El pasado 22 de noviembre, la Corte Suprema de Estados Unidos allanó el camino para la entrega de las declaraciones de impuestos del expresidente Donald Trump a una comisión del Congreso, tras una pugna legal de tres años.
Por Jill Colvin
NUEVA YORK (AP).— Luego de que salió de la Casa Blanca tras ser derrotado electoralmente el año pasado, Donald Trump ha coqueteado con la perspectiva de postularse a una tercera campaña por la Presidencia. Pero en la semana desde que declaró su candidatura oficialmente, el exmandatario ha mantenido una actitud discreta, algo inusual en él.
No ha habido un arranque masivo de su campaña en un estadio, algo notable para alguien que ha hecho de esos eventos una característica de su vida pública. Su cuenta en Twitter recién rehabilitada, que ayudó a impulsar su ascenso político hace casi una década, permanece en silencio ante sus más de 87 millones de seguidores.
No ha anunciado planes para visitar los estados cruciales donde se llevan a cabo votaciones adelantadas que darán forma a la contienda por la nominación republicana, ni ha ofrecido una serie de entrevistas de gran resonancia. De hecho, desde que pronunció el discurso en el que hizo su anuncio, Trump no ha llevado a cabo ningún evento público.
“El hecho de que no tenga un calendario hace que uno se pregunte si realmente se está postulando o si esto es sólo una oportunidad para desarrollar negocios o algo para distraer de la actividad del Departamento de Justicia”, dijo el veterano estratega republicano Scott Reed, refiriéndose a las investigaciones de ese departamento en torno a la manera en que Trump manejó documentos secretos y sus intentos por revocar los resultados de los comicios de 2020, que se prevé se intensifiquen en las próximas semanas.
Trump nunca había ejercido un cargo público antes de ser elegido Presidente en 2016, ni ha valorado nunca la cadencia ni la organización que suelen tener las campañas tradicionales. Y varios asesores hicieron notar que el exmandatario, que hizo su anuncio en una fecha inusualmente anticipada y una semana antes del feriado del Día de Acción de Gracias, no quiere quitarle atención a la segunda vuelta electoral por el escaño de Georgia en el Senado, la cual se llevará a cabo el 6 de diciembre, con la cual concluirán las elecciones intermedias de este año. Los asesores, que insistieron en guardar al anonimato para poder hablar sobre estrategias de campaña, dijeron que Trump acelerará pronto sus actividades electorales.
Pero el arranque discreto de la campaña refleja la naturaleza apresurada y caótica de su anuncio, efectuada mientras los votos de los comicios de mitad de periodo aún estaban siendo contados e incluso luego de que algunos de sus asesores y aliados más cercanos lo habían exhortado a que postergara su anuncio hasta que concluyera la segunda vuelta de Georgia. También llega en un momento de especial vulnerabilidad política para Trump.
El expresidente ha pasado sus años posteriores a la Casa Blanca posicionándose como el líder indiscutible del Partido Republicano, pero ahora enfrenta acaloradas críticas dentro del partido por contribuir a un desempeño decepcionante en los comicios intermedios de este mes. Y otros republicanos están coqueteando abiertamente con sus propias postulaciones a la Presidencia, dejando en claro que no se harán a un lado para que Trump sea nominado.
Mientras tanto, la presión jurídica sobre el expresidente está intensificándose. El Procurador General Merrick Garland nombró a un Fiscal Especial la semana pasada para que supervise la investigación del Departamento de Justicia de documentos secretos recuperados del club Mar-a-Lago de Trump en Palm Beach, Florida, así como aspectos clave de una pesquisa por separado que involucra la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio federal y los intentos por revocar los resultados de los comicios de 2020. Y el martes, la Corte Suprema dio su visto bueno a la inminente entrega de las declaraciones fiscales de Trump a una comisión legislativa tras una disputa jurídica de tres años.
De todas formas, Trump inicia la contienda con una ventaja obvia. El exmandatario había estado actuando como un candidato de facto desde hace meses, y desde hace tiempo tenía montada una operación política. Luego de dos campañas por la Presidencia y cuatro años en el puesto, también tiene antiguas relaciones con líderes estatales y locales del partido, incluyendo muchos que le siguen siendo leales.
Mientras tanto, Trump ha estado presentándose en una serie de eventos privados. La semana pasada fue anfitrión del evento “Gala and Experience” del America First Policy Institute en Mar-a-Lago, que incluyó sesiones de políticas, un concierto el jueves por la noche con el astro country Lee Greenwood, un torneo de golf y una gala de etiqueta el viernes por la noche, en la que Trump hizo declaraciones y criticó la decisión de Garland de nombrar a un Fiscal Especial.
Trump también se presentó vía video en un Congreso Conservador de Acción Política en México y respondió preguntas en vivo a través de video en la reunión anual sobre liderazgo de la Coalición Judía Republicana en Las Vegas, donde una larga lista de otros posibles aspirantes a la nominación para el 2024, que se presentaron en persona, cortejaron a los donantes. Algunos argumentaron que ya es hora de dejar atrás la era de Trump.
“Como ustedes saben, nuestro país está sumido en problemas muy, muy graves… está en grandes problemas, puedo asegurárselos”, declaró Trump.
El exmandatario también ha respaldado a muchos políticos, incluidos aliados suyos en el Congreso como los representantes Marjorie Taylor Greene, Paul Gosar, Ronny Jackson y Elise Stefanik, así como al Procurador General de Texas, Ken Paxton, y a Kari Lake, candidata a la Gobernación de Arizona que no fue elegida.
Y su equipo de campaña, al que aún le falta cubrir una larga lista de vacantes en altos puestos, ha estado trabajando para contratar personal y desarrollar los aspectos esenciales de una organización moderna de campaña, incluyendo integrar bases de datos y listas de donantes, y negociar con proveedores.
El arranque ahora contrasta marcadamente con junio de 2015, cuando Trump lanzó su campaña ganadora por la Casa Blanca en la Torre Trump con un discurso que generó gran atención en los medios, en el que hacía afirmaciones impactantes y proclamaciones en tono de burla.
“Cuando México envía a su gente, no envía a los mejores”, declaró Trump en ese entonces. “Traen consigo drogas, traen delincuencia, son violadores y algunos, supongo, son buenas personas”.
Al día siguiente, Trump se dirigió a Manchester, Nueva Hampshire —a la larga ganó las primarias republicanas en ese estado_, y posteriormente efectuó mítines en Arizona, Carolina del Sur y Iowa.
El enfoque de Trump también contrasta con el de muchos de sus rivales potenciales, que han pasado los últimos meses visitando frecuentemente los estados donde hay votaciones anticipadas e intentando destacar con presentaciones en los medios de comunicación.
Por ejemplo, el exvicepresidente Mike Pence ha concedido más de 40 entrevistas y ha estado promocionando su nuevo libro.
Dan Eberhart, exdonante de campaña de Trump que dijo que le gustaría que el Gobernador de Florida Ron DeSantis sea el nominado, declaró la semana pasada que ha “confirmado algunas cosas que sospechábamos desde el principio”.
“Ahora sabemos que muchos candidatos planean postularse a la nominación. En este momento, nadie parece listo para conceder la nominación a Trump ni a DeSantis”, declaró Eberhart. “También sabemos que muchas personas en el partido están listas para seguir adelante sin Trump. Actualmente DeSantis parece ser su heredero. Tendremos que ver si puede mantenerse en esa posición, pero no veo a muchos posibles candidatos que puedan ser un reto para él, más allá de Trump mismo”.