Los grupos de ultraderecha que señalan de “comunista” al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador no son espontáneos. Tienen sus antecedentes históricos en las organizaciones anticomunistas que datan desde el cardenismo, pero que han “despertado” ante un cierto avance de una agenda de derechos que contrasta con su ideología y/o religión.
Ciudad de México, 25 de febrero (SinEmbargo).– Con la llegada del primer Gobierno denominado de izquierda, los grupos de ultraderecha o anticomunistas —los cuales han existido al menos desde el cardenismo y la Segunda Guerra Mundial cuando simpatizaron con el nazismo— han salido de su madriguera, tanto a nivel local como nacional. Aunque estas agrupaciones han mutado, su oposición a la agenda de derechos LGBT, el aborto seguro u otros temas como la eutanasia o el consumo lúdico de la mariguana los ha mantenido vigentes.
Hervey Rivera y Gerardo Lozada, coautores del libro La derecha mexicana en el siglo XX (BUAP, 2017), dijeron a SinEmbargo que aunque parecía que estos grupos estaban “dormidos y fuera del radar”, con la llegada del Presidente Andrés Manuel López Obrador están “resurgiendo”. Los politólogos explicaron que si bien el actual Gobierno no es comunista ni de izquierda, sino nacionalista, “cualquier mínimo cambio es una afrenta para los conservadores”. Ambos señalan que aunque la Guerra Fría terminó en 1991, la llegada de esta nueva administración reforzó el discurso que “tenían guardado en el archivero”.
“El mayor triunfo de la ultraderecha mexicana, con antecedentes de grupos como los Tecos, el MURO y el Yunque, se presenció en el año 2000 con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia. Hoy en día, presionan al Gobierno para incidir en las decisiones políticas, sociales y económicas del país en la defensa del catolicismo generando misoginia, xenofobia y homofobia”, exponen ambos en el capítulo “La ultraderecha. Sus agrupaciones en la política mexicana” de su texto.
Estos grupos, explican, emergieron primero en 2016 cuando surgió el Frente Nacional por la Familia como respuesta a la iniciativa legislativa del Presidente Enrique Peña Nieto de reconocer los matrimonios entre el mismo sexo. Su camión naranja circuló por diferentes ciudades para dispersar su postura de la “familia natural” y única supuesta identidad: “los niños tienen pene y las niñas tienen vulva”.
Pero de 2018 a la fecha han tenido mayor presencia pública en marchas y caravanas “anticomunismo” a nivel nacional a la par que han escalado sus señalamientos contra la comunidad LGBT por leyes entorno al matrimonio y la identidad, además de que cuestionan el feminismo por su postura antiaborto.
De septiembre de 2020 a enero de 2021, una de estas agrupaciones, el Frente Nacional Ciudadano (FRENA), se plantó en casas de campaña frente a Palacio Nacional. Esta organización liderada por Gilberto Lozano —como se hacía en los años 70 contra la “ola roja”— advierte sobre etapas “para instalar el comunismo en México”, las cuales incluyen “equidad de género, desmistificar a religiones, introducir elementos que confundan con sectas esotéricas, y una agenda progresista como el ABORTO (sic), drogas, homosexualismo, relatividad de valores”.
El académico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) Hervey Rivera no descarta que se unan con grupos políticos contra el o la candidata presidencial de Morena de 2024, lo cual se verá más claro en los resultados de las elecciones intermedias de este verano.
“Ya no son virulentos ni están en secrecía como en los años 70, ahora han mutado. Son marginales, pero siguen estando en una amalgama de organizaciones relacionadas con la Iglesia y empresarios. Se han alineado a los nuevos tiempos. Se mueven en redes sociales, medios de comunicación, relaciones públicas y universidades”, planteó.
“Ahora está la alianza pragmática electoral sin ideología del PRI, PAN, PRD y la de Sí Por México, más de intereses empresariales. Con el argumento de no tener otros seis años con un gobierno ‘comunista’, es probable que las pasiones se despierten de nuevo”, vislumbró a tres años de la elección presidencial.
No obstante, el otro coautor del texto sobre la ultraderecha, Gerardo Lozada, dijo que como oposición la ultraderecha ha tenido “carencias, rupturas y peleas internas”, ya sea los grupos de este corte al interior del Partido Acción Nacional (PAN) o las agrupaciones como FRENA.
“El activismo político no lo han dejado de tener. Pero han tenido poco respaldo popular”, aseguró. “Se está viendo una reformulación política. Se mueven de todos lados, incluso desde Morena [como la exmorenista Lilly Téllez, abiertamente antiaborto]”.
LOS TECOS DE LA UAG
El grupo los Tecos, nombrado así porque sus integrantes parecían desvelados por las reuniones nocturnas, surgió en la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), fundada en 1935 en el marco de la Guerra Cristera y el cardenismo.
Aunque esta institución privada se dice “apolítica y aconfesional”, sus cofundadores Carlos Cuesta Gallardo, Ángel Leaño Álvarez del Castillo y Antonio Leaño Álvarez del Castillo “se opusieron a la educación socialista que pretendía imponer el Gobierno”, según publica la UAG.
A Cuesta Gallardo, la institución lo describe como un hombre rubio de ojos azules, quien era “simpatizante del nazismo”, de acuerdo con el libro La derecha mexicana en el siglo XX. La Universidad Iberoamericana, documenta el libro, creó un grupo de investigación denominado “Alianza Estudiantil Prometeo” que dio a conocer que en la década de 1940 Cuesta Gallardo se trasladó hasta la Alemania Nazi para establecer contacto con el nacional-socialismo alemán.
Después de la derrota de la Alemania nazi en 1944-45, los Tecos perduraron operando desde la UAG con un activismo en instituciones públicas y privadas, y ejerciendo violencia desde amedrentar opositores hasta su exterminio, expone la publicación de la BUAP.
En el marco de la Guerra Fría, periodo caracterizado por la tensión entre dos modos de producción social opuestos, esta organización del occidente contaba con el desaparecido periódico Ocho columnas y tuvo apoyo de la Agencia Central de Investigación (CIA) bajo el programa “Alianza para el progreso” (1961-1970), creado durante la Presidencia de John F. Kennedy, el cual brindaba apoyo estadounidense hacia sociedades secretas de ultraderecha en el país.
En septiembre de 1973, los Tecos celebraron con “estruendosa fiesta el asesinato de Salvador Allende y el ascenso del régimen militar en Chile”, reportó el periodista mexicano Manuel Buendía en El Día.
Y aunque desde la década de los 60 se separó de otros grupos de ultraderecha, el periodista Álvaro Delgado, autor del libro sobre el grupo de ultraderecha El Yunque (2003), ha identificado a miembros recientes.
Uno de ellos, el Ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia (SCJN), Sergio Salvador Aguirre Anguiano, fue uno de los miembros fundadores de México Libre, de acuerdo con el mismo expresidente Felipe Calderón Hinojosa, quien tuiteó sobre su reciente fallecimiento en junio pasado.
Otra integrante del clan, documenta el periodista que ha investigado las derechas en México, es la exdirectora de la Lotería Nacional, María Esther de Jesús Scherman Leaño. El 3 marzo de 2015 la política tapatía dedicó el sorteo a la UAG por sus 80 años de fundación. Dos días después, dejó el cargo para ser Diputada plurinominal priista.
Dos años antes, en diciembre de 2013, los entonces jóvenes panistas Juan Barrera Espinosa, Diego Armando Duarte Flores y Sebastián Sánchez Armas —egresados de la Universidad Autónoma de Guadalajara— formaron el Movimiento Nacionalista Mexicano del Trabajo, basado en la ideología nazi. La dirigencia del Partido Acción Nacional en Jalisco y la dirigencia nacional de Acción Juvenil se deslindaron del grupo.
Barrera Espinosa dejó el cargo de consejero estudiantil en el blanquiazul por el escándalo mediático y, reveló en entrevista con VICE en 2015, que se pasó al Partido Encuentro Social, partido conservador de evangelistas que fue aliado de Morena en 2018 y que luego de perder su registro volvió en 2020 como Partido Encuentro Solidario. Por su parte, Diego Duarte Flores mantiene hasta la fecha en Facebook las fotos del encuentro y su foto de perfil de 2018 sugiere que es miembro de las Fuerzas Armadas.
“Para empezar no es de Hitler, es corte militar alemán. Pero sí, es tributo”, respondió el 11 de enero de 2014 a un comentario sobre su corte de cabello.
La investigadora de la Universidad de Guadalajara, Guadalupe Moreno González, señala en su artículo “El anticomunismo en Jalisco” que en los años 70 las prácticas del anticomunismo no sólo se limitaron a lo ideológico, sino que también al espionaje, la infiltración, así como el entrenamiento militar entre sus integrantes.
Duarte Flores, quien comparte en su perfil fotos de Hitler y de él más joven saludando como en la Alemania Nazi, es egresado del Pentatlón Jalisco. Esta organización, ubicada frente a las instalaciones de la UAG, da instrucción militarizada a alumnos de la institución privada.
El Pentatlón Jalisco comparte en su página de Facebook fotos de armas, insignias del nazismo y de exmiembros como Raymundo Guerrero Guerrero, actor clave de la Confederación Anticomunista Latinoamericana (CAL) y de la Federación Mexicana Anticomunista de Occidente (FEMACO).
La historiadora del Instituto Luis Mora, Mónica Naymich López Macedonio, analizó en el texto “Los Tecos de la UAG y el gobierno de Chiang Kai-Shek a principios de los años setenta” que este grupo logró incorporarse al movimiento anticomunista a nivel internacional. A principios de los años 70, sus miembros establecieron una colaboración conjunta con el Gobierno de Taiwán entonces encabezado por Chiang Kai-Shek, el enemigo de Mao Tse-Tung y de la República Popular China.
EL YUNQUE
La Organización Nacional del Yunque tiene como lema “Estad firme como yunque golpeado”, frase atribuida a San Ignacio de Loyola mientras era martirizado. Su objetivo es la “instauración del reino de Dios en la Tierra”, de acuerdo con el testimonio de uno de sus miembros, Luis Eduardo Paredes Moctezuma, también integrante del Frente Universitario Comunista (FUA) y Presidente municipal de Puebla (2002-2005).
A Ramón Plata Moreno se le reconoce como su fundador en la década de los años 50 y mártir desde su asesinato en 1979. Surgió para combatir al comunismo, a los masones, a los judíos y, en general, a la izquierda internacional. Aunque surgió en Puebla se observa una presencia importante en la zona del Bajío.
“Siguen vigentes. Pero libros como el de Álvaro Delgado o el de uno de sus integrantes, Luis Paredes, los delató y significó un duro golpe para ellos”, dijo el politólogo de la BUAP, Hervey Rivera. “Se han transformado en una organización no tan ideológica. Ya no es como en los 70 que estaban dispuestos a dar su vida por combatir el comunismo. Se volvió más pragmático. El morenovallismo los conocía muy bien, pero los supo mantener a raya”.
En una reciente entrevista en Diálogos por la Democracia, el periodista Álvaro Delgado, autor de El Yunque (2003), identificó a algunos panistas como miembros activos: el exjefe de Oficina de la Presidencia de Vicente Fox, Ramón Muñoz Gutiérrez; el Secretario general del PAN, Héctor Larios; el panista Luis Felipe Bravo Mena; y el expanista Manuel Espino, actual Comisionado del Servicio de Protección Federal.
En su columna de El Heraldo de México, el periodista Álvaro Delgado también ha señalado como miembro del yunque al guanajuatense Juan Carlos Romero Hicks, coordinador de los diputados federales del PAN, y al Diputado panista Marco Adame, vicepresidente de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA).
EL MURO
El Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO) es recordado como un grupo estudiantil de choque católico emanado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Los muristas, simpatizantes del Presidente Gustavo Díaz Ordaz, celebraron la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968.
Pero, documenta el libro La derecha mexicana en el siglo XX, se enfrentaron con la Presidencia de Luis Echeverría Álvarez y tuvieron choques de intereses con otros grupos de ultraderecha que mostraron fraccionalismo y oposición. Esto pudo ser el origen de su supuesta desaparición.
“El MURO operó como una sociedad secreta que contó con una red muy grande de personajes en universidades y en diversos sectores de la sociedad, la cual tuvo como finalidad infiltrarse en instituciones educativas de toda índole, organizaciones, instituciones y puestos públicos para tener el control y expandir los valores católicos”, dice el libro publicado por la BUAP. “La lucha contra el comunismo universitario también llegó hasta Morelia, Celaya y Monterrey con más manifestaciones violentas al final de los años sesenta”.
Cuando grupos internos de ideología de izquierda conmemoraron la Revolución Cubana en la UNAM, fueron agredidos por los estudiantes de Economía Luis Felipe Macías y Guillermo Vélez Pelayo, quienes fueron expulsados y confesaron ser apoyados por el empresario ultraderechista Hugo Salinas Price y por Agustín Narro Vázquez, director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales; así como por personajes que habían participado en la Guerra Cristera como René Capistrán Garza.
Sin embargo, la presión de este grupo al rector Ignacio Chávez logró su reincorporación en la universidad, lo que impulsó al MURO a nivel nacional e internacional. La organización tuvo vínculos con otros grupos de ultraderecha como el Frente Universitario Anticomunista, fundado en 1955 por Ramón Plata Moreno en Puebla. También se conoció su cercanía con grupos como la Guardia Unificadora Iberoamericana (GUIA), el Partido Nacional Mexicano, los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) y la Unión Nacional de Padres de Familia.