¿Cuál es la corriente política de Jair Bolsonaro? Politólogos no logran ponerse de acuerdo

24/10/2018 - 5:41 pm

El termino “derechista” era apropiado porque Bolsonaro defendió explícitamente la violación de derechos humanos, cuestionó los derechos de grupos de minoría étnica y negó que el gobierno militar fue una dictadura que torturó gente.

Por Peter Prengaman

Río de Janeiro, 24 de octubre (AP).-El candidato puntero en las elecciones presidenciales de Brasil dice que quiere liberalizar la economía, pero entonces ¿por qué le dicen “populista”? Sus discursos están llenos de referencias a violencia, pero ese tipo de lenguaje merece ser descrito como “extrema derecha”?

¿Y es Jair Bolsonaro un “fascista” cuando hace comentarios despectivos sobre negros, indios y homosexuales? Y qué tal cuando dice que sus oponentes deben de ser baleados o cuando elogia con nostalgia la dictadura del 1964 a 1985?

De cara a la elección del domingo, en Brasil y otras partes se están llevando a cabo debates sobre cómo describir a un candidato que emociona a sus seguidores y asusta a sus oponentes con políticas eclécticas y un discurso duro. El aumento en la popularidad de Bolsonaro es parecido al caso de otros políticos de otras partes del mundo que muchas veces usan una retórica parecida, incluyendo al presidente de Estados Unidos Donald Trump, el mandatario de Filipinas Rodrigo Duterte y otros líderes de Europa.

Su oponente, Fernando Haddad, frecuentemente dice que Bolsonaro es “extremo” y representa “un riesgo” para la democracia. El Partido de los Trabajadores, al que pertenece Haddad, incluso ha comparado a Bolsonaro con Adolfo Hitler y el Partido Nazi en videos de campaña.

Entonces, ¿qué adjetivos son apropiados para el ex militar? Abundan opiniones al respecto.

“La prensa insiste en describirlo como un populista de derecha”, dijo hace poco Jesús Silva Herzog Márquez, asesor político en México, en un blog. “No lo es, es un fascista y es importante hacer el distingo”.

Bolsonaro “no es un fascista, sino un candidato premoderno, conservador del siglo XIX”, dijo Carlos Pereira, analista político del instituto de investigación Fundación Getulio Vargas, en Río de Janeiro. “Nunca se modernizó”.

El debate ocurre en parte debido a que las posturas políticas de Bolsonaro a veces son contrarias a sus declaraciones públicas y a la historia que él promueve sobre sí mismo: de que él es un duro y sencillo ex capitán del ejército, listo para aniquilar criminales y políticos corruptos por el bien de la patria.

En cuanto a “populista”, muchas agencias noticiosas locales extranjeras usan a menudo este término para describirlo.

La retórica de Bolsonaro enfatiza “el pueblo” contra “la élite”, palabras que engloban las definiciones más comunes del término. Pero expertos resaltan que es difícil calificar de populismo a lo que él ha prometido hacer con la economía, la más grande de Latinoamérica.

Ha dicho que el asesor económico Paulo Guedes, economista y banquero salido de la escuela de la Universidad de Chicago, estará a cargo, como ministro de Finanzas, de una gran reforma que incluiría cambios en el sistema de pensión, recortes de gastos y privatizaciones masivas en una economía que históricamente ha estado bajo el control del gobierno.

Quizás el debate más grande se centra en los términos “extrema derecha”, “ultraderecha” y “derecha radical”. El mismo candidato se muestra descontento con estas descripciones.

“No soy de extrema derecha. Muéstrenme una acción que me haga de extrema derecha”, dijo Bolsonaro este mes durante un evento en Río de Janeiro.

Aparentemente cree que las descripciones derivan de los comentarios que ha hecho en el pasado sobre inmigración. Bolsonaro tachó a los inmigrantes de varios países pobres como “la escoria del mundo” y dijo durante el mismo evento que Brasil no puede convertirse en un “país de frontera libre”.

“Soy admirador del presidente Trump. Él quiere que Estados Unidos sea grande. Yo quiero que Brasil sea grande”, agregó.

La congresista francesa Marine Le Pen, quien es descrita por The Associated Press y otros medios noticiosos como de “extrema derecha”, dijo que este término no aplica a Bolsonaro.

un simpatizante del favorito a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, sosteniendo una calcomanía de campaña de su candidato, durante un mitín de campaña en Brasilia, Brasil. Foto: AP, Eraldo Peres, Archivo.

“No veo al señor Bolsonaro como un candidato de extrema derecha”, dijo Le Pen este mes durante una entrevista con la estación French 2. “Él dice cosas desagradables que serían inaceptables en Francia. Las culturas son diferentes”.

Pero los medios noticiosos, profesores y asesores políticos defienden el uso del término basado en las declaraciones de Bolsonaro que van desde denigrar a negros, gays e indígenas hasta decir que los seguidores del Partido de los Trabajadores deben de ser baleados.

Folha de S. Paulo, uno de los principales diarios de Brasil, puso el debate en la palestra este mes cuando debatió públicamente un memorándum que recibieron en la sala de redacción, que decía que Bolsonaro no podía ser descrito como “derechista” pero no “extrema derecha”.

Los términos “extrema derecha” o “extrema izquierda” son para “organizaciones que practican o promueven la violencia como vía política”, dice el memo.

El diario recibió muchas cartas enviadas al editor, apoyando y criticando la decisión, y la mediadora del periódico evaluó el asunto. Su conclusión: El diario se equivocó al no llamar a Bolsonaro “extrema derecha”.

Paula Cesarino Costa escribió que el término era apropiado porque Bolsonaro había defendido explícitamente la violación de derechos humanos, cuestionado los derechos de grupos de minoría étnica y negado que el gobierno militar fue una dictadura que torturó gente.

Folha y otras pilares de la prensa brasileña “no parecen interesados en la trascendencia histórica de estos hechos”, dijo la mediadora.

El término más polémico a veces usado para describir a Bolsonaro y su campaña es “fascista”, y el uso de esta palabra va más allá de sus oponentes o trols de redes sociales.

El domingo, el ex Presidente Fernando Henrique Cardoso dijo que los comentarios de uno de los hijos de Bolsonaro, un congresista y asesor cercano, “olían a fascismo”. Se refería a un comentario que hizo Eduardo Bolsonaro en julio, cuando dijo que la corte suprema del país podría ser cerrada con unos cuantos soldados si por alguna razón no se le permitiera a su padre asumir la presidencia, según un video.

Bolsonaro aboga por un liderazgo fuerte, incluso autoritario, y exalta al Estado sobre el individuo, pilares del fascismo. El lema de su campaña es: “Brasil por sobre todo, Dios sobre todos”.

Pero la gente que argumenta que el término no aplica resalta que es insensato poner a Bolsonaro en la misma categoría que el líder fascista italiano Benito Mussolini, el primero en usar el término a principios del siglo XX, o que Hitler, quien ordenó la exterminación de millones de judíos.

“Necesitamos estar alertas en el futuro”, escribió Helio Gurovitz, prominente bloguero del portal noticioso brasileño G1. “Pero hoy la generalización de términos que tienen un significado histórico preciso, como “fascismo” o “nazismo”, es un error categórico que solo sirve para alimentar la campaña (de Bolsonaro) y oscurecer los verdaderos peligros que él representa”.

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