“Nunca hubo un balotaje tan reñido”, dijo a la prensa José Arocena, Presidente de la Corte Electoral, quien dijo que el lunes sus funcionarios descansarán y el martes comenzarán el escrutinio de los poco más de 35 mil votos observados.
MONTEVIDEO (AP) — Aunque tras un dramático conteo voto a voto la Corte Electoral dijo el domingo por la noche que el ganador del balotaje celebrado en Uruguay se conocería hasta el jueves, el candidato opositor Luis Lacalle Pou se declaró vencedor.
Con más el 99.55 por ciento de las actas escrutadas hasta el momento, Lacalle Pou aventajaba a su rival, el candidato oficialista Daniel Martínez, por poco más de 30 mil votos, que significan poco más del 1 por ciento del electorado.
Si Lacalle Pou efectivamente venciera en los comicios, terminaría con 15 años de hegemonía de la coalición de izquierda Frente Amplio.
“Nunca hubo un balotaje tan reñido”, dijo a la prensa José Arocena, Presidente de la Corte Electoral, quien dijo que el lunes sus funcionarios descansarán y el martes comenzarán el escrutinio de los poco más de 35 mil votos observados.
No obstante, Lacalle Pou dijo que “el resultado es irreversible” ante una multitud que lo vivaba como “¡presidente, presidente!”. El candidato opositor criticó Martínez por no haber aceptado aún su derrota.
Minutos antes, este último se había dirigido a sus partidarios. No admitió la victoria de Lacalle Pou y dijo que habrá que esperar el conteo final de la Corte Electoral.
Para poder ganar, Martínez debería reunir casi la totalidad de los 35 mil votos observados, lo que parece altamente improbable. En la primera vuelta solo obtuvo el 27 por ciento.
Todas las encuestas previas vaticinaban una victoria mucho más holgada de Lacalle Pou.
En contraste con otras situaciones de tensión y violencia que se viven en otros países del continente, los uruguayos votaron con calma y alegría.
“Esto fue una fiesta democrática, de respeto, de tolerancia, donde nos pudimos saludar en la calle con gente que apoyaba la otra candidatura”, dijo Martínez en un mensaje de agradecimiento a su militancia, apenas terminó la votación.
Los 2.7 millones de electores definieron qué desean para el futuro del país: si un cuarto Gobierno consecutivo de la coalición de izquierda Frente Amplio o el Gobierno de una alianza de partidos opositores, que van de la centroizquierda a la derecha.
“Todo ha estado muy tranquilo. No ha habido ningún incidente de ningún tipo”, dijo a The Associated Press Javier Acosta, un funcionario universitario de 51 años, delegado de la coalición gobernante Frente Amplio en los circuitos electorales que funcionaron en una escuela pública del barrio Portones de Carrasco.
A media tarde, en un centro de estudios de secundaria cercano a la escuela, cuatro policías destinados a garantizar la normalidad de la votación mataban el aburrimiento tomando mate, la infusión típica del país, y mirando sus celulares.
El Presidente saliente Tabaré Vázquez destacó la paz y las garantías de la democracia uruguaya cuando fue a votar: “Todos los uruguayos tenemos que sentirnos orgullosos de ser el pueblo que somos, respetuosos del derecho, de la Constitución y del opositor”.
La continuidad de la izquierda está representada por la candidatura de Martínez, un ingeniero aficionado al ciclismo de 62 años, ex Alcalde socialista de Montevideo y candidato del Frente Amplio.
El cambio lo representa Lacalle Pou, un abogado aficionado al surf de 46 años, ex Senador e hijo del ex Presidente Luis Lacalle Herrera, que gobernó entre 1990 y 1995. Lacalle Pou llegó al balotaje como candidato del centrista Partido Nacional, pero tras la primera vuelta logró sellar un acuerdo con otros cuatro partidos que van desde la derecha a la centroizquierda.
En las calles, muchos automóviles circulaban con banderas de sus partidos. Todas las encuestas auguraban una victoria de Lacalle Pou y sus partidarios se mostraron más eufóricos a lo largo del día.
“Tengo muchas elecciones y veo que vamos a ganar por un margen mayor al que dan las encuestas”, dijo Juan Laborde, un abogado de 72 años, delegado del Partido Nacional en la misma escuela que Acosta, el delegado del Frente Amplio.
Acosta no se animó a aventurar un resultado, pero cree que si no gana el Frente Amplio peligrarán derechos conquistados por los trabajadores en los últimos 15 años.
Laborde, en cambio, sostuvo que una victoria del Frente Amplio supondrá que el país mantenga “un modelo económico cercano al populismo, cuando se necesita una economía más abierta y sin tanta injerencia del Estado”.
El buen clima electoral fue resaltado también por Martínez y Lacalle Pou, los dos contendientes.
En la primera vuelta de las elecciones, celebrada el 27 de octubre, Martínez fue el candidato más votado con el 39 por ciento de los sufragios, mientras que Lacalle Pou fue segundo con el 28.6 por ciento.
Sin embargo, tras esa votación, Lacalle Pou logró el respaldo del Partido Colorado (el tercero en la primera vuelta, con 12 por ciento de los votos), de Cabildo Abierto (cuarto, con 11 por ciento) y de los pequeños Partido de la Gente y Partido Independiente (1 por ciento cada uno).
El Frente Amplio no logró que ninguno de los diez partidos que compitieron en la primera vuelta apoyara a Martínez en el balotaje.
Todas las encuestas sitúan como favorito a Lacalle Pou. En su última proyección, difundida el jueves a la noche, la encuestadora Cifra informó que Lacalle Pou tiene una intención de voto del 51.5 por ciento, mientras que Martínez tiene el 44.5 por ciento. La encuesta fue realizada con 1.012 casos, con un margen de error de 3.1 puntos porcentuales.
De confirmarse los pronósticos, el resultado sería histórico por marcar la primera derrota del Frente Amplio desde que llegó al gobierno en 2005.
Durante los tres gobiernos consecutivos de la izquierda, la economía creció, el poder adquisitivo de los salarios experimentó una fuerte suba y se sancionaron leyes que garantizaron derechos como el casamiento gay, el aborto y la venta de marihuana en farmacias.
Sin embargo, el tercer Gobierno del Frente Amplio, encabezado por el presidente Vázquez, ha tenido problemas importantes y finaliza con un índice de aprobación muy inferior a los anteriores.
Una reforma educativa fracasó, el vicepresidente Raúl Sendic debió renunciar en 2017 jaqueado por casos de corrupción, la inseguridad pública se deterioró hasta alcanzar un récord de 414 homicidios en 2018, la economía se estancó, se perdieron 50 mil puestos de trabajo, el desempleo subió hasta el 9 por ciento y el déficit fiscal alcanzó el 4.9 por ciento.
La oposición plantea que es necesario tomar medidas urgentes para restablecer la seguridad pública, reformar el sistema educativo y ordenar las cuentas públicas y un gasto estatal que frecuentemente cae en el derroche.
Mathías Godoy, de 21 años, votó por primera vez y luego se dedicó a vender banderas de los partidos políticos en una popular esquina montevideana. No quiso decir a quién votó, puesto que el sufragio “es secreto”.
“Estoy desempleado”, agregó. “Ojalá el que gane ayude a que Uruguay esté mejor”.