los derechos humanos y de minorías en EU, publicó a principios de marzo una lista de demandas para enfrentar el resurgimiento del trabajo infantil.
Primero, propuso una Reforma Migratoria para permitir un camino hacia la legalización de miles de migrantes, una realidad urgente en un país que los requiere en su mercado laboral pero que al mismo tiempo les impide ingresar al país.
Además, le exigió al Gobierno de Biden un manejo del sistema en la frontera que “permita que los menores no sean separados de sus padres”, una dolorosa y violenta política implementaba en la administración de Donald Trump que provocó un caos y rompió familias que hasta hoy no han podido ser restituidas, y una de las razones por las que esta crisis explotó.
“Los niños que buscan asilo y otras protecciones deben poder ingresar al país y buscar esas protecciones con sus padres. Mantener unidas a las familias es la mejor manera de asegurar que los niños sean cuidados y protegidos de la explotación”, señaló en un comunicado la ACLU.
UNA “EXPLOSIÓN” DE CASOS
Los ejemplos en 2023 sobran. En febrero, el Departamento de Trabajo informó que la compañía Packers Sanitation Services Inc. LTD, con base en Wisconsin, en el noreste estadounidense, una de las más grandes de la industria, fue multado con 1.5 millones de dólares por haber contratado al menos a 102 menores de edad, desde los 113 hasta los 17 años, en ocupaciones “peligrosas” y en turnos nocturnos en 13 fábricas procesadoras de carne en ocho entidades.
Los adolescentes trabajaban con químicos peligrosos y se encargaban del proceso de limpieza de la carne con equipos como sierras para cortar animales. Las autoridades recopilaron al menos tres incidentes donde hubo heridos.
En el estado de Kentucky, tres franquicias –Bauer Food LLC, Archways Richwood LLC y Bell Restaurant Group I LLC– que operaban un total de 62 restaurantes de la cadena McDonald’s en Kentucky, Indiana, Maryland y Ohio, fueron acusadas de emplear a 305 menores de edad para trabajar más de las horas permitidas y de realizar labores prohibidas para adolescentes. Las sanciones fueron irrisorias: tuvieron que pagar en conjunto 212 mil dólares por los delitos y para compensar a los adolescentes que tenían edad para trabajar al menos unas horas a la semana.
What jobs can kids work when they're under 18? 🤔
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— WHD_DOL (@WHD_DOL) April 23, 2023
Los niños, incluidos al menos dos menores de 10 años, trabajaban en algunos casos de noche en áreas peligrosas de los restaurantes, incluida la zona de comidas, que es considerada peligrosa incluso para los adultos.
En julio de 2022, la agencia Reuters publicó un reportaje sobre el uso de trabajo infantil en una subsidiaria de Hyundai, el fabricante de autos surcoreano, en el estado de Alabama, donde al menos tres niños laboraban bajo condiciones peligrosas en la planta de SMART, encargada de proveer de partes de los autos y camionetas más populares de la marca.
La situación se ha vuelto tan compleja que en marzo, un mes después del anuncio para formalizar el combate al resurgimiento del trabajo infantil, los departamentos de Salud y Trabajo firmaron una acuerdo para formar un grupo de trabajo enfocado específicamente en vigilar estos casos ilegales.
“En el Departamento de Salud y Servicios Humanos haremos todo de nuestra parte para proteger a los menores no acompañados mientras estén bajo nuestra custodia, buscando reencontrarlos con sus padres, familiares u otros tutores posibles”, añadió. “Este no es un problema del Siglo XIX, es un problema de hoy. Necesitamos que el Congreso entre en acción”, dijo por su parte el Secretario del Trabajo, Marty Walsh.
Y es que uno de los pedidos tanto de los departamentos de Salud como el del Trabajo es que los legisladores al menos incrementen las sanciones monetarias que reciben las empresas que contratan ilegalmente a niños y niñas. La ley federal estadounidense indica que la pena máxima por niño contratado es de 15 mil 138 dólares, lo que “no ayuda a desalentar a las grandes empresas a seguir cometiendo estas irregularidades”. Otro de los pedidos es que fortalezcan la protección para quienes denuncian casos de trabajo infantil.
Por ahora, el Congreso y los legisladores locales han hecho precisamente lo contrario.
ESTADOS LEGISLAN A FAVOR DEL TRABAJO INFANTIL
El mismo estudio del Instituto de Política Económica citado anteriormente alerta sobre al menos 10 entidades estadounidenses donde se han “introducido o aprobado leyes que debilitan las protecciones contra el trabajo infantil en los últimos dos años”: Arkansas, Iowa, Minnesota, Missouri, Nebraska, New Hampshire, Nueva Jersey, Ohio, Dakota del Sur y Wisconsin.
En Arkansas, la HB 1410 eliminó la verificación de edad para contratar gente menor de 16 años (es decir, los de 14 y 15 años que legalmente pueden trabajar) y también tumbó los requerimientos legales que obligaban a los padres o tutores a dar permiso para trabajar a los adolescentes.
En Iowa, la HF 2198 reduce en 2022 la edad mínima para trabajadores menores de edad (14-17 años) y aumentó la tasa de empleados menores de edad dentro del personal. Sin embargo, la Gobernadora republicana Kim Reynolds aún no firma la ley, cuestionada por el Departamento de Trabajo, que la considera violatoria de las leyes federales.
En New Hampshire, apoyados por la Asociación Restaurantera y por la Comisión Bebidas Alcohólicas del estado, los legisladores avalaron una reforma (SB 345) en 2022 para reducir la edad de los meseros que laboran en establecimientos donde se sirven bebidas alcohólicas: ahora podrán laborar ahí chicos de 14 y 15 años; además, extendió el mínimo de horas para menores, incluso si estudian.
En Nueva Jersey, la A4222 extendió también las horas mínimas para trabajar por semana y aumentó el tiempo laboral antes de poder tomar un descanso, esto ente los trabajadores menores de edad. La reforma fue apoyada por la Cámara de Comercio y las Asociaciones patronales y empresariales locales.