Un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito reveló que las organizaciones criminales que trafican drogas han fortalecido su negocio debido al incremento de demanda de cocaína por parte de Estados Unidos y Europa.
Ciudad de México, 21 de marzo (SinEmbargo).– Luego de una ligera disminución en la demanda de cocaína, sobre todo a causa de la pandemia, la oferta mundial de esta droga se encuentra en niveles récord, con Estados Unidos y Europa alimentando este mercado ilícito, una situación que han aprovechado las organizaciones criminales, entre ellas mexicanas, para fortalecer su negocio, revela la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
En su Informe Global sobre la Cocaína 2023, la UNODC indica que América del Norte, con su gran base de consumidores, se mantiene como uno de los principales destinos del tráfico de cocaína desde América del Sur. “México es un país de tránsito importante que funciona como puerta de entrada para la cocaína que llega a los Estados Unidos, que representa la mayoría de los consumidores en América del Norte, así como a Canadá (principalmente a través de los Estados Unidos, pero también directamente desde México)”, se lee en el reporte.
La cocaína llega a México desde Sudamérica por diferentes modos: vía marítima, especialmente en lanchas rápidas; a través de vuelos clandestinos; y también por tierra, dice el reporte. Las rutas de trasiego por mar se dan sobre todo a través de la costa del pacífico mediante distintas rutas que llevan directamente a las costas mexicanas de los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán Jalisco y Sinaloa, mientras que otros tocan tierra más al sur en países centroamericanos como Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá antes de continuar el viaje hacia Estados Unidos.
La Administración de Control de Drogas, la DEA, cita el reporte, estima que esta ruta representa el 74 por ciento de la cocaína que fluye hacia el norte desde América del Sur. Además, refiere la UNODC, Ecuador es un importante país de salida de la cocaína que sale del continente sudamericano a lo largo de esta ruta. Aunque algunos vuelos clandestinos han sido reportados a lo largo de la costa del pacífico de Centro América, incluso algunos en espacio aéreo mexicano cerca de la frontera con Guatemala, y otros partiendo de Ecuador hacia varios puntos, lo cierto es que este modo de transporte es más usual en el caribe. La cocaína también es transportada a lo largo de Centroamérica vía terrestre.
En ese sentido, el reporte advierte cómo actualmente hay varios grupos criminales “de todos los tamaños, estructuras y objetivos” involucrados en el tráfico de cocaína que alguna vez estuvo controlado por unas pocas organizaciones. “Como resultado de la fragmentación del panorama criminal tras la desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016, ahora involucra a grupos criminales de todos los tamaños, estructuras y objetivos. Pero recientemente han surgido signos de consolidación de algunos de estos grupos”, señala.
“Los grupos criminales mexicanos y balcánicos se han acercado al centro de producción para obtener acceso a suministros y cantidades de cocaína al por mayor. Estos grupos extranjeros no pretenden tomar el control del territorio. En cambio, están tratando de hacer que las líneas de suministro sean más eficientes. Su presencia está ayudando a incentivar el cultivo de arbusto de coca y financiar todas las etapas de la cadena de suministro”, añade la UNODC.
En ese sentido, expone cómo en Colombia —el país donde se produce la mayor parte de cocaína que es traficada a lo largo del mundo— esta economía ilícita “es la base para las operaciones de una miríada de actores criminales, muchos de los cuales surgieron de un conflicto político armado de décadas”.
Y añade: “Este complejo conjunto de actores armados no estatales incluye a las disidencias de las FARC, insurgencias activas (por ejemplo, el Ejército de Liberación Nacional), grupos narcotraficantes (como el Clan del Golfo y Los Pachencas) y numerosos grupos criminales más pequeños que controlan la producción y el tráfico de cocaína en diversos grados en diferentes regiones del país”.
De igual forma, da cuenta de la existencia de una mínima presencia de agrupaciones criminales bolivianas y peruanas que rara vez son mencionadas. Indica que Perú no tiene una sola organización dominante pues el panorama delincuencial está bastante fragmentado y consiste principalmente en clanes familiares nacionales que tienen una fuerte presencia en las áreas de producción de cocaína, además de suministrarla a traficantes extranjeros, principalmente colombianos, mexicanos y últimamente brasileños. Mientras que fuentes oficiales en Bolivia también informan que no se tiene constancia de ninguna gran organización criminal.
En el caso brasileño, expone que a medida que Brasil ha ido ganando importancia como país de salida de la cocaína que llega a Europa y África, su situación criminal ha evolucionado. “El tráfico de drogas y otras actividades delictivas en los últimos 4-5 años se han concentrado cada vez más en las manos de tres grandes organizaciones —Comando Vermelho, Primeiro Comando da Capital y Família do Norte—, cada una de las cuales domina su territorio respectivo y lucha por el control del mercado ilícito en disputa”.
La UNODC expone, a su vez, cómo la realidad criminal mexicana también se está volviendo cada vez más compleja y fragmentada. Actualmente, señala, las autoridades de México han identificado nueve cárteles que incluyen aproximadamente a un total de 53 grupos, que a su vez constan de 65 células en todo México.
“Las rutas de contrabando a través de la frontera entre México y Estados Unidos suelen estar controladas por las células logísticas de una organización criminal. Una célula típica está dirigida por un coordinador de alto rango que tiene dos lugartenientes. La célula sólo facilita el transporte de la droga a través de la frontera o encarga a los traficantes independientes que permitan el paso. Por lo general, sólo se afilia a una organización criminal, pero puede cambiar de lealtad”.
Si bien, apunta el reporte, el tráfico de cocaína es sólo una parte de la economía criminal en la que se insertan las organizaciones criminales mexicanas, una de estas puede controlar hasta 7 mercados ilícitos y puede apoderarse de algunas economías lícitas, como la cadena de productos del mar.
En ese sentido refiere que organizaciones como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación mantienen una mayor presencia que las organizaciones criminales colombianas en tráfico de cocaína hacia Estados Unidos, con un control en los corredores por donde se trafica y en la frontera entre ambos países.
“Las organizaciones criminales mexicanas también controlan las rutas de transporte a lo largo de los Estados Unidos en cooperación con grupos criminales y pandillas callejeras estadounidenses, en quienes confían para la distribución a nivel minorista dentro de los EU. Mientras grupos criminales dominicanos transportan cocaína y otras drogas a través del corredor del Caribe, sus principales proveedores son las organizaciones criminales mexicanas”, dice la UNODC.
En Canadá, según el reporte, algunos observadores han notado un cambio en el panorama criminal que solía estar bajo el dominio de grupos de la mafia italiana, como la ‘Ndrangheta y la Cosa Nostra; bandas de motociclistas como los Hell Angels y pandillas urbanas situadas en determinadas ciudades.
Esto comenzó a cambiar a partir de 2013 cuando el control de estas actividades ilícitas pasó a manos del grupo Wolfpack, “una joven generación de criminales que viven en Canadá”. Esta organización criminal, según la misma información, ha facilitado el ingreso de los cárteles mexicanos al mercado canadiense. “En la actualidad, algunos emisarios mexicanos viajan o establecen su residencia en Canadá, y es probable que desempeñen un papel más directo en la importación de cocaína”, señala la UNODC.
En el caso de Europa, el reporte destaca cómo Europa occidental y central se han convertido, junto con otras regiones, en un mercado de consumo primario de cocaína. De hecho, refiere que los decomisos en esta región superaron a los de América del Norte por primera vez en 2019 y, a partir de 2020, representaron un poco más de la mitad de todas las incautaciones fuera de América del Sur, Central y El caribe. En cuanto a la cantidad de usuarios, se estima que Europa occidental y central representan alrededor del 21 por ciento de la cantidad estimada de usuarios globales a partir de 2020.
Para llevar la droga a Europa los grupos criminales siguen empleando contenedores, un método que les permite ocultar grandes cantidades de cocaína dentro de productos legítimos o dentro de la estructura del contenedor. Su destino son los puertos marítimos europeos, sobre todo Antwerp, en Bélgica; Rotterdam, en Países Bajos; Hamburgo, en Alemania; Gioia Tauro, en Italia; así como Valencia, Algeciras, Barcelona, y Las Palmas de Gran Canaria, en España.
“Según los datos presentados a la Organización Mundial de Aduanas por las autoridades de 13 países de Europa occidental y central con acceso al mar, durante 2020 las incautaciones de cocaína en los puertos marítimos de estos países ascendieron a 141 toneladas, lo que representa el 97 por ciento de las incautaciones totales notificadas por estos países, y el 73 por ciento de las incautaciones agregadas totales en los mismos, incluidas las internas”, dice el documento.
La UNODC dice que aunque los puntos de partida de estos envíos siguen concentrados en gran medida en América Latina, estos se han alejado de Colombia, y en cambio otros países de América del Sur como Ecuador y Paraguay, y de América Central, como Panamá y Costa Rica, están ganando importancia en el trasiego. “Brasil, Guyana y Surinam también representaron cantidades significativas en 2020-21, así como Chile y Perú en la costa del Pacífico”, menciona la agencia.