Madrid, 24 oct (EFE).- La portavoz regional de UNICEF en Jordania, Najwa Mekki, dijo hoy a EFE en Madrid que la situación de los refugiados sirios es insostenible, y a menudo algunas familias vuelven a su país porque “prefieren morir en casa que vivir en campamentos de refugiados”.
Mekki trabaja a diario el campamento de Zaatari, en el noroeste de Jordania y a pocos kilómetros de la frontera con Siria. Es el segundo más grande del mundo, y en él viven en torno a 120 mil personas huidas de la guerra en Siria, de las cuales la mitad son niños.
Pese al flujo constante de en torno 200 o 300 sirios que cruzan a diario la frontera con Jordania, la población del campamento de Zaatari se mantiene más o menos estable, pues también salen decenas de personas al día con ayuda de familiares o amigos jordanos.
“También hay familias que vuelven a Siria. No en grandes números, pero las condiciones son tan duras dentro del campamento que hay gente que prefiere morir en su país que vivir en Zaatari”, declaró la portavoz de UNICEF.
“Hay que entender que hablamos de un lugar que hace un año era un desierto total, no hay sombra natural, ni un solo árbol, y las temperaturas son extremas tanto en verano como en invierno”, dijo al referirse al campo de refugiados jordano.
No obstante, la emergencia humanitaria dentro de Siria es cada vez mayor, y UNICEF ha detectado entre los niños sirios un aumento de los casos de desnutrición.
La organización de la ONU por los derechos de los niños, una de las pocas que realiza labores humanitarias en el interior de Siria durante el conflicto, informó que hoy hizo llegar a Beirut un avión con 28 toneladas de suministros, incluyendo vacunas y alimentos, que llegarán a territorio sirio en camiones.
Por esto, aunque algunos vuelvan, Mekki señala que a lo largo del último año muchos refugiados “se han hecho a la idea de que tendrán que quedarse aquí un tiempo”.
UNICEF ha creado zonas de juego en Zaatari, “espacios donde jugar, cantar o hacer deporte para que los niños se sientan seguros”, apunta Mekki.
De 30.000 niños en edad escolar, solo unos 15 mil pueden acudir a alguna de las tres escuelas del campamento, gestionadas entre UNICEF y el Ministerio de Educación jordano.
“Hicimos un gran esfuerzo para convencer a los padres de que los niños fueran al colegio”, dijo Mekki sobre las familias de Zaatari que no envían a sus hijos a la escuela porque piensan que la situación es temporal o porque los niños creen que deben trabajar, “pero lamentablemente no tenemos capacidad para todo el mundo”.
Muchos de estos niños necesitan apoyo psicológico. “De lejos son niños normales, que juegan, que quieren hacer travesuras y correr. Hay que acercarse para apreciar el impacto en ellos de lo que han visto y de su situación actual”, contó Mekki.
Zaatari es actualmente el cuarto núcleo mayor de población de Jordania, y su situación en mitad del desierto supone graves problemas de abastecimiento. En total, cerca de 560 mil personas han huido de Siria al país vecino desde el comienzo de la guerra. EFE