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Jesús Robles Maloof

24/09/2013 - 12:00 am

Tres cartas

Alberto Patishtán es el decano de los presos políticos en México. Trece años de injusta prisión han puesto a prueba a su persona y familia. Ha mantenido no sólo la entereza, sino la voluntad asociativa por los derechos humanos que fue, en inicio, el motivo oculto tras su detención. Su labor durante estos años ha […]

Alberto Patishtán es el decano de los presos políticos en México. Trece años de injusta prisión han puesto a prueba a su persona y familia. Ha mantenido no sólo la entereza, sino la voluntad asociativa por los derechos humanos que fue, en inicio, el motivo oculto tras su detención. Su labor durante estos años ha rendido frutos en logros obtenidos para los presos políticos y para sus familias.

Ha contribuido a la libertad de decenas de ellos, pero a pesar del esfuerzo de sus hijos, de los tzotziles de El Bosque, del Centro Fray Bartolomé de Derechos Humanos, del Movimiento por la Paz, de sus abogados y de cientos de movimientos sociales y organizaciones cívicas alrededor del mundo, el sistema judicial mexicano se ha cerrado para siempre. Justicia selectiva como ha escrito Julio Hernández Barros. Sólo la vía legislativa y de justicia allende nuestras fronteras abrirán las puertas de la prisión. En tanto, la represión ha cobrado una víctima más. Gustavo Maldonado López, bloguero chiapaneco, crítico del gobierno municipal y estatal, enfrenta desde el 8 de agosto una reclusión bajo cargos fabricados. Su camino aún empieza.

Como parte del programa de defensa legal de periodistas y defensores de derechos humanos de Propuesta Cívica, tuve la oportunidad de viajar a Chiapas por tres días. En compañía de mi colega Alan Mayo Flota conocimos historias de personas que no contemplan el silencio como opción. Decidimos visitar al profesor Patishtán como un signo de solidaridad y reconocimiento por su  lucha y la de quienes le acompañan. Convivimos con él y con su familia acaso por algunos momentos. Nos impresionó tanto su entereza que tardaremos semanas en procesar la experiencia. Ahora puedo ofrecerles tres cartas que recabamos y que dibujan coraje ante la injusticia y las lecciones de entereza.

Históricamente, las cartas desde la prisión han sido el resquicio por el que los destellos de la libertad se abren paso burlando la reclusión del cuerpo. Así lo ha comprendido el profesor Patishtán y ahora Gustavo también. Aún nos seguimos preguntando qué ha cambiado en una tierra cuyos gobiernos recluyen a quienes se enfrentan al abuso y critican al poder.

Cintalapa de Figueroa Chiapas.

6 de septiembre de 2013.

Hermanos de México, Chiapas y el mundo:

Escribo estas líneas desde el Penal del Amate a tan sólo dos días de cumplir un mes desde mi detención. Ocupo este tiempo para expresar mi eterno agradecimiento primeramente a Dios, a mi hermana, familia, amigos y seguidores, pero sobre todo a aquellos que han estado al tanto de mi caso. Desde este lugar puedo decirles que estoy bien, física y mentalmente. He sido afortunado, sé que Dios me ha protegido.

He tenido la oportunidad de reflexionar en tantas cosas y aspectos de mi vida, he enfrentado a mis temores, de soñar y de acercarme a Dios. Les cuento que el encargado de esta área, un hombre de fuertes historias pero de gran corazón, me ha otorgado su confianza y amistad. El “78”, un joven que ha sido culpado quedando su familia desprotegida, a la que también tuve la oportunidad de conocer. Cometió un error, pero hoy sufre tras las rejas, siendo inocente.

José es otro amigo de gran corazón. Fue torturado por la policía. Tiene el pie quebrado y aun así siempre está dando consejo a pesar de su problema. Lo culpan de secuestro cuando ni siquiera el que fue secuestrado, dice que él no es.

“Duk” es un gran amigo. Me recibió, me dio su confianza y su amistad. Siempre está al pendiente de todos nosotros. Nos ha enseñado a estar atentos a los peligros. Como en todo lugar hay riesgos. En los juzgados y en los locutorios nos asaltan, sobre todo porque las pandillas atacan a los de nuevo ingreso.

Está “Rojas” al que achacan narcomenudeo, como a mí. Él se duele cuando su familia lo visita porque no le gusta que lo recuerden estando aquí. Los encargados nos cuidan, nos aconsejan a más no poder, nos ayudan con películas que sirven para olvidar nuestras broncas. “Duk”, “José” “El 18” y “Rojas” mis amigos, mis compañeros, son ellos con quienes comparto la comida, el café por las mañanas, la sonrisa. Hay quienes aceptan su culpa y las historias de cómo llegaron a eso me generan siempre reflexión, ojalá algún día tenga la oportunidad de contárselas todas.

Deseo pronto salir y lo dejo en mano de Dios, en tanto seguiré conociendo historias, escuchando a los compañeros y sonreiré mientras las cuenten. Hay gente inocente y la hay culpable, pero todos seres humanos con defectos y virtudes y tienen en común querer salir adelante. Mi batalla no tendrá fin, aún sigo creyendo en poder mejorar cada mañana. Gracias a todos por sus oraciones, por sus mensajes y por preocuparse por mí.

Hermanos, hay mucho que contar pero por el momento es todo. Les agradezco infinitamente. Desde el amate reciban un abrazo lleno de cariño.

Gustavo Maldonado López

Legión Chiapas

 

Penal No. 5 San Cristóbal de las Casas, Chiapas a 22 de septiembre de 2013.

Muy estimado compañero Gustavo:

Es un honor para mí escribirle. Antes que nada recibe saludos combativos. Compa Gustavo, mucho ánimo no estás solo. Hay mucha gente que está contigo.

La gran lucha que hiciste y lo que sigues haciendo, abre caminos para la justicia. Por otro lado su labor ejercida es de gran importancia hermano, échale ganas. Desde este lugar estaré orando por usted y su familia.

Gracias por todo el esfuerzo. Ahí si quieres organizarte o tener una amistad puedes buscar a compañeros ahí presos en El Amate, uno de nombre Miguel Estrada.

Fraternalmente.

Preso Político. 

Alberto Patishtán

 

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 23 de septiembre de 2013

Estimado profesor Alberto Patishtán y estimado Gustavo Maldonado:

Sus casos ilustran los empeños de los gobiernos para silenciar las voces que denuncian la injusticia y enfrentan a la corrupción, que se organizan en defensa de sus derechos. Ser activista de derechos humanos en este país resulta peligroso cuando se ejerce en plenitud de la libertad misma.

El doloroso encierro que les han impuesto, es sólo constancia del miedo de quienes temen que la democracia y sus valores echen raíces en México. Pero sus cuatro paredes no lograron contener la fuerza del que demanda libertad, sus escritos así lo demuestran, recordándonos que la palabra es la esencia de la libertad.

Con su perseverancia dan testimonio de entereza y rinden honor a la región en la que Fray Bartolomé de las Casas predicó, al lugar donde Belisario Domínguez naciera y a la tierra que las comunidades Zapatistas defienden. Son un ejemplo para todos quienes creemos en los derechos humanos como marco de relación con el otro.

Hasta verles libres.

Jesús Robles Maloof

 

@roblesmaloof

Jesús Robles Maloof
Defensor de derechos humanos, entusiasta de los efectos transformadores de las tecnologías de la información. Hace años decidí unir mi voluntad a quienes luchan contra la corrupción, la violencia y la impunidad. Desde integro 2010 el colectivo de activistas digitales Contingente Mx. Colaboré como Senior Lawyer en New Media Advocacy Project y actualmente soy responsable del área de Defensa Jurídica de la organización Enjambre Digital que defiende las libertades en internet.

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