"Autorizo a todos los gobernadores y alcaldes. Gasten el dinero. Lo devolveré algún día", dijo el Presidente Rodrigo Duterte a las autoridades locales de Filipinas para que estos promuevan la vacunación contra la COVID-19.
Bangkok, 24 nov (EFE).- El Presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, se ha propuesto vacunar contra la COVID-19 a 15 millones de personas en tres días, para lo que ha requerido la colaboración del Ejército y la Policía y ha pedido a los gobernantes locales que repartan comida gratis a los vacunados si es necesario para convencer a la población.
En un discurso transmitido en la noche del martes desde el palacio presidencial de Malacañang, en Manila, Duterte pidió a los funcionarios que usen "todos los recursos necesarios, especialmente los recursos humanos" para estos días nacionales de vacunación entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre.
"Autorizo a todos los gobernadores y alcaldes. Gasten el dinero. Lo devolveré algún día", dijo el Presidente, que incluyó entre sus recomendaciones para persuadir a las personas más reticentes a las vacunas el reparto de comida gratuita.
Esta operación sin precedentes en el país requerirá la participación de 160 mil voluntarios para multiplicar por siete el ritmo de vacunación habitual, que apenas llega a las 700 mil dosis diarias, y llevar las dosis a zonas remotas del archipiélago.
Filipinas ha recibido su primer lote de #Vacunas contra la #COVID19 financiado por el @BancoMundial.
Vilma Campos es una de las beneficiarias y ya ha recibido una vacuna. La vida para ella y su familia ahora "está mejorando lentamente". Conoce su historia: pic.twitter.com/xAERyB6KIU
— Banco Mundial (@BancoMundial) November 23, 2021
Duterte también afirmó que aquellos que no quieran ser vacunados no deberían tener acceso a restaurantes y hoteles "porque son un peligro para la salud pública".
Con una población de más de 100 millones de habitantes, hasta el momento 33.5 millones de filipinos han recibido la pauta completa de vacunación, incluidos tres millones de menores de entre 12 y 17 años.
Muchos filipinos son reticentes a vacunarse después de la controversia suscitada en 2016 con una vacuna contra el dengue promovida por el Gobierno entre la población infantil y de la que después se descubrió que aumentaba el riesgo de síntomas severos en pacientes que no hubieran sufrido la enfermedad en el pasado.
Tras mantener en Manila uno de los confinamientos más largos y estrictos del mundo, las autoridades han relajado casi todas sus restricciones en los últimos meses ante la bajada del número de casos.
Filipinas es el segundo país más afectado por la COVID-19 en el Sudeste Asiático, después de Indonesia, con 2.8 millones de personas contagiadas, de las cuales más de 47 mil fallecieron por el coronavirus.