Según un reporte del Gobierno estatal citado por El Sur de Acapulco, hasta 2023, al menos 16 grupos delictivos operan a lo largo y ancho de los 85 municipios de Guerrero, entre ellos destaca la presencia de organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación, Los Tlacos y los Ardillos.
Ciudad de México, 25 de febrero (SinEmbargo).- El estado de Guerrero vive una de sus peores crisis de violencia de los últimos años producto de la disputa que mantienen diversos grupos rivales del crimen organizado en la entidad, dos de los cuales han llegado después de una masacre a una tregua.
Ataques armados, enfrentamientos entre delincuentes, amenazas y asesinatos de transportistas son algunas de las problemáticas que se registran a diario en el estado. El episodio de más violencia más reciente, ocurrió el 20 de febrero cuando al menos 12 personas fueron asesinadas en la localidad de Las Tunas, ubicada en la sierra de San Miguel Totolapan, colindante con Tlacotepec.
En un inicio se habló de 17 muertos. Un día más tarde la Fiscalía del estado dijo que se sólo se habían hallado cinco cuerpos. Finalmente, el Presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que había al menos 12 personas fallecidas. Las víctimas serían sicarios que presuntamente pertenecen al grupo de La Familia Michoacana y que habrían sido asesinados por integrantes del grupo criminal Los Tlacos. Ambas agrupaciones acordaron días después un cese al fuego para terminar los enfrentamientos por el control de los territorios, principalmente en la región Sierra.
Pero el ataque no fue un hecho aislado.
Un mes antes, el 27 de enero, un comando de la Familia Michoacana ejecutó y calcinó a cinco personas en ese mismo municipio. Días después, anunció una cacería contra Los Tlacos en San Miguel Totolapan y General Heliodoro Castillo.
En años recientes, ambos grupos criminales mantienen un fuerte enfrentamiento con el objetivo de adueñarse del territorio, sin embargo, no son las únicas asociaciones delictivas que hay en el estado.
Según un reporte del Gobierno estatal citado por El Sur de Acapulco, hasta 2023, al menos 16 grupos delictivos operan a lo largo y ancho de los 85 municipios de Guerrero, entre ellos destaca la presencia de organizaciones con presencia a nivel nacional como el Cártel Jalisco Nueva Generación.
El reporte da evidencia de la reconfiguración de las agrupaciones delictivas, las regiones en las que operan, el avance que han tenido y las alianzas que han hecho durante la administración de la Gobernadora Evelyn Salgado Pineda. Por ejemplo, La Familia Michoacana tiene presencia en Tierra Caliente, zona Norte y Costa Grande; Los Tlacos en la región Centro, zona Norte y la Montaña; y Los Ardillos operan en la región Centro, Montaña y Costa Chica.
En la zona Norte los territorios se los disputan Los Tlacos, La Bandera y La Familia Michoacana; Tierra Caliente está en pugna por La Familia, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Tequileros, aunque se sabe que es menor la zona de influencia de este último grupo.
Mientras que en la Costa Grande se reporta la presencia del CJNG, Los Granados, Los Arreola, Los Maldonado, Los Viagras –en el municipio de La Unión–, y la Familia Michoacana. En la región Centro están asentados Los Tlacos, Los Ardillos y Cárteles Unidos, entre éstos, un grupo que se fortaleció en esta nueva administración llamados Los Jaleacos, especialmente en 2022, con la pugna por el control de la venta de pollo en la capital.
En la Montaña se ubica la alianza LosTlacos-Los Rojos, así como a Los Ardillos; en la Costa Chica están reportados Los Ardillos con presencia especialmente en Ayutla y Tecoanapa, además de los grupos regionales de Los Carrillo y Los Añorve, así como la alianza entre Los Rusos y el Cártel de Caborca. En Acapulco se ubica principalmente a Los Rusos y al Cártel Independiente de Acapulco (Cida), quienes han ganado terreno al CJNG y al Cártel de Sinaloa, cuya presencia en 2023 ya no fue registrada en el mapa.
Destaca la presencia de Los Ardillos en Chilpancingo, Tixtla, Quechultenango, Mochitlán, Chilapa y parte de la Montaña Alta, así como en Ayutla y Tecoanapa, en Costa Chica. El principal negocio de este grupo es la siembra de amapola y la producción de heroína, así como el cobro de cuotas.
Sin embargo, Los Tlacos y los Ardillos, son dos grupos delictivos que sobresalen del resto debido a sus vínculos políticos a escala local y nacional lo que ha desatado una pelea por el control de las rutas de transporte de una treintena de municipios de la zona de la Montaña Baja. Ese último grupo fue el responsable de la toma de carreteras y de arterias principales de Chilpancingo en octubre de 2023.
Los Ardillos es un grupo criminal que se creó aproximadamente en el año 2000, su fundador fue Celso Ortega Rosas, alias “La Ardilla”, un expolicía rural y tres de sus siete hijos. En un inicio, la organización fungió como brazo armado del Cártel de los Beltrán Leyva. Sus actividades principales eran la extorsión y secuestro, después incursionaron en el narcomenudeo.
Por más de 20 años, Los Ardillos ha sido una de las principales organizaciones criminales generadoras de violencia en Guerrero, principalmente en los municipios de Quechualtengo, en donde su fundador cultivaba amapola, Chilapa, Zitlala y Joaquín Herrera, de acuerdo con diversos reportes que las autoridades correspondientes han hecho a lo largo de este tiempo.
Narcotráfico, secuestros y extorsiones son algunas de las actividades ligadas a este grupo criminal, que actualmente es liderado por Celso Ortega Jiménez, Antonio Ortega Jiménez y Jorge Iván Ortega Jiménez, tres de los hijos de Ortega Rosas tras el asesinato de éste en enero de 2011 a manos, presuntamente, de integrantes de “Los Rojos”, otro grupo rival de Los Ardillos.
Por su parte, Los Tlacos, es un grupo que surgió como policía comunitaria del municipio General Heliodoro Castillo, en Guerrero, en 2017, la cual estaba comandada por Onésimo Marquina Chapa, alias “El Necho” y Humberto Moreno Catalán, cuyo objetivo era el de combatir al crimen organizado de la zona, principalmente en Tlacotepec, cabecera municipal de Heliodoro Castillo, por ellos se autodenominaron Los Tlacos, de acuerdo con información de medios locales.
Actualmente esta organización delictiva tiene presencia en los municipios de Leonardo Bravo, algunas partes de Eduardo Neri, Iguala y ahora se disputa Chilpancingo. En donde se ha enfrentado a otros grupos criminales como “Los Rojos”, del que su líder Jesús Nava Romero, alias “El Rojo”, fue lugarteniente del cártel de los Beltrán Leyva, “Los tequileros”, y con células que quedan de la Familia Michoacana.
Investigaciones periodísticas señalan a Los Tlacos de ser los que controlan el precio de diversos productos, como las tortillas, en municipios como Iguala y Huitzuco de los Figueroa. Además, de que presuntamente han amenazado a periodistas e incluso a alcaldes del estado, que habrían apoyado a grupos que rivalizan con Los Tlacos.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) tan solo en enero se registraron 145 homicidios en la entidad, de los cuales 110 fueron dolosos. Además, se contabilizaron 288 lesiones, 226 de las fueron dolosas.
El Gobierno federal ha enviado a unos 29 mil efectivos del Ejército, la Armada y la Guardia Nacional (GN) a Guerrero para reforzar la seguridad; sin embargo, los despliegues han resultado insuficientes para contener la ola de violencia desatada por la lucha entre grupos delictivos y cárteles del narcotráfico por el control del territorio.
Ante el recrudecimiento de la violencia, los obispos de Guerrero pidieron el pasado 17 de febrero a quienes “han hecho del crimen un estilo de vida” que cesen en sus abusos contra de las personas, las familias, los pueblos y las ciudades.
El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González; los obispos de las Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández; de Altamirano, Joel Ocampo Gorrostieta; y de Tlapa, Dagoberto Sosa Arriaga, señalaron en un comunicado que no pueden guardar silencio ante la violencia, “porque como obispos estamos llamados a ser profetas y constructores de la justicia y de la paz, y defensores del derecho a la vida, de la dignidad humana y de los débiles”.
Días más tarde, los grupos delincuenciales La Familia Michoacana y Los Tlacos acordaron un cese al fuego para terminar los enfrentamientos por el control de los territorios, principalmente en la región Sierra.
El acuerdo se dio el 21 de febrero, cuando los jefes de los grupos Onésimo Marquina Chapa, “El Necho”, y los hermanos Johnny, “El Pez” y Alfredo, “El Fresa”, Hurtado Olascoaga, pactaron una tregua después de un año de enfrentamientos en los que según vecinos de las zonas, murieron más de 100 personas y hay un número indeterminado de desaparecidos, además de cientos de desplazados de sus comunidades.
Aunque no se sabe cuáles fueron los acuerdos, otra de las fuentes consultadas por El Sur, reveló que cada quien se va a ocupar de los territorios que tenía hasta antes de comenzar esta guerra.
– Con información de El Sur e InSight Crime