El sino del escorpión escucha el grito en el cielo de los empresarios ante el título-consigna de esta columna. Una queja esperada aunque en México se trabaje, a razón de 48 horas semanales, un promedio anual de 2 mil 128 horas (el más alto entre los países de la OCDE), y mientras el 27 por ciento de los empleados trabaja más de este límite legal. Para alcanzar el salario base promedio de la OCDE, un trabajador mexicano necesitaría aproximadamente 7 mil 126 horas de trabajo, un aumento del 220 por ciento en sus horas trabajadas actualmente. Encima, trabajar más por menos convierte al tiempo libre en un lujo caro, pues México se ubica como el país donde el tiempo libre cuesta más dentro de la misma OCDE.

Ante una realidad global que exige equilibrar el tiempo de trabajo con el tiempo libre y la salud mental, el movimiento mexicano por la semana de 40 horas sigue enfrentando resistencias varias y duras. Desde 2023 se anunciaron reformas a la Ley Federal del Trabajo (LFT), de las cuales la más controversial fue la referida a la reducción de la jornada laboral, donde se establece que los mexicanos trabajarán 40 horas en lugar de 48 semanales, al menos para el sector formal; sin embargo, la iniciativa no fue aprobada entonces ni se espera sea aprobada en la legislatura inminente. Actualmente, la misma LFT declara que un trabajador puede laborar hasta 48 horas a la semana. Además, el artículo 123 de la Constitución menciona que un empleado disfrutará de un día de descanso por seis días laborados.

Cabe destacar es que en caso de que la reforma de la reducción de horas de trabajo sea aprobada en la cámara baja del Congreso de la Unión, se tendría que aprobar también por la cámara alta y en los diferentes congresos que forman parte de las entidades federativas. Eso no se ve viable por lo pronto, barrunta el alacrán, según declaraciones de  la presidenta electa Claudia Sheinbaum, quien, en conferencia de prensa, señaló: “El tema de las 40 horas lo vamos a seguir trabajando, es importante que se siga avanzando en la medida de lo posible, nos va a tocar generar el consenso con los empresarios (…) se trata de seguir trabajando en consenso con las representaciones de los trabajadores y el sector empresarial, pero seguir avanzando en los derechos de los trabajadores”,

Es igualmente importante destacar que en diversos sectores de la estructura económica, como en el caso de los trabajadores del gobierno, ya se cuenta con jornadas laborales de 40 horas por semana, “hay que seguir avanzando, pero desde mi perspectiva hay que buscar un trabajo de consenso como se ha hecho en las otras reformas laborales”, reiteró Sheinbaum.

El venenoso recupera también la Recomendación 116 de la sexagenaria Organización Internacional del Trabajo, donde se advierte que la reducción de la jornada laboral debe realizarse de manera progresiva, sin reducir sueldo, con diálogo social, considerando las circunstancias del país y priorizando industrias que requieren un esfuerzo físico o mental especial. También la OCDE ha externado su preocupación por el tiempo de trabajo en México, por lo que se ha solicitado a los legisladores no posponer la discusión en torno a esta reforma laboral.

A lo anterior hay que sumar también otras modificaciones esperadas a la ley laboral, como la referida a la regulación del trabajo en plataformas digitales (touché), pues se trata de una fuerza laboral sin protección, y, por otra parte, lo que tiene que ver con la informalidad de los repartidores de comida y productos varios, algo muy importante porque no tienen contrato y son considerados “socios” de las grandes trasnacionales. Es necesario reivindicar los derechos de estos trabajadores, pues sus servicios han crecido exponencialmente en todo el país y no tienen seguro de riesgo al conducir bicicletas o motonetas para realizar su labor.

En lo que si ha insistido la presidente electa, es en seguir aumentando el salario mínimo. De acuerdo con lo planteado en su documento “100 pasos para la transformación”, hacia el final del sexenio, en 2030, la referencia salarial equivaldría, en valores actuales, a poco más de 11 mil 300 pesos al mes.

El escorpión lee algunos de los beneficios de la semana laboral de 40 horas, según los estudios más pertinentes (OCDE, OIT): Mayor productividad, mejor salud mental, equilibrio entre vida laboral y personal, reducción del agotamiento, aumento de la motivación, más creatividad e innovación, menor ausentismo, satisfacción laboral. Y mientras revisaba estas saludables posibilidades, el alacrán se topó con información sobre la jornada laboral de 32 horas y las lecciones de Portugal, Alemania y Brasil, países donde se han realizado pruebas piloto sorprendentemente exitosas.

Una jornada laboral de cuatro días exige la propia decisión de las empresas más el compromiso de los trabajadores, pero una clave en la fórmula se relaciona con el ajuste en los procesos internos. Este año finalizó la prueba piloto en Portugal, un experimento con el que se confirma que parte del éxito del modelo tiene que ver con las acciones que acompañan la reducción del número de horas. El éxito de la semana de cuatro días como práctica de gestión es el cambio organizativo dentro de la empresa para mejorar la eficiencia y el rendimiento de los equipos y los trabajadores en los demás días”, indica un reporte de la organización 4 Day Week y el gobierno portugués.

En Alemania también se han tenido resultados interesantes, mientras que Brasil es el primer país en Latinoamérica en implementar esta prueba piloto, cuyos resultados se conocerán pronto. La organización 4 Day Week, informó también que la semana de cuatro días se ha puesto aprueba en economías como Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica y Suiza, todas con resultados positivos.

El escorpión recuerda cómo sólo los fanáticos calvinistas gringos idolatran el trabajo como salvación y no lo ven como castigo bíblico, así que calcula sus tiempos para trabajar 32 horas por semana como activista de las 40 horas semanales, el aumento al salario mínimo, la reglamentación del trabajo de los repartidores informales y la regulación del trabajo remoto, del cual el alacrán apenas sobrevive.

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza

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Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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