Sin datos claros sobre la trata de personas migrantes en México, en redes sociales abundan anuncios de presunta ayuda para que los miles de extranjeros intenten cruzar el país hacia Estados Unidos, aunque las rutas irregulares de tránsito les ponen en mayor riesgo de ser víctimas de delitos como la explotación sexual o laboral, como han documentado agencias internacionales y académicos.
Ciudad de México, 24 de septiembre (SinEmbargo).– En las redes sociales abundan publicaciones de personas migrantes solicitando informes para cruzar desde Centroamérica hacia Estados Unidos, y quienes ofrecen sus servicios de cruce y apoyo legal para detenidos y procesos migratorios.
“Ofrezco cruce por Reynosa”, “Si tienes algún detenido, evita su deportación; mándame mensaje, yo te puedo ayudar y dejarlo libre en menos de una semana”, “Línea directa, caminata y entrega. Escríbanme por mensaje privado”, son algunos de los mensajes que se leen en Internet y que forman parte de un mercado diseñado para generar ganancias derivadas de la crisis migratoria que se vive en la región.
Como personas en condición de movilidad, las aproximadamente 600 mil personas migrantes que transitan irregularmente por México cada año están sujetas a distintos riesgos, entre ellas el tráfico y la trata de personas. Expertos en migración coinciden: la falta de oportunidades en los países para un tránsito y una estadía regular, como es el caso de México, han orillado a las personas migrantes a buscar alternativas para cumplir con sus metas de movilidad, mismas que les exponen frecuentemente a ser víctimas de estos delitos.
“Ante la cerrazón de los criterios para el otorgamiento de visas, la gente que se ve obligada por alguna razón a salir de su país en Centroamérica para ir a Estados Unidos vía México tiene que contratar los servicios de un traficante de migrantes”, explicó Rodolfo Casillas, profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) especializado en migración.
“En la medida en que estos migrantes son expulsados del mundo formal y del mundo legal, son pasto para aquellas organizaciones de traficantes o de trata de personas, o de cualquier tipo de el crimen organizado que encuentren en los migrantes un nicho de mercado delictivo al cual pueden dañar de manera impune. ¿Por qué impune? Bueno, entre otras razones, porque muchas veces los propios migrantes no hacen la denuncia”, expresó el académico.
José Andrés Sumano Rodríguez, investigador del Colegio de la Frontera (Colef) detalló que generalmente, las personas migrantes son reclutadas por medio de anuncios en los cuales se les ofrece la oportunidad de trabajar en algún rubro legal, como bienes raíces. En ese momento, son enganchadas con la promesa de trabajo, transporte y hospedaje, pero al llegar al país de destino se les exige el pago de estos gastos y no existe un puesto laboral. Entonces, los victimarios exigen a las personas desempeñar trabajos sexuales o la realización de actividades pesadas para que se suelde la deuda.
“Tenemos diferentes tipos de trata dependiendo de la zona del país. Hay, por ejemplo, un fenómeno importante de trata de mujeres centroamericanas para temas de prostitución en la zona de Chiapas. Luego, tenemos también un problema fuerte de trata para temas de prostitución en la zona de Baja California” debido a la demanda de trabajo sexual en la zona de Tijuana y por su cercanía con California, Estados Unidos.
FALTAN CIFRAS SOBRE VÍCTIMAS
El Instituto Nacional de Migración (INM) reportó haber rescatado a 77 mil 498 personas de las redes de traficantes entre 2018 y los primeros ocho meses de 2022, siendo el año con mayor número de personas hasta ahora el 2021, con 28 mil 804, y el 2019 con 22 mil 189.
Sin embargo, el académico Rodolfo Casillas recordó que en INM utiliza el término “rescate” para referirse a las detenciones generalizadas de personas migrantes, aunque él define un acto de tráfico de migrantes como un acuerdo voluntario en el cual, si bien donde se violan disposiciones de un Gobierno, la persona migrante obtiene pasaje o transporte y el traficante recibe a cambio una ganancia.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNODC, por sus siglas en inglés) reconoce el tráfico ilegal de personas migrantes como un delito en el cual “los contrabandistas venden servicios ilegales y peligrosos a personas desesperadas y, a menudo, forman parte de una red multinacional bien organizada”.
En cambio, la misma organización define la trata de personas como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas mediante el uso de la fuerza, el fraude o el engaño, con la intención de explotarlas con fines lucrativos”. Son mujeres, hombres, niños y niñas que pueden ser sometidas a condiciones de explotación sexual o laboral, y las personas migrantes no están exentas de este peligro.
En la más reciente Conferencia Nacional de Migración, realizada a finales de agosto de este año, la Organización Internacional de Migración (OIM) citaba el Informe sobre la Trata de Personas 2022 elaborado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, en el cual identificó a dos mil 075 víctimas de este delito entre 2019 y 2021; de las víctimas de 2021, pudo identificar que 15 eran extranjeras.
Aunque las cifras ofrecidas por el Gobierno estadounidense dan una idea de cómo las redes de trata de personas afectan a personas migrantes, el mismo reporte indica que “la mayoría de los agentes gubernamentales carecían de procedimientos estándar de operación para proactivamente identificar a potenciales víctimas de tráfico que pertenecían a grupos vulnerables (entre ellos migrantes) y los remitían sistemáticamente” a instituciones asistencialistas.
“Víctimas de tráfico que pertenecen a grupos de migrantes y solicitantes de asilo generalmente tenían miedo de reportar abusos por desconfiar de las autoridades y por temer sanciones u otras repercusiones”, detalla el informe citado.
Casillas sumó a las críticas para identificar redes de trata de personas en las cuales son enganchadas personas migrantes y reconocer a posibles víctimas de este delito, pues opinó que no existe suficiente investigación en México que identifique específicamente a personas migrantes potencialmente víctimas de redes de trata y las autoridades deberían de empezar con cifras concretas sobre secuestro de personas pertenecientes a estos grupos, aunque el secuestro se puede dar con distintas finalidades: la explotación sexual o laboral, la extorsión, o la desaparición para después ultimar al individuo.
Las cifras oficiales que más se acercan a dar cuenta de la problemática en México indican que entre 2014 y 2019, 159 personas extranjeras fueron rescatadas del delito de secuestro, según el Informe Especial sobre la Situación que Guarda el Tráfico y el Secuestro en Perjuicio de Personas Migrantes 2011-2020, elaborado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Las víctimas eran principalmente de origen guatemalteco y hondureño, y los delitos fueron cometidos principalmente en los estados de Chiapas y Tamaulipas.
Una cifra estimada por el propio académico, con base en cifras del Análisis Integral del Secuestro del Observatorio Nacional Ciudadano, arroja el dato que 71 mil 419 personas migrantes habrían sido secuestradas entre los años de 2007 y 2014.
“Le tocaría a la Fiscalía General de la República, a través de los ministerios públicos y toda la parafernalia de instancias involucradas, debieran hacer las investigaciones correspondientes, pero no hay investigaciones. Entonces, por un lado tenemos prisa por ponerle nombre a un delito, cuando sobre todo en esta de cosa de trata y tráfico tenemos muy pocos resultados que presentar, mientras que por otro lado tenemos un crecimiento exponencial de la migración indocumentada por México”, acusó.
Por su parte, el investigador José Andrés Sumano Rodríguez, del Colegio de la Frontera (Colef), confirmó la falta de datos concretos por parte de las autoridades, y atribuyó esto en gran parte a la falta de voluntad de denunciar de las víctimas en el caso de personas migrantes, pero también porque los flujos migratorios son fluctuantes y cambian constantemente.
“La verdad es que hay poca información que se recauda; el Gobierno federal casi no recauda casi nada de información en este tipo de situaciones. Hay instituciones académicas, como el Colegio, que sí hace el levantamiento de encuestas (…), hay organizaciones como Sin Fronteras, entre otras, que trabajan el tema y van recabando la información (…) pero realmente esa información viene mucho de organizaciones de la sociedad civil que trabajan con los migrantes o instituciones académicas”.
RETOS PARA IDENTIFICAR LA TRATA
El director de un albergue para migrantes ubicado en el centro del país, quien prefirió omitir su nombre por cuestiones de seguridad, resaltó la dificultad que se enfrenta al momento de intentar detectar un caso de posible trata de personas entre migrantes.
“Identificar estos casos siempre es muy complicado, por todo lo que significa en términos del control que puede ejercer el perpetrador contra la víctima, y a veces se podría ser difícil de identificar porque pudiera hasta confundirse con un tema de tráfico de personas. Siempre ha sido difícil identificar este tipo de casos”, indicó el individuo.
Una de las principales estrategias de reclutamiento de migrantes hacia redes con fines de explotación que ha notado el director es que tratantes enganchan bajo engaños a jóvenes, particularmente niñas, niños y adolescentes, para que se les introduzca a la mendicidad.
“Sobre todo pasa con adolescentes de entre 13 a 15 años, y menores de edad que viajan solos, hombres en su mayoría. Ellos viajan con un grupo o con ciertas personas a lo largo de la ruta migratoria y muchas veces el adulto, bajo engaños, somete al menor o al adolescente a pedir dinero, pedir limosna en las calles etcétera, bajo el engaño de que van entregarle el dinero al adulto para que se lo cuide”, apuntó el director.
El niño o adolescente es convencido de pedir dinero en las calles, pero al momento de darle el dinero al adulto se le sigue exigiendo que consiga más y en la mayoría de las ocasiones, no vuelve a ver el dinero. Esto pasó en el caso particular de un adolescente de 13 años que llegó al albergue, comentó el director.
En un primer momento, llegó acompañado de un adulto, quien decía que era su tío. Sin embargo, tras regresar a los pocos días y ahora sin su acompañante mayor de edad, debido a una política del albergue de tránsito que no permite que se queden más tiempo las personas migrantes adultas, confió en los trabajadores que no era realmente su pariente.
“Nos informó que a esta persona se le había encontrado en un municipio de Veracruz. Ahí, este adulto lo contactó, lo enganchó. Le dijo que él lo podía llevar con su familia, porque decía que tenía un familiar en Estados Unidos, y que le podría brindar protección para poder viajar”, indicó.
Al inicio, el adulto le sugirió al adolescente que empezara a pedir dinero para que en su viaje se pudiera comprar ropa y enviar parte del monto a su familia, e iban de ciudad en ciudad mendigando en los cruceros y en los negocios. “[El adolescente] reunía una buena cantidad y él también este confió en el adulto y al adulto le daba el dinero”, dijo. “Tenía así varios meses y el adulto le recogía el dinero y sólo le dejaba muy pocos pesos, pero llegó un momento que el adolescente le dijo que quería ya que le devolviera su dinero porque ya quería mandarlo con su familia”, pero el adulto se negó.
Cuando el adolescente le contó esta situación al personal del albergue, ellos identificaron que era un posible caso de trata, porque el adulto estaba explotando al menor de edad obligándolo a pedir dinero.
El albergue tuvo que intervenir para que las autoridades se hicieran cargo de la situación y el adulto dejara de hostigar al menor de edad.
Finalmente, el director también destaca la falta de cifras sobre cuántos niños, niñas y adolescentes extranjeros podrían ser víctimas de reclutamiento por grupos criminales, pues no hay datos exactos de cuántos ingresan al país irregularmente, y de ellos cuántos caen en manos de cédulas delictivas.
“No sabemos cuántos niños son asegurados por el Instituto Nacional de Migración y las procuradurías, cuántos son devueltos pero cuántos siguen en la clandestinidad, y cuántos de esos niños que ingresan podrían estar siendo captados para fines de explotación sexual, para [ser] halcones, sicarios o para actividades este del narcotráfico”, reportó. “No sabemos qué ocurre con una cantidad importante de hombres y mujeres y niños, por supuesto que ni llegan a la frontera, ni son detectados por el Instituto Nacional de Migración, ni aparecen en las estadísticas o registros que por ejemplo llevamos los albergues, entonces hay todo un vacío de información sobre lo que pasa con estas poblaciones y ciertamente hay estas hipótesis desde diversas organizaciones de sociedad civil de que puedan estar siendo captadas por grupos delincuenciales para la explotación sexual” y laboral, concluyó.