El autor expuso que el lugar que él ocupa en el mundo lo ve como un espacio a la imaginación en dónde a partir de las circunstancias comienza a cuestionarse sobre el presente y el pasado.
Ciudad de México, 24 de abril (SinEmbargo).- El escritor mexicano Juan Pablo Villalobos se encuentra promocionando su más reciente novela El pasado anda atrás de nosotros (Anagrama) en el que ahonda en el proceso de maduración de un hijo al que su madre acusa de salir huyendo para no enfrentar la realidad.
En entrevista para “La Tertulia”, programa que se transmite en Estudio B, canal de SinEmbargo Al Aire, Villalobos reflexionó que pese a que sus novelas cuentan con algunas anécdotas propias, la realidad es que las distorsiona para que sirvan en sus historias.
“Está el gran tema de la memoria familiar, es decir, quién cuenta qué, y para desgracia de mis hermanos y de mis amigos más cercanos yo soy el único escritor a la redonda, entonces yo soy él que estoy contando la versión oficial aunque, muy probablemente, estoy inventando, y aquellas anécdotas, que sí que hay unas pocas anécdotas en mis novelas que son autobiográficas, también la verdad es que las estoy distorsionando para que funcionen en una novela”, apuntó.
Y abundó, “lo que sucede en la realidad casi nunca sirve en una novela tal cual, lo tienes que cambiar un poco, lo tienes que arreglar, lo tienes que detallar y te vas alejando cada vez más de la memoria”.
En este sentido, compartió que la autobiografía ha sido un recurso que ha utilizado como punto de partida en otros títulos como No voy a pedirle a nadie que me crea (2016) y Peluquería y letras (2022) puesto que el tema de lo autobiográfico no es un ejercicio que, hasta el momento, le haya interesado explorar.
Asimismo explicó que el lugar que él ocupa en el mundo lo ve como un espacio a la imaginación en dónde a partir de las circunstancias comienza a cuestionarse sobre el presente y el pasado.
En el caso de El pasado anda atrás de nosotros, por ejemplo, “el territorio del pasado no está muerto, es decir, se está reescribiendo todo el tiempo y no sólo porque cuando recordamos digamos que reinventamos nuestro pasado, y eso es algo que hacemos permanentemente porque, por ejemplo, cuando nuestras circunstancias en el presente cambian, vamos a pensar un ejemplo muy clásico, nos separamos, tenemos una ruptura amorosa, reescribimos nuestro pasado y la persona que era nuestro cómplice se vuelve nuestro antagonista, y todas esas escenas románticas maravillosas se vuelven pesadillas, entonces ahí reescribimos el pasado”.
“Es algo que estamos haciendo todo el tiempo, pero en el caso de la novela no sólo sucede eso sino que nos habla de cómo lo que sucedió en la infancia, en la adolescencia, etc, sigue teniendo efectos sobre el presente, y este personaje que vuelve a Lagos de Moreno después de muchísimos años fuera, va a descubrir que sigue siendo, de alguna manera, esa persona que nació y creció allí, y una de las grandes preguntas de la novela es si realmente nos vamos alguna vez de la casa de nuestros padres, si realmente es posible huir, escapar, y eso significa construir tu propia vida, tu propio camino, tu propia realidad, tu propia identidad, si eso existe, o si es que siempre estamos anclados en el pasado”, agregó.
Al ser cuestionado por Jorge Alberto Gudiño por la dinámica que hay entre sus lectores, quienes se cuestionan qué tanto es verdad y qué tanto es mentira en las novelas de Juan Pablo Villalobos, el escritor expuso que pese a que no todas sus novelas tienen qué ver con la autobiografía, gente allegada a él, como familiares o amigos, le ha llegado a preguntar si se inspiró en ellos a la hora de desarrollar ciertos personajes.
“La autoficción en particular sí juega mucho en su relación con los lectores, en una especie de morbo que mueve la lectura, que tiene qué ver con la duda permanente sobre si lo que estoy leyendo sucedió o no sucedió, pero al final la autobiografía, que digamos que le hemos dado el prestigio de contar la verdad, aunque sabemos que que no necesariamente es así, él que escribe una autobiografía nos promete que está contando la verdad pero nada nos garantiza que nos está echando mentiras”.
“En realidad, el ejercicio de la autobiografía es siempre la descripción de una máscara, es cómo queremos que nos vean los demás, y cuando escribimos ficción, como es mi caso, en una novela puedes estar escribiendo la ficción más absurda, más exagerada, como ha sido mi caso, y aún así la gente vendrá y te dirá que es autobiográfico”, concluyó.