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Alejandro Páez Varela

24/09/2012 - 12:02 am

¿EPN contra Elba Esther Gordillo?

Empecemos por decir que no sería la primera vez que un Presidente entrante se sirve de un personaje con mala fama para ganar legitimidad. Carlos Salinas de Gortari, quien perdió las elecciones de 1988 ante Cuauhtémoc Cárdenas, se volvió un político muy poderoso gracias a un conjunto de manotazos entre los que destacan tres: metió […]

Empecemos por decir que no sería la primera vez que un Presidente entrante se sirve de un personaje con mala fama para ganar legitimidad. Carlos Salinas de Gortari, quien perdió las elecciones de 1988 ante Cuauhtémoc Cárdenas, se volvió un político muy poderoso gracias a un conjunto de manotazos entre los que destacan tres: metió a prisión a Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, amo y señor de Pemex; a Carlos Jonguitud Barrios, el Elba Esther Gordillo de su tiempo, y a Miguel Ángel Félix Gallardo, el narco todopoderoso como lo es hoy Joaquín “El Chapo” Guzmán. Allí está, digamos, el antecedente.

Eran tiempos muy distintos a los que vivimos hoy. Muchos estaban de acuerdo en que “La Quina”, Jonguitud y Félix Gallardo eran unos sátrapas, pero esa no era su imagen pública, necesariamente: sus escándalos no llegaban a la mayoría; ni se publicaban en la prensa. Hoy, Elba Esther Gordillo es quizás el personaje de la política nacional con la peor fama. Mexicanos Primero, la ONG con vínculos empresariales, le pega a diario; los usuarios de las redes sociales la detestan; una cierta prensa le publica sus correrías y sus descaros, y el gran archivo público que es Internet está lleno de datos sobre ella. “La maestra” –como le llaman los políticos– sí está muy desgastada ante la opinión pública, y sí hay una prensa que la denuncia. Allí está, digamos, la primera gran diferencia con el antecedente.

Está otra gran diferencia, pero esta opera a favor de Gordillo. Con esa fama tan terrible, con ese desgaste brutal, pareciera más fácil tumbar que a “La Quina”, Jonguitud y Félix Gallardo. No es así. Porque a diferencia de aquellos tres señores, la señora en cuestión tiene su propio partido político y legisladores a sus pies; tiene, según cálculos privados (porque hasta los gobiernos del PAN la protegieron), algo así como 23 mil individuos pagados directamente con dinero público que no tienen otro empleo que estar a sus órdenes. Tiene el sindicato más grande de América Latina, nada menos. Y tiene, sobre todo, datos íntimos de sus arreglos con gobernadores, senadores, diputados; datos seguramente no conocidos del mismo Presidente saliente (Felipe Calderón) y del electo (Enrique Peña Nieto), que podría soltar cuando se sienta amenazada; ya se lo ha hecho a varios; allí están Santiago Creel, Josefina Vázquez Mota o Miguel Ángel Yunes para contarlo.

¿Entonces? Resumo: Elba Esther Gordillo no es “La Quina”, Jonguitud y Félix Gallardo. En 12 años de panismo se volvió parte del Estado mexicano, un tumor consentido con aceites de poder y dinero. Pero no es tan vulnerable como los anteriores porque, además de todo, el Presidente ya no es omnipotente.

Ahora, una pregunta: ¿Por qué en ciertos círculos se maneja la posibilidad de que Enrique Peña Nieto se lance contra Elba Esther Gordillo para ganar legitimidad? El efecto no está en duda: todos le aplaudirían. Nada menos ayer, el periódico El País publicaba una entrevista con Marcelo Ebrard en la que le preguntan: ¿Ve a Peña Nieto capaz de hacer un gesto que demuestre que hay un nuevo PRI, deshacerse de gobernadores impopulares o romper con Gordillo? Ebrard: “No lo descartaría, casi por propia supervivencia. […] Está el precedente del presidente Salinas de Gortari que ganó mucha credibilidad con gestos de ese tipo y eso le dio cierto espacio de maniobra. Probablemente esté pensando en algo así”.

Yo digo que en las posibilidades de Peña Nieto, la variable Elba Esther Gordillo es tan peligrosa que ir contra ella tendría que ser un asunto negociado con ella, y con nadie más. Pedirle un retiro digno. Ahora, ¿ella estará de acuerdo? No lo creo. Ni siquiera se le ve preparada para ello, sino todo lo contrario: se siente más fuerte que nunca; se le nota. Y quién no, si desde Carlos Salinas hasta nuestros días ha doblado (o corrompido) a todos los presidentes: Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón.

Entonces el mexiquense tendrá que buscarse otras variables si quiere ese soñado golpe espectacular. ¿Ir contra las televisoras? Ja, no. ¿Contra Calderón? Tampoco lo creo; son lo mismo. ¿Contra Genaro García Luna? Podría ser. Pero, aunque no digo que no sería espectacular, no sería un golpe del tamaño del que significaría “La maestra”.

Hagan sus apuestas. Faltan poco más de dos meses para empezar a despejar dudas.

@paezvarela

http://www.alejandropaez.net

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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