Catorce de los y las deportistas que asistieron a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en representación de México compartieron sus sueños y deseos para este evento deportivo.
Por Eduardo López y Jorge Rubio
Madrid, 24 de julio (AS México).– “No me pude contener y lloré porque es el haber podido hacer un sueño realidad”. Así reaccionó Esmeralda Falcón, la primera boxeadora mexicana en clasificar a unos Juegos Olímpicos, cuando la Federación Mexicana de Boxeo y el Comité Olímpico Mexicano confirmaron su asistencia a Tokio 2020. Una de las principales razones por la que los Juegos Olímpicos sobrevivieron a la COVID-19, al nuevo estado de emergencia en Japón, y al amplio descontento entre la población local (80 por ciento está en contra del evento), fue el ansia de los deportistas por materializar su proyecto de cinco años.
¡Intenso debut olímpico! 🏸🇲🇽
🇲🇽 @haramaragaitan cayó en su primer duelo en #Tokyo2020, ante la surcoreana 🇰🇷 Kim Ga-eun, en sets continuos 21-14 y 21-9, dentro de la actividad del grupo K en femenil individual.
➡️ Su próximo enfrentamiento será ante Yeo Jian Min, de Singapur. pic.twitter.com/pQdxZSVvqr
— CONADE (@CONADE) July 24, 2021
“Nunca planteamos cancelar. El COI nunca abandona a los atletas”, declaró Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, durante la inauguración de la Sesión 138° del organismo. Tokio 2020 es para el COI, una celebración de la resiliencia de los atletas; un homenaje a su disciplina, dedicación y resistencia a los embates de la pandemia.
164 atletas mexicanos competirán en Tokio 2020, la tercera delegación ‘tricolor’ más grande de todos los tiempos, solo detrás de las de Múnich ’72 y México ’68. 97 hombres, 67 mujeres que han llegado al final de un tortuoso camino que se prolongó un año más de lo debido. 164 sueños e historias que se fusionan en las aguas de la Bahía de Tokio. La taekwondína que eliminó a la leyenda para situarse a las puertas de una medalla; el ilustre clavadista que abrochará su trayectoria en la fosa de clavados; la niña que creció con una medalla colgada al cuello y ahora vuelve sedienta de revancha; el atleta que rehuye a las polémicas y al que no le ciega el resplandor de los metales ni los flashes de las cámaras.
El siguiente es un coro conformado por quienes resistieron las trampas sembradas por el camino, los días de desconcierto, la amenaza de las ilusiones truncas; el cúmulo de sueños de quienes están prestos para cumplirlos. 14 voces que confiaron a AS México sus historias, sus metas y sus deseos. Las voces de los nombres que habremos de escuchar y vitorear a lo largo de los próximos días.
“Cuando vi mi nombre en esa lista, me llené de emoción. No pude dejar de sonreír. Le hablé a mi mamá, al entrenador. Le hablé a todo el mundo que estaba detrás de mí. Ya pasamos. Vamos a ir a Tokio. Estoy contentísimo”, relató Juan Celaya, el rostro de la nueva generación de clavadistas mexicanos, quien hará dupla con Yahel Castillo en la prueba de saltos sincronizados desde el trampolín de tres metros.
Rommel Pacheco, multimedallista panamericano, y quien tirará los últimos clavados de su carrera en la piscina del Centro Acuático de Koto, replica el ánimo de su compañero de selección a pesar de la diferencia de años. Las emociones llenan a Rommel como si fueran sus primeros Juegos. Además, será uno de los encargados de portar la bandera mexicana durante la Ceremonia de Inauguración: “Es un gran orgullo, un gran compromiso, honor, responsabilidad. Súper feliz de culminar mi carrera como abanderado y compitiendo (…) Contento por tantos logros, por tantos triunfos, por algunos fracasos. Dar gracias por llevar la bandera y por pelear esa medalla para México”.
Gaby López, golfista, compartirá el honor con Rommel en el desfile de atletas. Su ilusión, desde niña, siempre fue participar en los Juegos Olímpicos, aunque no como golfista, sino como gimnasta: “Nadie Comaneci era mi ídolo más grande. Ahora sueño con escuchar el himno nacional en el podio”. Briseida Acosta, favorita en la categoría +67 de taekwondo, vivirá su primera experiencia olímpica: “Para mí, los Juegos Olímpicos representan al menos 12 años de mi vida de buscarlos y no conseguirlos. Es mucho trabajo, mucho soñar, mucho entregar el corazón. Es la culminación de un sueño”.
“Es lo mejor que me ha pasado en la vida”, recordó Tamara Cruz, boxeadora que inaugurará la participación mexicana en la historia de la disciplina.
Alejandra Orozco, con solo 24 años y una medalla de plata ya guardada en su sala de trofeos, se presentará por tercera ocasión en los Juegos: “El sueño llegó rápido. Nunca creí que solo tomaría cuatro años. Me tocó aprender de ese momento. Londres me marcó. Viví muy feliz esos Juegos Olímpicos”.
Carolina Mendoza, quien irrumpió en la escena al presentarse con solo 15 años en la plataforma de 10 metros de Londres 2012, tiene una visión un tanto menos romántica de los Juegos: “Mi sueño siempre será tener una medalla olímpica; sin embargo, he aprendido que el proceso es más importante que el resultado. Londres lo pasé como ‘de noche’, no quiero repetir esa experiencia. Mi objetivo es entregarme. Desde 2017 lo vengo haciendo”.
Diego del Real, quien se quedó a las puertas del podio de lanzamiento de martillo en Río 2016, comparte la visión de Carolina: “El escenario de JJOO ya no lo dimensiono como ese ‘wow’. Cada vez empieza a ser más chico, más fácil de dominar. Cuando clasifiqué no sentí esa euforia de hace cinco años. Es un paso más. Ahora, lo que sigue”. El ciclista de montaña Gerardo Ulloa, campeón panamericano y debutante olímpico, aún no dimensiona el significado de competir en la máxima justa: “No veo la magnitud. Estoy enfocado en que es una carrera más, un evento más. Eso me ha ayudado en mi correo. Lo contrario sería contraproducente. Me sentiría muy nervioso”.
La pandemia de la COVID-19 causó estragos en los atletas. Los Juegos fueron postergados en marzo de 2020 y el ciclo olímpico se extendió a cinco años. Los deportistas debieron convivir con la angustia y la incertidumbre que generó la modificación de criterios selectivos, la cancelación de eventos clasificatorios, el vaivén de noticias sobre la evolución de la pandemia, y la rotura de sus sistemas de entrenamiento.
Tamara Cruz explicó su proceso particular: “Pasé por muchas etapas. Estuve desanimada, desmotivada. Cuando se canceló el preolímpico fue bastante duro para todos. No sabíamos cómo iba a ser la clasificación”.
Edson Ramírez, promesa en el tiro deportivo, tardó en asimilar el golpe que supuso la postergación, pero enderezó su enfoque al tomar el aplazamiento como una oportunidad para mejorar: “Al principio no quería entender, pero tarde que temprano tenía que hacerlo. Al final de cuentas, era una realidad que estábamos viviendo. No dejé que me afectara tanto. No dejé que me echara para abajo. En cambio, lo tomé como una motivación para decir ‘todavía tengo tiempo para seguirme preparando mejor para llegar a un nivel óptimo”.
La ciclista de montaña @campuzdc ya entrena en el campo MTB de Izu, donde se realizará el próximo su competencia de los #JuegosOlimpicos #Tokyo2020 #voyxmexentokio pic.twitter.com/9ENaQx9TUh
— Comité Olímpico MEX (@COM_Mexico) July 24, 2021
Para Juan Celaya la espera fue un martirio: “Al principio estaba en un estado como de depresión, no quería aceptarlo. Ya era entrar a los Juegos Olímpicos en unos cuantos meses. Estaban a la vuelta de la esquina. Pensaba que no iba lograr mi sueño. Empecé a platicar con mis amigos, con mi familia, con Yahel (su pareja en los clavados sincronizados)”.
Orozco, después de un resultado decepcionante en Río 2016, anhelaba volver a escena en Tokio. La pandemia le puso las cosas difíciles y, si bien no impidió su participación, sí hará imposible que pueda sentir el cobijo de su familia durante la competencia: “Son unos Juegos a los que de verdad quería llegar. Me los plantee y me puse de objetivo que tenía que trabajar y luchar. Le decía a mi familia ‘los voy a ver en las gradas’. Imaginaba a todas mis personas ahí. Ahora va a ser totalmente distinto. La salud es primero y cuidarnos es lo más importante”.
Isaac Palma, heredero de una longeva y gloriosa tradición olímpica mexicana, la caminata, sintió que la ilusión de volver a los JJOO (compitió, sin medalla, en la prueba de 20 kilómetros de Londres 2012) se había resquebrajado: “Fue bastante fuerte. Ya estaban a la vuelta de la esquina. Iba a competir en Europa cuando vino el cierre de actividades. Vinieron los rumores sobre si se cancelaban los Olímpicos o no. Fue un momento bastante complicado para mí. Me tuve que adaptar al confinamiento. Me fui a Zitácuaro, Michoacán, de donde soy originario. Estuve conviviendo con mis padres, por lo cual tuve que extremas medidas de sanidad. Hicimos un pequeño bunker en la casa. Mi rendimiento deportivo bajó bastante durante tiempo a pesar de entrenar con lo que tenía a la mano; no se comparaba con lo que tenía en el CNAR”. El marchista michoacano, como todos los deportistas mexicanos que estarán en Tokio, ya están vacunados en contra de la COVID-19.
Rut Castillo llevará la bandera mexicana, por primera vez en JJOO, a las competencias de gimnasia rítmica. Sin embargo, en algún momento del arduo trayecto sopesó tirar la toalla. Los sacrificios no habían dado resultados: “Creo que la vida no nos pone metas o retos que no podamos superar. En muchos momentos en los que me sentía fracasada, se sentía bien feo. Hoy volteo hacia atrás y digo ‘gracias’. Cada una de las cosas que me fueron ocurriendo a lo largo de mi carrera me fueron moldeando y fortaleciendo como mujer”.
¡Poniendo el nombre de México en alto! 🇲🇽@micozito y @abueloalvarez10 le dan a México su medalla número 7⃣0⃣ en la historia de los #JuegosOlímpicos, hoy en #tokyo2020.#orgullomexicano
¡Muchas felicidades! 🎉 pic.twitter.com/K6uL1BNGfr
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Para Tamara Cruz, el recorrido también estuvo lleno de obstáculos: “Ha sido bastante complicado agarrar un poco de madurez, confiar en mí, platicarlo. He tenido la oportunidad de platicar con mi psicólogo, que está en Mazatlán. Él me ha ayudado bastante a tener más seguridad en mí”.
Briseida Acosta también relata su lucha: “Hubo muchos momentos difíciles. Mi familia fue la que me ayudó a levantarme. Después de Río (no clasificó), les dije que no quería seguir en el taekwondo. Creo que estoy para cosas grandes en la vida. Para ese momento ya era medallista mundial”. Acosta se mantuvo de pie y hoy es una de las principales esperanzas de medalla para México.
Carolina Mendoza también ha debido de sobreponerse a los altibajos que conlleva una carrera deportiva. Su bautizo de fuego en Londres 2012 la forjó: “Han sido nueve años de altas y bajas. Creo que ahora estoy mucho más madura. Todas esas experiencias me han ayudado a crecer emocional y personalmente, incluso la pandemia. No ir a Río me confirmó que de verdad quería estar en JJOO. Anímicamente no estaba bien en ese momento de mi vida. Esa experiencia me ayudó. Fue un trampolín para darme otra oportunidad de volver a dedicarme y entregarme a los clavados, porque estaba en el limbo. Fue una época medio complicada; sin embargo, me ayudó a reconstruirme y priorizar lo que quería”.
Esmeralda Falcón evoca el momento en el que ardió en su corazón el fuego olímpico: “Le dije a mi entrenador ‘¿qué tengo que hacer para que mi nombre esté ahí (en el muro del Comité Olímpico Mexicano)?’ Pues tienes que ir a los Juegos. ¿Y cómo hago eso? Pues tienes que hacer un proceso, me respondió. Le dije ‘lo voy a hacer y mi nombre va a estar ahí”. Y, en cierta medida, lo ha conseguido. Su nombre ya figura en un registro ilustre del olimpismo mexicano desde que obtuvo el pasaje a Tokio: una pionera para el boxeo femenino en el país.
Ana López Ferrer tiene grabado su objetivo, su mantra, en su piel: “Mi tatuaje dice ‘voy en camino’. Me gusta mucho esa frase. Siento que es algo muy significativo para mí, porque voy en camino hacia mis sueños”.
La pandemia orilló a que los atletas, para no perder el trabajo de cuatro años, acondicionaran sus hogares como centros de entrenamiento. Ese trabajo invisible, que escapa al escrutinio de las cámaras, es la base de los éxitos posteriores. Las dinámicas cambiaron, pero los deportistas siempre encontraron la forma para adaptarse. El plan de Rut Castillo hizo hincapié en el aspecto psicológico: “Fue un trabajo muy importante con mi psicólogo para tener el temple necesario para enfrentar una competencia de tal naturaleza. Tan importante, tan estresante”.
Palma se ejercitó en solitario y, cuando la emergencia de salud cedió, tomó las calles como gimnasio: “Realicé actividades en carreteras, en lugares solitarios donde no pudiera contagiarme. Eso me ayudó a retomar el nivel (…) Para Tokio, no dejamos ningún tema fuera del radar. En Doha (Mundiales de Atletismo 2019) se complicó porque fue a las 02:00 horas y no llegué en mi mejor forma (no finalizó la prueba). Ahora, habrá más condiciones para que camine mejor”.
El pronóstico de Ana Gabriela Guevara, directora de Conade, es de 10 medallas. Associated Press, más reservada, coloca a la delegación mexicana con solo cuatro metales. Más allá de estadísticas y registros, cada uno de los atletas tiene su propia meta, tan válida para quien apunta a mejorar su marca como aquel que se visualiza en lo más alto del podio. Los Juegos son la fiesta de los atletas; suya, y de nadie más.
¡A escena! 🤸🏻♀️🇲🇽@alexa_moreno_mx iniciará su camino olímpico el domingo 25 de julio, en el Centro de Gimnasia Ariake, a las 06:20 hrs (tiempo del centro de MX), en el clasificatorio individual, subdivisión 5 de la #GimnasiaArtística femenil.#ADejarHuellaEnTokio 🇯🇵⛩️🙌 pic.twitter.com/0JJ3krLSIM
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“No vamos con ganas de perder. Vamos con ganas de crecer, de superarnos, de tener un mejor puntaje, de traernos una medalla. Ese es el objetivo de todos. Queremos transmitir a todos los mexicanos que sí se puede, que somos unos guerreros”, resume Alejandra Orozco. Más rápido, más alto, más fuerte.
Celaya tiene claro su legado en Tokio 2020: “Daré lo mejor de mí y pondré el nombre de México en lo más alto”.
Rommel Pacheco ratifica los vaticinios del equipo nacional de clavados, la disciplina más exitosa del país en Juegos Olímpicos: “Voy con la actitud de ganar, de hacer las cosas como las he hecho por más de 25 años (…) Los JJOO tienen una magia distinta. Confío en que todo va a salir bien. Ésta es la última. A gozarla”.
Edson Ramírez tiene la mira en el top ocho, lo que le abriría las puertas a la contienda por las medallas: “Haré un esfuerzo increíble en mis primeros Juegos Olímpicos. Busco entrar a la final y pertenecer a esos ocho finalistas”.
Ana López Ferrer no se aventura a dar una sentencia, consciente del nivel de sus rivales: “Todo puede pasar. Me estoy preparando muy fuerte. Estoy haciendo un gran trabajo en todos los aspectos. Simplemente, no confiarse, llegar con buena actitud, no tener miedo. No es algo fácil. Todos quieren estar en el podio”.
Para Ulloa no hay imposibles: “Tuve un buen ciclo olímpico. Me hace mucha ilusión ganar una medalla. Sí, me veo ganando. ¿Por qué no? Espero que el día de la competencia pueda tener la fuerza necesaria para traer la medalla para mi familia, para México. Es algo que se dice fácil, pero si los suizos pueden, los italianos, nosotros también. Tenemos todo para lograrlo”.
Isaac Palma, quien desde hace tres años prueba suerte en la caminata de 50 kilómetros, tiene un estándar fijo para su reaparición en el máximo escenario: “Mi objetivo principal es mejorar mi marca personal (tres horas, 49 minutos). Por arriba de ello, de acuerdo a los registros históricos en JJOO, campeonatos mundiales y grandes eventos de 50 km, estaría en un top 10. Eso sería un resultado bastante bueno, pero estamos entrenado con objetivos más ambiciosos que eso”.
Diego del Real está preparado para la mejor actuación de su carrera: “Voy a Tokio a hacer la competencia de mi vida. Y como consecuencia, que pase lo que tenga que pasar. ¿Qué pasa si rompo mi propio récord, pero quedo en 3°, o 4°? Pues nada, hay que seguir trabajando.
Esmeralda Falcón tampoco da rodeos: “Me dices ‘Tokio’ y yo digo ‘debo de luchar por la medalla”.