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Gustavo de Hoyos Walther

24/09/2024 - 12:04 am

Dos nociones de pueblo

“Los populismos modernos en todo el mundo pretenden establecer una relación directa entre el líder y las masas, saltándose otras instituciones republicanas que sirven de contrapeso a un Ejecutivo desbocado y a las masas mayoritarias que pueden amenazar los derechos de las minorías”.

“En La rebelión de las masas, Ortega hace un diagnóstico certero sobre el destino de la política ante el arribo del fenómeno de las masas”. Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro

El filósofo español José Ortega y Gasset escribió un libro clásico en el que examina el fenómeno de las muchedumbres y su impacto en la vida humana moderna. En La rebelión de las masas, Ortega hace un diagnóstico certero sobre el destino de la política ante el arribo del fenómeno de las masas. Otros pensadores también escribieron con inteligencia sobre el asunto: Elias Canetti, Gustave Le Bon y Hannah Arendt. Para esta última, por ejemplo, hay una relación entre la masificación de la sociedad y el establecimiento de los totalitarismos modernos.

Las masas son grupos humanos que actúan irracionalmente porque quienes las componen han perdido su individualidad y autonomía. El fenómeno del ascenso al poder de las masas modernas coincide con la crisis del liberalismo y el arribo de los populismos del siglo XXI. Bajo la idea liberal, la acción humana no puede desplegarse sin individuos emancipados de las cadenas que los hacen actuar sin pensar en las consecuencias de sus actos.

Hay una diferencia entre la noción de sociedad o ciudadanía y la noción de masa. La primera es totalmente compatible con la idea de individualidad, pero la segunda no. La democracia liberal auspicia la superación individual junto con el despliegue de la solidaridad con los otros. De acuerdo con la proposición liberal, la acción social solo es factible si la realizan individuos autónomos.

Los populismos modernos en todo el mundo pretenden establecer una relación directa entre el líder y las masas, saltándose otras instituciones republicanas que sirven de contrapeso a un Ejecutivo desbocado y a las masas mayoritarias que pueden amenazar los derechos de las minorías. La relación que se delinea entre el líder y sus bases es una que privilegia y promueve el culto al líder. Al considerar al líder como alguien infalible que nunca se equivoca y que posee un poder misterioso, la crítica al poder que debe ejercer todo ciudadano se difumina. De ahí nace una versión del pueblo como algo orgánico, como si la masa tuviera una voluntad propia más allá de las personas que la conforman.

No es la noción de pueblo que, por ejemplo, tenía Abraham Lincoln cuando definió la democracia como el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Lincoln suponía que el pueblo estaba conformado por individuos críticos que ya habían aceptado el tipo de régimen democrático-liberal perfilado en los Federalist Papers y consignado políticamente en la Constitución de 1787.

Se puede decir que existen, entonces, al menos dos tipos de nociones de pueblo: la orgánica, que concibe al pueblo como masa, y la liberal, que concibe al pueblo como conformado por individuos autónomos y críticos. El porvenir de México dependerá, en mucho, de cuál de estas nociones de pueblo se logre imponer entre la población mexicana. Nuestro sistema educativo deberá promover una pedagogía liberal que enarbole la noción de un pueblo de hombres y mujeres libres.

Gustavo de Hoyos Walther
Abogado y empresario. Ha encabezado diversas organizaciones empresariales, comunitarias, educativas y filantrópicas. Concentra su agenda pública en el desarrollo de líderes sociales (Alternativas por México), la participación ciudadana en política (Sí por México) y el fortalecimiento del estado de derecho (Consejo Nacional de Litigio Estratégico).

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