Darío Ramírez
24/08/2017 - 12:00 am
Algo no anda bien
Uno de los puntos más grave es que al parecer la violencia no tiene tregua en ningún ámbito. En todos lados las mujeres sufren algún tipo de violencia.
Nuestra naturaleza es pasar de tragedia en tragedia y de acto de corrupción escandaloso en acto de corrupción. El ciclo –hasta ahora- es interminable. Prácticamente al día salen 30 notas en diarios de circulación nacional y digitales que describen actos de corrupción. La mayoría de ellos gozan de plena impunidad que el mismo sistema otorga.
Un día estábamos hablando del socavón del Paso Exprés al otro día de presuntos actos de corrupción de Emilio Lozoya y Oderbrecht. Hoy ya estamos hablando de la aparente inexplicable fortuna de los familiares de Ricardo Anaya en Querétaro. O bien de la investigación que está llevando a cabo Estados Unidos de un gobernador priista en funciones: Roberto Sandoval. Lo curioso es que mientras allá le cancelan su visa aquí las autoridades mexicanas guardan un protector silencio y miran para otro lado.
Pero dentro de todo este mar de desgracias hace pocos días el INEGI publicó una encuesta que debería haber tomado mayores espacios en los medios de comunicación y haber alertado a la sociedad de un serio problema de violencia contra las mujeres. La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH). Los datos en la encuesta vuelven a pintar una sociedad desigual y peligrosa para las mujeres.
Es ridículo que sigamos discutiendo el papel de las mujeres y buscando acciones afirmativas para reconocerles lo que siempre han tenido pero que se les niega: igualdad. No es un tema –como algunos ignorantes lo juzgan- de ideología de género. Aquí hablamos de derechos de las mujeres. Derechos.
Los papeles masculinos y femeninos se han movido poco, de acuerdo a la Encuesta 47.6% de las mujeres opinan que las mujeres que trabajan descuidan a sus hijos o hijas. Mujeres opinando sobre mujeres ojo. Por el otro lado el 69% de las mujeres opinan que las mujeres deben ser igual de responsables que los hombres en traer dinero a la casa.
Cuatro de cada seis mujeres de 15 años o más han sufrido violencia sexual y 34% violencia física. Y seis de cada diez han sufrido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física o sexual en por lo menos un ámbito de su vida.
La mayoría de las personas cree que la violencia contra las mujeres se da en comunidades lejanas y pobres. Según la Encuesta los estados con mayor violencia son la Ciudad de México y el Estado de México, mientras que Chiapas y Campeche son los que registran menores casos.
Uno de los puntos más grave es que al parecer la violencia no tiene tregua en ningún ámbito. En todos lados las mujeres sufren algún tipo de violencia. A lo largo de su vida 25.3% de las mujeres sufrió violencia en su escuela; 26% en el ámbito laboral; 38% en su comunidad y 43.9% sufrió violencia a lo largo de su relación actual o última. Es decir la violencia es sistemática y continua.
Al parecer la escuela no es ni ha sido un lugar seguro y libre de violencia contra las mujeres. Según los datos siete de cada diez casos de violencia escolar suceden dentro de las escuelas (y el principal perpetrador es el compañero de clase en 39% de los casos). De estas agresiones ocurridas en las escuelas 38.3% son de índole sexual, 34% emocional y 27.7% física.
El ámbito laboral es igual de grave ya que 26% señaló sufrir de violencia en ese ámbito. La Encuesta señala que en promedio cada mujer tuvo 3 agresores en el último año, siendo los compañeros (35%) y el jefe o patrón (23%) los principales perpetradores. La violencia ejercida contra las mujeres en el ámbito laboral en los últimos doce meses ocurrió principalmente en las instalaciones de trabajo. Del total de agresiones en el trabajo 47.9% fueron de tipo sexual y 48.4% emocional.
“Los principales agresores sexuales en el ámbito familiar son tíos y primos”, dice ENDIREH. La violencia familiar ocurrida en los últimos 12 meses, ha ocurrido principalmente en la misma casa de las mujeres agredidas (67%) y en casa de otro familiar (26%). Esto quiere decir que inclusive donde deberían sentir mayor protección la violencia la sufren de manera importante.
La ineficacia de las instituciones en brindar verdadera protección radica en que ocho de cada 10 mujeres que sufrió violencia no solicitó apoyo ni presentó una denuncia. Solo el 5.6% denunció.
4.4 millones de mujeres de 15 años y más sufrieron abuso sexual durante su infancia. Al 6.4% le tocaron sus partes íntimas o la obligaron a tocar las de otra persona.
Este texto comenzó hablando de problemas serios de corrupción. Sin embargo, la necesidad de hacer un alto en el camino y voltear a ver que, a pesar de haber avanzado en el diseño institucional para hacer frente a la violencia contra las mujeres, los números no se han disminuido de manera importante. Cuando más de la mitad de la población está inmersa en la violencia que describe la ENDIREH algo más tendríamos que hacer. Es un tema de derechos, no de benevolencia o dádivas. Los números son fríos, pero deberían ser suficientes para darnos cuenta que los verdaderos problemas siguen sin ser atendidos.
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