Trípoli, 24 nov (EFE).- Al menos seis presuntos miembros de la rama libia del grupo yihadista Estado Islámico (EI) murieron hoy en un bombardeo aéreo de las fuerzas leales a Tobruk en la ciudad costera de Sirte, informaron a Efe fuentes de Seguridad.
Según su relato, cazabombarderos bajo el mando del controvertido general Jalifa Hafter, antiguo aliado del derrocado dictador Muamar Gadafi y ahora al frente de las Fuerzas de Tobruk, lanzaron tres ataques contra zonas orientales de esta urbe, que se asoma la Mediterráneo.
Sirte, ciudad en la que nació Gadafi y en la que murió linchado en octubre de 2011, se ha convertido en los últimos meses en uno de los principales bastiones de los grupos yihadistas afines al Estado Islámico en Libia.
Fuerzas leales al autoproclamado califa del EI, Abu Bakr al Bagdadi, han asumido el control del aeropuerto de la ciudad, de la base militar colindante y de numerosos barrios del centro y el este de esta ciudad, situada frente a la costa italiana.
Además, han logrado hacer retroceder a las fuerzas afines al gobierno de Trípoli hacia la ciudad de Misrata, a medio camino en dirección a la capital, y han abierto frentes de combate en zonas petroleras como la localidad de Brega.
Fuentes médicas en la vecina ciudad de Bengazi informaron a Efe, por su parte, de que al menos siete cadáveres de soldados bajo el mando de Tobruk han sido trasladados al hospital de la ciudad, y que un miliciano afín a Trípoli perdió igualmente la vida en combates las últimas horas.
El pasado fin de semana, al menos cuatro milicianos de las fuerzas afines al Gobierno de Tobruk perdieron la vida en combates con grupos leales al Ejecutivo rival de Trípoli en esta ciudad, la segunda en importancia del país.
Bengasi es escenario desde hace más de año y medio de un intenso asedio por parte de las fuerzas de Hafter, un general que ayudó a Muamar el Gadafi a lograr el poder en 1969 y que años después se convirtió en uno de sus mayores opositores en el exilio.
Tras regresar al país en 2011, en el inicio de la revolución, se ha convertido en uno de los principales actores de la guerra civil y en uno de los mayores escollos para el éxito del plan de paz que auspicia la ONU.
Libia es un estado fallido, víctima de la guerra civil y el caos, desde que en 2011 la comunidad internacional apoyara el alzamiento rebelde contra la dictadura de Gadafi.
Desde las últimas elecciones, el poder está dividido entre dos gobiernos, uno en Trípoli y otro en Tobruk, que luchan por el control del país apoyados por grupos islamistas, señores de la guerra, líderes tribales y contrabandistas de petróleo, armas, personas y drogas.
Del conflicto se aprovechan grupos afines a la rama libia del yihadista Estado Islámico (EI) y a la organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico, que han comenzado a avanzar por la costa mediterránea y extendido su influencia al norte de África.