Mujeres afromexicanas denunciaron que en los municipios con mayor población afromexicana, las desigualdades en materia educativa, de acceso a servicios de salud, inseguridad alimentaria, oportunidades laborales, entre otras, son mayores que en otras localidades.
Ciudad de México, 24 de octubre (SinEmbargo).– Las comunidades en donde existe una mayor población afromexicana son las que presentan las mayores desigualdades. Los rubros del rezago van desde el acceso a las tecnologías de la información y la educación hasta las oportunidades laborales y la seguridad alimentaria, entre otras necesidades, advirtieron activistas.
Durante el Encuentro Nacional de Mujeres Afromexicanas, integrantes de la Colectiva de Mujeres Afromexicanas en Movimiento (Muafro) y el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB) denunciaron que las comunidades con más de 40 por ciento de población afromexicana o afrodescendiente tienen mayor inseguridad alimentaria, menor escolaridad y menos acceso a agua entubada y oportunidades laborales.
“Así opera el racismo estructural: no les des mucho, no les des nada, manténlos así con cualquier cosa, y no se trata de eso”, enfatizó Beatriz Amaro Clemente, coordinadora en Oaxaca de Muafro. “Es así como opera el racismo, negándole las condiciones de desarrollo y negándoles una visión situada en territorio”.
De la población total mexicana, el 2.04 por ciento se considera como afromexicana, negra o afrodescendiente: es decir, dos millones 576 mil 213 personas. El 50.4 por ciento son mujeres y el 49.6 por ciento restante son hombres, y tienen una presencia proporcionalmente mayor en los estados de Guerrero (8.6 por ciento), Oaxaca (4.7 por ciento), Baja California Sur (3.3 por ciento), Yucatán (3.0 por ciento), Quintana Roo (2.8 por ciento), Veracruz (2.7 por ciento) y Campeche (2.1 por ciento).
Según un estudio realizado por Muafro donde se analizó la información del Censo 2020 del Inegi de manera desagregada, los municipios con entre 40 y 70 por ciento de población afro tenían un porcentaje de analfabetismo del 13.7 por ciento, mientras que la cifra subía a 18.2 por ciento para los municipios con más de 70 por ciento de población afro. Esto se compara con la media nacional que es del 4.7 por ciento, situando a los municipios con mayor porcentaje de población afro entre nueve y 13.5 puntos porcentuales por encima de la media nacional de analfabetismo.
En tanto, el grado promedio de escolaridad nacional es de 9.7 años, mientras que en los municipios con entre 40 y 70 por ciento de población afro la escolaridad baja a 7.7, y en aquellas localidades con más de 70 por ciento de población afromexicana vuelve a disminuir a 6.8 años; es decir, en comunidades con mayor porcentaje de población afromexicana, el promedio de escolaridad es apenas un poco más que la primaria.
Al respecto de quienes no tienen escolaridad, el promedio nacional es del 4.9 por ciento de la población, pero la cifra incrementa para las comunidades con población afrodescendiente: si existe entre 40 y 70 por ciento de población afro, las personas sin escolaridad son 12.3 por ciento; y para municipios con más de 70 por ciento de población afro, la cifra es de 15.4 por ciento.
Además de esto, aunque los municipios con 40 por ciento o más población afro tiene un mayor acceso a la educación básica que la media nacional, el acceso comienza a disminuir para la educación media superior y la educación superior.
De esta manera, el porcentaje de estudiantes de 15 años y más en bachilleratos y preparatorias es del 24.0 por ciento a nivel nacional, pero del 20.4 por ciento en poblaciones con entre 40 y 70 por ciento afrodescendientes, y 18.6 por ciento para población con más de 70 por ciento afrodescendientes; y de 21.6 por ciento nacional para nivel superior, mientras que los municipios con mayor población afro tienen sólo 9.9 por ciento de estudiantes en las universidades (para localidades con entre 40 y 70 por ciento población afromexicana) y del 6.3 por ciento cuando el porcentaje de afrodescendientes es mayor al 70 por ciento.
Durante la pandemia de COVID-19, cuando los trabajos y servicios de toda índole se trasladaron principalmente a vías remotas y a través de Internet, la brecha de acceso al mundo digital fue aún más evidente con comunidades afromexicanas, notó Muafro. De acuerdo con cifras del Inegi, aunque el 52.1 por ciento de la población a nivel nacional tiene acceso a Internet, en municipios con 40 a 70 por ciento de población afro el dato disminuye al 19.7 por ciento; y es de 11.8 por ciento en municipios con más de 70 por ciento de población afro.
Sumado a estas disparidades en acceso a la educación, Aleida Alarcón, integrante de Muafro, señaló que la educación que imparten las escuelas no contemplan la historia de la población afromexicana. “Los niños afrodescendientes necesitan saber también que ellos aparecen en la historia a través de sus ancestros, de sus personajes históricos, humanos y heroicos, como por ejemplo con [el expresidente] Vicente Guerrero Saldaña”, indicó. “Somos parte de la historia, somos parte de este desarrollo humano que tenemos de la entidad federativa [de Guerrero] y queremos que nos vean, que estamos existiendo desde hace más de 300 500 años.”
“La política de educación en el estado de Guerrero sigue siendo todavía homogénea, y nos ven desde arriba, desde la óptica del privilegio en donde quieren homogenizar a toda la población y no focalizar específicamente las necesidades de los sistemas de enseñanza y aprendizaje que deben de tener” las infancias afromexicanas, sumó.
ADVIERTEN SESGO EN CENSO DEL INEGI
En el Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de 2020 se cuestionó a las personas si se consideraban afromexicanas, negras o afrodescendientes, lo cual permitió a colectivas tener cifras oficiales –aunque denunciaron que existe un sesgo en la información– acerca de cómo viven las comunidades afromexicanas en el país.
Beatriz Amaro Clemente, originaria de San Juan Bautista Lo de Soto, Oaxaca, indicó en un primer momento que el censo no permite ver la realidad total de la población afromexicana en el país, pues hubo estados donde no se realizó la pregunta de autorreconocimiento afro porque las personas se sentían ofendidas, lo cual es una muestra más del racismo en México.
“Cuando llegaron a hacerme la encuesta, yo estaba en mi comunidad y me hicieron la pregunta, pero por ejemplo mis tías viven en el Estado de México y cuando hicieron la encuesta [no les preguntaron y mi tía] de repente les dijo ‘Oye, pero no me preguntaste si soy negra’, [a lo que le contestaron] ‘Ay, señora, es que aquí no se pregunta porque la gente se molesta'”, compartió. “Entonces junto con la organización Race and Equality hicimos un estudio donde aplicamos encuestas en diversos estados como Estado de México, Chiapas, Oaxaca, en varios estados, y nos dimos cuenta que efectivamente, no se había aplicado la pregunta”.
Por esta razón, Amaro Clemente remarcó que los resultados de la encuesta del Inegi deben de ser consideradas como datos sesgados e incompletos, pues no se puede considerar que existe una media nacional de la población afromexicana que se ha beneficiado de las políticas públicas porque no hay seguridad de que la pregunta sobre el autorreconocimiento como una persona negra, afromexicana o afrodescendiente se aplicó a la totalidad de la población.
Profundizó que es importante que exista información completa sobre las poblaciones afromexicanas y dónde están ubicadas, de tal manera que se puedan generar políticas públicas “para mejorar las condiciones de vida del pueblo afroamericano”, puesto que las necesidades de personas afromexicanas puede variar según su ubicación geográfica y las condiciones de vivienda que actualmente tienen.
“Las políticas públicas no deben ser homogéneas ni centralizadas, deben de estar situadas en territorio. Si no logramos que se sitúen en territorio, pues la verdad esto no va a cambiar nada”, reflexionó.
DESIGULDADES SE REPLICAN EN TODOS LOS ÁMBITOS
Las cifras de desigualdad se replican en los rubros de acceso a tecnologías de la información y comunicación (TICs), servicios de salud, la inseguridad alimenticia y la participación económica.
Por ejemplo, aunque más del 70 por ciento de las personas en los municipios con mayor población afro están afiliadas a instituciones públicas de salud, el estudio realizado por Muafro y el ILSB indicaron que “este dato es engañoso, dado que la mayoría se encuentra afiliada al Instituto de Salud Bienestar (Insabi), dado que sin fuentes de empleo formal no existe Seguridad Social, la media nacional y la nacional afromexicana de afiliación este instituto es de 35.5 por ciento y mientras que en los municipios con 40 por ciento de población afro es de 78.7 por ciento y en aquellos con más de 70 por ciento es de 85.3 por ciento”.
La limitación de acceso a los alimentos por falta de dinero o recursos aplica a nivel nacional para el 9.2 por ciento de la población, pero en aquellas comunidades donde hay entre 40 y 70 por ciento de población afromexicana la cifra incrementa a 18 por ciento; y es de 30.5 por ciento en municipios con más de 70 por ciento de población afro.
El acceso a servicios como agua entubada también es de menos del 25 por ciento en poblaciones mayoritariamente afros: mientras que a nivel nacional el 77.6 por ciento de los hogares mexicanos tienen acceso al agua entubada, en municipios con entre 40 y 70 por ciento de población afro tan sólo el 24.1 por ciento de las personas tienen este servicio, y en municipios con más de 70 por ciento de población afro es de 13.2 por ciento.
La población de 12 años y más que está económicamente activa también tiene una disminución en más de seis puntos conforme incrementa el porcentaje de población afromexicana: mientras que la media nacional se encuentra en el 62 por ciento, en los municipios con entre 40 y 70 por ciento de población afro se reduce a 55.7 por ciento, y en los que tienen más de 70 por ciento de población afro el dato baja hasta 46 por ciento.
La cifra para las mujeres muestra la brecha de género que existe también en este rubro: mientras que el 67.3 por ciento de los hombres que viven en municipios con más del 70 por ciento de población afro participan económicamente, poco más de una cuarta parte de las mujeres en estas mismas localidades tiene un trabajo remunerado.
Debido a las disparidades en comunidades afromexicanas, Beatriz Amaro Clemente hizo un llamado a las instituciones públicas a generar políticas y programas sociales que estén enfocados en atender las problemáticas específicas a los pueblos afromexicanos.
“[Pedimos] que se sitúen en territorio y que vean exactamente cuáles son las condiciones que nos afectan, porque muchas veces lo que se ha hecho es que se pone ‘indígena y afromexicana’, pero esa política que estuvo construida para las mujeres indígenas no necesariamente aplica para las mujeres afromexicanas, entonces eso hace un profundo cambio, que realmente estemos más allá del discurso”, enfatizó. “Debemos dejar de hacer simulaciones, deben de ser acciones concretas y sustantivas que permitan un verdadero desarrollo de la población afromexicana”.