#Anuario2013 | Candidata el Nobel de la Paz, quiere gobernar Pakistán y habla por los que no tienen voz…así es Malala

24/12/2013 - 12:00 am

Por Can Merey y Michael Donhauser

Malala Yousafzai. Foto: EFE
Malala Yousafzai, con 16 años de edad, es un ícono para las mujeres y niñas. Foto: EFE

Londres/Islamabad, 24 dic (dpa).–  Cuando se la ve junto a su hermano y sus padres haciendo picnic en los parques de Birmingham, Malala Yousafzai parece una joven más. Pero a sus 16 años, a la paquistaní no se la puede comparar con los adolescentes de su edad. Desde que el año pasado sobrevivió a los disparos de los talibanes, se convirtió en un ícono y 2013 ha marcado su ascenso al escenario mundial.

Malala habló ante las Naciones Unidas, acumuló galardones internacionales y era incluso uno de los nombres favoritos para el premio Nobel de la Paz, además de haber visitado a Barack Obama en la Casa Blanca y a la reina Isabel II en Buckingham Palast.

La inteligente joven, que parece tan madura y adulta, dio entrevistas en medio mundo y se enfrenta a los talibanes, quiere llegar a gobernar Pakistán. Su modelo a seguir es la que fuera Primera ministra Benazir Bhutto, asesinada en 2007. “No hablo por mí, sino para hacer que sean escuchados quienes no tienen voz”. Cuando se escucha a Malala pronunciar frases como esta es difícil no tomarse en serio su ambición.

Malala procede del valle del Swat, que durante mucho tiempo estuvo en manos de los talibanes, que no permiten que las mujeres reciban educación. El padre de Malala, Ziauddin, director de una escuela en el Swat, la envió a clase a pesar de todo. Y ella no perdió el tiempo.

“Tenía un don”, la recuerda su profesor de inglés, Fazal Jaliq. “Conozco a Malala desde que era una niña”, dice sobre la joven, a la que describe como “muy sobresaliente, muy valiente”.

Malala ya era conocida a sus tan sólo 11 años. Utilizando un pseudónimo, elaboró un diario en urdu para el canal BBC en el que relataba la vida bajo la estricta ley de la sharia, hablaba de la guerra y de los asesinatos en sus amadas montañas del valle del Swat.

Malala no reveló su verdadera identidad hasta que los talibanes fueron oficialmente expulsados de la zona. Los insurgentes se sintieron tan provocados que el 9 de octubre de 2012 atacaron el autobús escolar en el que viajaba. “¿Quién es Malala?”, cuentan que preguntó el atacante. Y entonces le disparó en la cabeza.

Foto: EFE
Después del balazo que recibió en la cabeza, Malala se recuperó y continuó su lucha. Foto: EFE

Fue el inicio de una odisea de varias operaciones de urgencia, hasta que la joven despertó en Birmingham (Reino Unido), en una cama del hospital Queen Elizabeth. A pesar de todo, Malala tuvo suerte: la bala atravesó el cráneo pero no hirió el cerebro. Los médicos lograron salvarla, aunque en su cara todavía se ven cicatrices y tiene dañado el oído. Pero Malala ha luchado, y sigue haciéndolo.

Representa su causa en Europa, pero también en Pakistán, a donde espera poder regresar pronto. En la escuela de su padre, en la capital del distrito Mingora, una enorme placa la homenajea. Allí también da clases de biología a los chicos un primo de Malala, Fakhrul Hassan.

“Estamos orgullosos de ella”, dice Fakhrul, aunque también sabe que Malala todavía tiene muchos enemigos en Pakistán. “Son gente inculta”, afirma el maestro de 30 años. Pero también hay envidiosos que no ven con buenos ojos la repentina fama de Malala. Y también están los fanáticos religiosos, que rechazan a la joven, y los talibanes, que siguen amenazándola.

Aun así, su padre aseguró que la familia quiere intentar volver a su patria en un año.

“Su regreso no sería posible ahora”, asegura otro de los primos de Malala, Mehmud Hassan, hermano de Fakhrul. Aunque la seguridad mejorara en el valle del Swat, Malala sigue corriendo el peligro de ser atacada, afirma Mehmud, que trabaja como gestor en la misma escuela que su hermano y su tío y para quien la joven es “como una hermana”. “Su lucha es grandiosa”, agrega.

¿Y no se sintieron decepcionados después de que Malala no recibiera el premio Nobel de la Paz? “Para nosotros no hay diferencia”, dice rotundo. “Es nuestra Premio Nobel”.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas