#DatosCerrados | En 2016, el Palacio de Kensington decidió hacer pública la lista de regalos que la princesa Charlotte Elizabeth Diana de Inglaterra había recibido en su primer año de vida y ahí apareció una sonaja de plata dada por el Presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera. La sonaja fue calificada como “extravagante”.
Acá, en México, de la sonaja de la princesa Charlotte se desconoce quién la fabricó, cuánto costó, si el Presidente la pagó de su bolsillo o la cargó al erario y por qué se tomó la decisión de obsequiarla. La factura de la compra –ni ningún otro papel que la avale- no fue archivada en Los Pinos como tampoco fue registrada la erogación.
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Ciudad de México, 24 de diciembre (SinEmbargo).- La lista mencionaba “los regalos más extravagantes” que la princesa Charlotte Elizabeth Diana de Inglaterra había recibido en su año de existencia. El Palacio de Kensington decidió hacerla pública en un ejercicio de transparencia ante los medios informativos del Reino Unido, y el diario Telegraph la publicó con hincapiés en ciertos detalles. Una particularidad en esa lista era que sólo cuatro Presidentes del mundo habían obsequiado a la más pequeña de la monarquía británica: Barak Obama, entonces Presidente de Estados Unidos; Xi Jinping de China; Reuven Rivlin de Israel y… Enrique Peña Nieto de México.
Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera Hurtado le dieron a la princesa una sonaja de plata, cuyo paradero hoy es desconocido. A la vez que El Palacio de Kensington comunicó que consideraba al juguete “extravagante”, informó “Los duques están increíblemente agradecidos. Ellos han recibido una serie de regalos en su casa, algunos de los cuales se almacenaron en su hogar, y otros fueron donados a organizaciones que podrían hacer buen uso de ellos”.
Acá, en México, de la sonaja de la princesa Charlotte se desconoce quién la fabricó, cuánto costó, si el Presidente la pagó de su bolsillo o la cargó al erario y por qué se tomó la decisión de obsequiarla. La factura de compra o el recibo de pago no fue guardada en Los Pinos como tampoco fue registrada la erogación.
De acuerdo con el acta OPR CT 9S0 2017 en el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), la Presidencia de la República recibió una solicitud de información en la que se pedía la factura, el recibo de compra o incluso el “voucher” con que fue pagada la sonaja. El requerimiento se turnó a la Secretaría Particular del Presidente, la Dirección General de Recursos Materiales y Servicios Generales, así como a la Dirección General de Finanzas y Presupuesto. En las tres instancias se buscó en archivos físicos y electrónicos, pero en ninguna se encontró algún papel que avalara la compra del juguete. Así, Los Pinos declaró el costo del regalo para Charlotte como “inexistente”; es decir, que no quedó en sus archivos.
En la misma sesión, el Comité de Información de la Presidencia analizó una petición de la lista de regalos y su costo que entre 2012 y 2017 dieron Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera Hurtado. Aceptó brindar la lista de obsequios, pero sus valores también los declaró “inexistentes”; es decir, sin registro en sus archivos.
La falta del registro de la sonaja de plata para la princesa Charlotte no se trata de un acto ilegal. Hasta el momento, el marco jurídico de la Transparencia nacional no obliga a ninguna instancia a hacer registro de los presentes que los funcionarios públicos brindan ya sea a sus homólogos o a otras personalidades del mundo. Así, el Presidente puede ser generoso o austero. Regalar o no de su bolsillo o con cargo al erario. De cualquier forma, los ciudadanos no lo sabrán.
Con vigor desde el pasado 18 de julio, la nueva Ley General de Responsabilidades Administrativas, parte esencial del Sistema Nacional Anticorrupción, prohibió que los funcionarios públicos, desde un Director de Área hasta el Presidente de la República, reciban regalos; pero no prohibió darlos. Hasta ese momento, estaba permitido que un funcionario recibiera obsequios siempre que no excedieran el valor de diez veces el salario mínimo.
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Sin que de ello queden registros oficiales, una de las características demostradas del Presidente Enrique Peña Nieto en cinco años de Gobierno es dar regalos caros. En febrero de 2014, cuando su aceptación aún no caía en picada – como ocurrió a partir de la tragedia de Ayotzinapa -, el entonces canciller de Chile, Alfredo Moreno, dejó al descubierto el gusto del Primer Mandatario por obsequiar caro.
En la Cumbre de la Alianza del Pacífico, celebrada en Cartagena, Colombia, Moreno contó al diario chileno El Mercurio que el Mandatario mexicano le obsequió una fina caja de madera que contenía una docena de calcetines bordados con la leyenda “Canciller estrella de la Alianza del Pacífico”.
Moreno dijo a la publicación que siempre le llamó la atención que los ministros mexicanos usaran calcetines especiales con las siglas de los ministerios correspondientes bordadas en letras grandes.
Un año después, el Presidente fue a Reino Unido. Allá, de acuerdo con la crónica del periodista Jonhattan Pardiñas de Radio Fórmula, la Presidencia admitió que se gastó 449 mil 902 pesos en obsequios. La Reina Isabel recibió una moneda de plata de los Escudos de Armas del Reino Unido con peso de un kilogramo, valuada en 84 mil 569 pesos. Al Príncipe Carlos le correspondió una moneda de plata de Frida y Diego de la Casa de Moneda de México con un peso de un kilogramo con precio de 21 mil pesos y para el primer ministro David Cameron una moneda de plata de Bellas Artes de un kilogramo con valor de 21 mil 796 pesos.
Esa vez, Peña Nieto llevó obsequios para otros funcionarios del Reino Unido. Cuatro cajas de plata personalizadas con escudo de 15 mil 180 pesos cada una, 14 árboles de la vida en plata con valor de 7 mil 451 cada una, siete árboles de la vida en plata de 11 mil 39 cada uno, así como tres cajas de plata con escudo de 13 mil 939 cada una.
Además, de siete monedas de plata “Calendario Azteca” 5 onzas con un valor de 3 mil 500 pesos y una lupa y abrecartas de plata con Árbol de la vida de 13 mil 913 pesos.