Bardo, Falsa crónica de unas cuantas verdades, que se estrenará en cines de todo México el 27 de octubre, es un filme que navega a través de un viaje onírico en el que el director visita aspectos de la realidad dolorosa de México, desde su escenario actual y sus desaparecidos hasta su historia y la llamada de conquista.
Morelia, Michoacán, 24 de octubre (SinEmbargo).– En medio de una de las calles del Centro de la Ciudad de México una mujer que camina, cae de la nada y su cuerpo yace en el suelo. Silverio Gama (Daniel Giménez Cacho), quien es testigo del acto, se acerca a ella asustado para preguntarle cómo se encuentra, la mujer le responde que ha desaparecido y que mejor se vaya de ahí porque saber lo que le sucedió sería un peligro para él.
Gama, junto a las personas que también se acercan a la escena deciden alejarse. La mujer sigue en el suelo y la vida a su alrededor sigue. La gente la esquiva, no la mira, si quiera, aunque en esa misma calle otros empiezan a caer como ella.
La escena pertenece a Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, el filme más reciente del cineasta Alejandro González Iñárritu, un collage onírico que viaja a través del regreso de Silverio Gama, un renombrado periodista y documentalista mexicano que vive en Los Ángeles, y quien después de recibir un prestigioso premio internacional, se ve obligado a regresar a su país, en donde se encuentra con realidades dolorosas como la crisis de desaparecidos de México.
“Yo creo que es una forma en que traté de abordar algo tan complejo, tan irritante, tan inentendible por la cantidad de desaparecidos, que son ya 120 mil desaparecidos, sin explicación. Una democracia que traté en unos breves instantes con imágenes, hablar un poco de lo que creo que todos los mexicanos compartimos, que esa incertidumbre y el miedo, y la indignación, el delirio que esto representa. Sí creo que lo intenté, decirlo de una forma que abriera la posibilidad de que cada uno lo interpretara de la manera que quisiera”, señala González Iñárritu en entrevista con SinEmbargo.
La cinta, estrenada en México en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), es un ejercicio introspectivo de Iñárritu en el que él mismo se refleja en su personaje principal con viejas y nuevas ideas que han visitado su mente, aunque también, como su protagonista lo señala, dentro del filme, “con unas cuantas falsedades”.
El regreso de Silverio Gama a su país lo hace encontrarse con su ‘mexicaneidad’ que había olvidado. No sólo transita a través de los problemas del México actual como el narco o la migración, sino también hace un recorrido a la historia del país en el que se encuentran el pasado de un México sometido con la llegada de España y el México actual, revisando en éste y otros pasajes el peso de la historia en el mexicano.
“Hay un par de eventos como la Conquista, como un país conquistado, somos un país mestizo, somos un país donde esa herida está aún abierta, que estamos todavía asimilando, que hay debate eterno de lo que se ganó y de lo que se perdió y esa balanza que es todavía imposible de obtener, o de reconocer o de liberarse o de integrarla, y hay la invasión americana o la situación del narcotráfico, ese tipo de cosas, tanto del pasado como del presente, o como inclusive del futuro que teme esta persona que un día nos compre una corporación parte del país”.
“Todos estos comentarios obedecen a cosas que creo que todos los mexicanos estamos de alguna forma afectados o impactados aunque no haya sido en nuestro tiempo porque estos a través de nuestros ancestros se ha venido como un linaje del que nos ha definido con nuestras incertidumbres, nuestros miedos, nuestros corajes. De alguna forma estas historias son parte de nosotros, en eso nos identificamos. Entonces, traté de abordar desde las cosas más íntimas y personales hasta estas cosas que son históricas en donde juega la imaginación, pero que de alguna forma trató de retratar emocionalmente lo que significan para mí o lo que se han significado, y lo que creo significan posiblemente para millones de mexicanos”, destacó.
Bardo es un bucle en el que González Iñárritu se da el permiso de imaginar y también ser cínico consigo mismo y su realidad. Como lo advierte, el filme aborda desde las situaciones más íntimas, vulnerables y personales, hasta las que se comparten en un país entero.
Dentro de las personales, se encuentra una de las escenas más intimas de la cinta que ahonda en la paternidad, aunque en realidad el tema termina uniendo a muchas personas.
“Silverio Gama, el personaje, está como en una especie de en medio de dos panes y un sandwich, está en medio, por un lado añora al padre que perdió, y por otro lado, el padre en que se ha convertido con adolescentes que llegan y proyectan y reflejan cosas que al otro lo retan. Creo que ser padre o ser hijo es una condición, creo que que todos somos hijos de alguien, no todos somos padres de alguien, pero creo que la paternidad es algo que nos une a los seres humanos y la relación con la paternidad, en este caso. También exploré la relación con su madre y la maternidad, en este caso con Silverio y Lucía, su esposa, pero si me hablas de la paternidad creo que es eso reflejo que hace su padre hacia arriba y sus hijos hacia abajo. De pronto nos convertimos en esa parte de en medio proyectado por esas dos realidades”.
La película está repleta de escenas duras pero abordadas desde el humor y la sátira. El director ganador por Óscar por Revenant: el renacido (2015) y Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) (2014), afirma que no se limitó para crear su cinta y el humor se convirtió en su mejor aliado para contarla.
“Yo trataba de ser fiel a la esencia que por lo menos desde mi punto de vista, mi perspectiva, podía yo arañar ficciones para poder arañar la realidad, y algo muy importante, siempre abordarlos con el sentido del humor. Son temas tan complejos y tan dolorosos que si no hay humor no entran. El humor es como el aceite para cocinar, sino se quema todo”, indica.
Alejandro González Iñárritu reconoce el poder el humor y lo indispensable fue para él durante su proceso creativo:
“El humor fue para mí muy importante porque el humor es una cosa muy seria, el humor permite realmente penetrar de alguna manera, llegar más a la verdad porque se aligera y se puede ver una verdad con más perspectiva y con una luz. Creo que todos estos temas los trato con un sentido del humor en donde me burlo de las heridas que tenemos y de mí mismo también, solamente por el hecho de intentar llevar a cabo o hablar de algo que es casi imposible de hablar, de alguna forma creo que me divierte esa forma de tener ese sentido del humor dentro de la película”.
Bardo es el trabajo más personal del director en la que vio la oportunidad de “expresar lo que siento y lo que pienso sobre todo”. En el filme, Silverio hace un viaje a su infancia, enfrenta sus realidades más dolorosas, visita al hombre que se fue de México y volvió, a su familia, y al ser mexicano. Realizar este filme, afirma, requirió de mucho coraje.
“Creo que es una película cercana y muy personal y me requirió una introspección, de alguna forma el tener esa vulnerabilidad para poder expresar lo que sientes, lo que piensas, y de hecho rendirte ante ideas que antes tenías y ahora no lo tienes y liberarte de todo eso, finalmente es una ejercicio que requiere valor, requiere honestidad, requiere profundidad, o sea no es natural, creo que llega una edad donde te permites o te puedes tener el bagaje emocional y la madurez para poder hacerlo. Llegó así en este momento, pero es un proceso que sí implica. No estás de alguna formar manufacturando algo externo sino estás trabajando con un material interno entonces siempre requiere valor”.
La cinta significó la vuelta del director a México después de dos décadas de no filmar en el país y Amores Perros (2000), escrita por Guillermo Arriaga y con la que ganó la semana de crítica de Cannes.
Tras 20 años de no filmar en México y no vivir en él, Iñárritu se encontró con una realidad muy distinta a la que dejó, pero también volvió a reencontrase con un ‘viejo amigo’.
“Creo que es un México que ha cambiado muchísimo en 20 años. Las calles que yo dejé ya no existen y la persona que yo fui ya tampoco existe porque todo evoluciona y todo es impermanente afortunadamente pero al mismo tiempo la esencia es la misma, es como digo, como encontrarte un viejo nuevo amigo, o sea lo ves 20 años después y parece que ha pasado un minuto, sigue esa misma confianza y esa misma intimidad y no se ha perdido nada, pero ha cambiado mucho, y eso fue el encuentro, el encuentro de ese encuentro, y es parte de lo que la película es, entonces mientras estaba filmando la película había una experiencia meta, un espejo en el espejo”.
Sin embargo, el fortuito encuentro que sucedió entre Iñárritu y México durante 2021 parece no volverá pronto, no hasta que aparezca una nueva idea.
“No lo sé todavía, voy a tener que dejar un espacio a ver si aparece otra idea”, culmina
Bardo, Falsa crónica de unas cuantas verdades se estrenará en cines de todo México el 27 de octubre, seguido de un estreno limitado en cines de Estados Unidos, España y Argentina el 4 de noviembre, antes de su lanzamiento global el 18 de noviembre. La película llegará a la plataforma Netflix el 16 de diciembre.