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Alejandro Calvillo

24/08/2024 - 12:05 am

Las corporaciones contra Kamala

Es difícil creer que se logrará evitar la penetración e influencia que tienen las grandes corporaciones en la política estadounidense a través de donativos y cabildeo, pero los costos ya son muy altos cuando se impiden llevar adelante políticas urgentes para ese país, en especial los programas sociales, la educación, la recuperación de las políticas ambientales…

La industria tecnológica de Silicon Valley, en California, que se había caracterizado por ser en su mayoría demócrata, se ha desplazado hacia la derecha a partir de que Joe Biden no les ha perdonado los impuestos y les ha establecido mayores regulaciones. Al contrario, Trump ha ofrecido a los donantes, durante los eventos de recaudación de fondos, establecer políticas que les favorezcan, incluyendo la reducción de los impuestos corporativos, al tiempo que les ha ofrecido aprobar permisos de exploración petrolera y terminar con las manifestaciones propalestinas en los Estados Unidos.

El Gobierno de Biden fortaleció el trabajo de la Federal Trade Commission frente a las prácticas de algunas de las grandes corporaciones tecnológicas, impulsando acciones antimonopolio contra Google, Facebook, Amazon y Apple, entre otras empresas. Esto ahora puede actuar como un boomerang en contra del Partido Demócrata, ya que estas empresas han influenciado en las elecciones, han dado rienda suelta al racismo, y han favorecido las teorías conspirativas, todo a través del diseño de sus algoritmos. Por ejemplo, uno de los actos civiles más violentos ocurridos en los Estados Unidos en los últimos años, el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, fue muy favorecido por las redes sociales. También se ha señalado que estas empresas han bloqueado la difusión de información que no conviene a sus intereses. Se argumenta que esta fue la razón por la cual Elon Musk compró Twitter, para tener el control de esa red y utilizar su influencia.

Algo que puede pesar aún más en el apoyo de las grandes corporaciones a Trump es la enorme reducción de impuestos que les otorgó y que está vigente hasta 2025. Es decir, si gana Kamala, no hay esperanza de que se vuelvan a beneficiar de esa política trumpista. En una balanza, es redituable invertir menos para impedir la llegada de Kamala y obtener beneficios mucho mayores con la exención de impuestos que Donald Trump les ha ofrecido mantener en un segundo mandato. De acuerdo con el Washington Post, Elon Musk llegó a ofrecer 45 millones de dólares mensuales al comité llamado America PAC para apoyar la candidatura de Trump. Teniendo en la mano los algoritmos de TikTok, se tiene un poder enorme sobre la información.

Se trataría de una gran inversión, dar unos millones y poner la balanza de los algoritmos a su favor, y se podrán ahorrar muchos millones más, al menos durante los próximos cuatro años. Por el contrario, entre los demócratas existe un grupo que llama a aumentarles los impuestos a las grandes empresas, y la propia Kamala habla de exentar impuestos a los que menos ganan.

Otro motivo para que las Big Tech, como les llaman en los Estados Unidos, utilicen su fuerza para influir en las elecciones a favor de Trump es la preocupación de la administración de Biden, y por lo tanto también de Kamala Harris, por la dinámica a través de la cual estas corporaciones están devorando a pequeñas y medianas empresas de inteligencia artificial (IA), convirtiéndose en grandes monopolios de la IA. El control de la IA por parte de un puñado de corporaciones escala el potencial de control de la información y, por lo tanto, de la formación del conocimiento, de la opinión pública, y de formas no conocidas aún de influencia y manipulación política. La difusión de las teorías conspirativas en los Estados Unidos a partir de las redes sociales ha tenido un impacto extremo en la política.

El poder de las corporaciones en el mundo, y en particular en los Estados Unidos, ha llegado a tal grado que comienza a darse un movimiento político, incluso dentro de los demócratas, para intentar ponerles controles. Si desde las naciones del sur se habla del neoliberalismo como esa etapa que inició la desregulación de los grandes poderes económicos, los procesos de privatización y abandono de los servicios sociales, en los Estados Unidos comienza a hablarse más abiertamente del poder de las grandes corporaciones y su influencia en la política. Es ahí, en las grandes corporaciones, donde se asienta gran parte del poder, un poder que busca el debilitamiento de la sociedad, un poder que lleva el mantra de Thatcher de que no hay sociedad, hay individuos, la máxima expresión del neoliberalismo.

Es difícil creer que se logrará evitar la penetración e influencia que tienen las grandes corporaciones en la política estadounidense a través de donativos y cabildeo, pero los costos ya son muy altos cuando se impiden llevar adelante políticas urgentes para ese país, en especial los programas sociales, la educación, la recuperación de las políticas ambientales, y las regulaciones que protejan la salud de una población cada vez más enferma, así como la crisis de vivienda. Nunca antes se había señalado tan abiertamente el daño que está generando el poder de las grandes corporaciones; lo había hecho el senador Bernie Sanders, al cual se le calificaba de comunista. Sanders respondió que lo que proponía era una política social como la de Suecia, Noruega y Dinamarca, mostrando su estado de bienestar social, su atención en salud, educación y vivienda, comparándola con la de Estados Unidos.

Lo que hemos escuchado en gran cantidad de discursos en la Convención Demócrata de los Estados Unidos han sido las palabras de Sanders: la necesidad de poner un alto a la concentración de la riqueza, la necesidad de recuperar y trabajar por la comunidad en un entorno democrático, de transparencia y justicia. Una tarea en los Estados Unidos, una tarea en México, frente a los poderes económicos y la falta de transparencia.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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