Activistas y miembros del Centro de Investigación en Sistema de Salud del Instituto Nacional de Salud Pública celebraron que el impuesto a las bebidas azucaradas, aplicado desde 2014, logró reducir su consumo. Sin embargo, cuestionaron que a la fecha no se transparente el destino de los recursos recaudados a través de este gravamen. Destacaron que el dinero debe ir a parar a otras estrategias para combatir la obesidad y la diabetes en el país, por ejemplo, en la implementación de bebederos públicos, regulación de la publicidad dirigida a niños, etiquetado frontal, lineamientos en las escuelas, orientación alimentaria y atención primaria.
Ciudad de México, 25 de febrero (SinEmbargo).- El impuesto al refresco ha logrado disminuir su consumo en México, así lo reveló un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y la Universidad de Carolina del Norte. Sin embargo, especialistas y activistas abrieron una interrogante: ¿Qué está haciendo el Gobierno mexicano con los recursos obtenidos del gravamen? No se sabe.
Arantxa Colchero Aragonés, profesora en el Centro de Investigación en Sistema de Salud del INSP, cuestionó, en entrevista con SinEmbargo, cuál ha sido el destino de los recursos obtenidos a través de este gravamen.
“En México no se pueden etiquetar los impuestos, entonces no sabemos a dónde han ido. Creo que es una pregunta muy importante para el Gobierno federal para que diga a dónde han ido los recursos”, criticó.
Alejandro Calvillo Unna, director de El Poder del Consumidor (EPC), destacó que los resultados de la investigación confirman los beneficios que trae el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas azucaradas. Sin embargo, hizo un llamado a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y al Congreso de la Unión para que se transparente el destino del capital generado por el impuestos.
“Hacienda y el Congreso deben etiquetar los impuestos. Deben designar una cantidad similar a lo recaudado, al menos de lo que queda en la Federación, para la prevención [de la obesidad y la diabetes] y el acceso al agua”. El activista explicó que el 70 por ciento de los recursos se distribuyen entre los estados y el 30 por ciento queda en manos de la Federación.
Por su parte, Juan Rivera Dommarco, Director del INSP, destacó que aunque el estudio muestra que el impuesto está funcionando, éste es sólo uno de los componentes de la Estrategia Nacional para la Prevención y Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes. En este sentido, urgió a que se lleven a cabo otras acciones para la prevención de las enfermedades mencionadas:
“Los otros componentes de la estrategia: regulación de la publicidad dirigida a niños, etiquetado frontal, lineamientos en las escuelas, orientación alimentaria y atención primaria, en su conjunto, pueden tener un impacto notablemente mayor en la prevención de la obesidad, la diabetes y otras enfermedades crónicas”, precisó.
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BAJÓ 9.7% EL CONSUMO DE REFRESCOS
Hace tres meses el Gobierno federal, en un hecho histórico, alertó que México vive una epidemia de obesidad y diabetes. Pero, como han criticado organizaciones de la sociedad civil, no anunció medidas para mitigar la problemática.
La Alianza por la Salud Alimentaria, compuesta por más de 30 organizaciones no gubernamentales, ha alertado en diversas ocasiones sobre la “evidente relación” que existe entre el consumo de refrescos y las enfermedades no transmisibles como la obesidad y la diabetes.
De acuerdo con el doctor Rivera Dommarco, tras el implemento del gravamen en 2014, el consumo de agua embotellada creció 2.1 por ciento, es decir, 6.6 litros per cápita por año entre los mexicanos.
Los resultados del análisis “Evidencia de una respuesta sostenida de los consumidores dos años después de la implementación de un impuesto a bebidas azucaradas en México” revelan que las compras de las bebidas azucaradas se redujeron en un 9.7 por ciento en 2015 y 5.5 por ciento en 2014, luego de que se aplicara el gravamen de un peso por litro. Estas cifras significan que en promedio se consumieron 5.1 litros per cápita menos por año en México.
El estudio arrojó que los hogares de menor nivel socioeconómico, para quienes los costos de servicios de salud representan una mayor carga, fueron los que más redujeron las compras de dichas bebidas.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud 2012, más del 70 por ciento de la población nacional presentaba obesidad o sobrepeso.
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¿CÓMO DISMINUIR LAS CIFRAS DE OBESIDAD Y DIABETES?
Alejandro Calvillo recordó que para mitigar los problemas de obesidad y diabetes, el impuesto debe ir acompañado de una política integral en la que se incluyan los siguientes puntos:
• Aumentar a 2 pesos por litro el impuesto, tal como lo ha recomendado la Organización Mundial de la Salud (OMS), y destinar los recursos para que los mexicanos cuenten con acceso a agua purificada en las escuelas, espacios públicos y en las comunidades más pobres del país. Diversas organizaciones han destacado que ofrecer una alternativa al consumo de los refrescos se ha convertido en un medio de hidratación para muchas personas de escasos recursos.
• Programas y campañas públicas efectivas de orientación para revalorizar el consumo de maíz, frijol, calabaza, amaranto, nopal y otros alimentos que forman parte de la dieta tradicional.
• Generar una política agrícola que garantice el acceso, abasto y disponibilidad de alimentos saludables.
• Subsidiar programas sociales que ayuden a que sea más accesible tener en la mesa alimentos frescos.
• Reforzar los programas de desayunos escolares y de comedores populares de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
• Garantizar un etiquetado adecuado y fácil de entender en los productos, ya que el actual “es una amenaza a la salud, viola el derecho a la información y promueve el consumo de altas cantidades de azúcar”.
• Y una regulación efectiva en publicidad dirigida al público infantil. Actualmente no se regulan los horarios de televisión más vistos por los menores ni las herramientas de enganche, como el uso de personajes de caricaturas, tazos y juguetes.
Finalmente el activista exigió: “El impuesto tiene que ir acompañado de toda la demás política que está señalada en la Estrategia Nacional para la Prevención y el control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, pero que está coptada en gran parte por la industria, como pasa con el etiquetado y la regulación de la publicidad”.