En México, por su localización geográfica y condiciones socioeconómicas, 334 municipios (13.6 por ciento del total) tienen un alto índice de vulnerabilidad de inundación que dañe a la población, su vivienda y otro tipo de infraestructura, según muestran los datos oficiales. Pero, ¿estamos preparados frente a las lluvias cada vez más intensas originadas por la crisis climática?
Ciudad de México, 24 de julio (SinEmbargo).– Los caminos se han vuelto ríos tanto en los países desarrollados como en las naciones en vías de desarrollo a causa de los cada vez más frecuentes aguaceros intensos que se han registrado en los últimos días.
En el Valle de México, por ejemplo, los servicios médicos se colapsaron en el Hospital General de Atizapán y en Cuautepec, al norte de la capital del país donde una parte importante de la capital habita en un cerro, se desbordó un río.
En Nueva Italia y Lázaro Cárdenas, en Michoacán, el agua superó el metro de altura arrasando autos y árboles, y en Zapopan, Jalisco, viviendas y negocios se inundaron.
En China, las personas quedaron atrapadas dentro de estaciones del Metro, oficinas y escuelas. En Bombay, India, la gente movía sus motos con el agua hasta la cintura entre láminas enterradas y un puente tragado por el lodo. Las calles, casas, árboles y sistemas eléctricos destrozados en el oeste de Europa fueron calificados por la Canciller alemana Angela Merkel como “surrealista”.
Pero para la activista ambiental Greta Thunberg —quien basa sus observaciones en la ciencia— apenas estamos en el comienzo de una crisis climática, ya que estos eventos extremos se verán más seguido por el calentamiento global.
En un país rodeado por el Pacífico y el Atlántico, como México, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) detectan a 334 municipios (13.6 por ciento del total) en un alto índice de vulnerabilidad de inundación, sobre todo en la península de Baja California, Sinaloa, Valle de México, Veracruz, Chiapas y Quintana Roo.
#AlMomento nuestros oficiales se encuentran en el Fraccionamiento Jardines del Edén en #Tlajomulco prestando el apoyo a los residentes para salir del complejo habitacional, se registran niveles de 40 a 50 cms de agua al ingreso del fraccionamiento. @ladder400 pic.twitter.com/lOHgMgFbCD
— Protección Civil JAL (@PCJalisco) July 21, 2021
Siempre he pensado que fue una idiotez haber entubado en su momento el río San Juan de Dios, y pues el agua simplemente retoma su cauce y curso natural en la hoy calzada Independencia @GuadalajaraGob @Trafico_ZMG @GobiernoJalisco https://t.co/fRh8ivz0op
— Abraham Herrera (@Ahemedina) July 9, 2021
Conagua explicó a SinEmbargo que una población, vivienda, hospitales y demás infraestructura son más o menos susceptibles de ser afectados por inundaciones en función de su localización geográfica y características socioeconómicas. Esta condición, destacó la dependencia, es alta en sitios que presentan condiciones más precarias con niveles más bajos de bienestar.
“El Atlas Nacional de Riesgo por Inundación permite conocer las áreas propensas a ser inundables por lluvias provocadas por huracanes y tormentas tropicales. Permite conocer las profundidades de dichas inundaciones y las velocidades del flujo, lo cual es útil para la resiliencia de la población ante el cambio climático, ya que sirven de base para el ordenamiento territorial de los municipios”, planteó.
Por ejemplo, en Estados Unidos —país aún en medio de olas de calor e incendios—, la ciudad costera de Miami, en Florida, publicó hace unos días un plan integral para hacer frente en los próximos 40 años al aumento del nivel del mar, huracanes e inundaciones a través de la actualización de sistemas de agua, rompeolas, restaurar humedales, así como a largo plazo construir edificios y carreteras elevadas, y convertir calles bajas en canales. Recientemente cayó el condominio Champlain Towers South de 12 pisos cercano a la costa. El Washington Post informó que el rascacielos fue construido en 1981 sobre un terreno artificial recuperado de un humedal.
Sin embargo, dijo el arquitecto especialista en diseño ambiental Elías Cattan, en México las medidas de adaptación al cambio climático parecen inexistentes al invertir más en infraestructura obsoleta y gris en vez de en miles de hectáreas de infraestructura verde-azul. A esto se suma la desigualdad, ya que zonas con altos ingresos gozan de espacios públicos e infraestructura sólida que resisten tormentas frente a las áreas marginadas donde la estructura de las casas es débil y se carece de sistemas que retengan o filtren el agua.
“No existe un futuro para la humanidad sin una arquitectura regenerativa que se integre con su ecosistema y por ende una ciudad que reconozca y restaure sus bosques, ríos y humedales”, expuso quien realizó un proyecto piloto para recuperar los ríos de la Ciudad de México. “El humedal es una de las herramientas más valiosas porque regula temporales; ayuda a retener una gran tormenta”.
La meteoróloga Martha Llanos coincidió en que la humanidad ha ido “construyendo sus propios riesgos” al establecer asentamientos en sitios vulnerables, a lo que se suma el calentamiento global. Ante ello, el papel de prevención de las ciencias atmosféricas variará entre los países con presupuesto para mejores instrumentos de monitoreo y México, un país subdesarrollado, por lo que como medida de adaptación deben surgir las alertas tempranas comunitarias para que colonias en áreas altas alerten a las de abajo y se construyan barreras.
“La mejor medida —considerando la falta de presupuesto— es organizarnos entre nosotros mismos y siempre estar pendientes del pronóstico. Meteorológicamente México es un país bastante complejo y los fenómenos meteorológicos extremos están siendo cada vez más frecuentes. En zonas metropolitanas como el Valle de México, Monterrey y Guadalajara el reto más grande es vigilar las tormentas, ciclones, hacia dónde se mueven, y que la información llegue de la mejor forma a la población”, aseveró.
REGRESAR LA VIDA
Un humedal mitiga las inundaciones y el auto las agudiza por las emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque el Gobierno de la Ciudad de México está implementando ríos vivos, humedales, jardines infiltrantes, parques lineales, captadores de agua, huertos y parques ecológicos, también construye al sur un puente vehicular en Cuemanco, que para la Coordinación de Pueblos de Xochimilco es un atentado contra el humedal de este sitio ramsar y Área Natural Protegida.
“Una ciudad no es viable si sigue invirtiendo en autos privados. Debe primero invertir donde la gente está: en el transporte público masivo y alternativo, y en infraestructura verde-agua”, dijo Elías Cattan especializado en arquitectura regenerativa. “Los segundos pisos urbanos no ayudan al tráfico, pero mandan el mensaje de seguir usando el auto”.
El Santuario del Agua Lagunas de Xico
Crónica de una destrucción por urbanización
2003 – 2020 pic.twitter.com/sSee9aU0bW
— Laurent Herbiet (@leHerbiet) March 2, 2021
Desde la época de Tenochtitlán a la fecha, planteó el arquitecto Cattan, se sigue el patrón de establecer asentamientos humanos dentro de la cuenca del Anáhuac, lo que llevó a entubar cuerpos de agua y poner en riesgo constante a los habitantes por deslaves. El río la Piedad se entubó para poner el Viaducto; el río Consulado, para el Circuito Interior Norte; y el río Churubusco para el Circuito Interior Sur.
“La dinámica de los últimos 500 años ya es inviable. Estamos en una cuenca. Le estamos echando el agua residual-drenaje a otro (Valle de Mezquital, Hidalgo) y le estamos quitando el agua a otro (Sistema Cutzamala, Edomex); debemos regresar los humedales y reorganizar la inversión entendiendo las particularidades de cada punto de la Cuenca”, afirmó.
El director del Organismo Cuenca de Valle de México de la Conagua, Víctor Bourguett Ortiz, explicó a la prensa la semana pasada que por falta de inversión en drenaje pluvial que conduzca el agua de lluvias de más de 20 mm, son más susceptibles de inundarse colonias del centro de la ciudad, Iztapalapa, Iztacalco, Coapa en Coyoacán y Xochimilco, así como los municipios mexiquenses de Ecatepec, Chalco, Nezahualcóyotl e Ixtapaluca.
No se invierte, justificó, porque es más caro y son tuberías más grandes que las del drenaje sanitario que deben instalarse a gran profundidad para no afectar a los gasoductos de Pemex o la fibra óptica.
Además, las alcaldías y municipios mexiquenses asentados en las partes bajas del Valle de México —construido sobre una cuenca de cinco lagos— son vulnerables a sufrir inundaciones, al recibir las escorrentías de las zonas altas del poniente, a través de los ríos y arroyos entubados.
“Las zonas más susceptibles son aquellas que han invadido los cauces naturales; los ríos reconocen su trayectoria natural. Aquellos que invadieron esas zonas o los que fraccionaron son los que se ven más afectados en estas contingencias”, dijo Bourguett.
Pero el ecólogo Luis Zambrano planteó que la infraestructura gris no es lo más importante sino aprovechar el ciclo del agua en la Cuenca. “Es decir, trabajar con la naturaleza para encaminar a la ciudad rumbo a la resiliencia”, escribió en la revista Este País.
Por ejemplo, un Río de la Piedad, en lugar del Viaducto, reduciría inundaciones en zonas bajas y la construcción de sitios de rápida absorción de agua en camellones, canchas de futbol o parques, promovería que el agua, en lugar de correr por las calles hasta el desagüe, corriera hacia uno de estos sitios de rápida absorción para que fuera infiltrándose de nuevo al acuífero.
Proyecciones resultado del calentamiento global en el área de la península de Yucatán en México #trenmaya #ClimateChange pic.twitter.com/0ZxpCOFUNI
— cuatro al cubo (@cuatroalcubo) June 26, 2020
En el sureste mexicano también falta ese tipo de inversión.
Después de los ciclones e inundaciones de finales de 2020 en Tabasco, como parte de un plan hídrico del Gobierno federal para esta entidad que por su ubicación registra tradicionalmente inundaciones, la Conagua reconstruyó bordos de protección en en el municipio de Centro y siguen en proceso los de Cunduacán y Macuspana.
Hasta 2023, se reconstruirán 35 bordos y protecciones marginales para contener y dirigir el agua hacia el mar. En tanto, para el dragado de 313 kilómetros de ríos como el González se invierten 117 millones de pesos.
Pero en ciudades costeras, ubicadas en los 11 mil kilómetros de litoral del territorio mexicano, también deben considerarse los manglares como reguladores en vez de devastarlos con refinerías o un tren.
“Tenemos que empezar a regresar la vida en términos de sistema para fijar dióxido de carbono, producir oxígeno y generar biodiversidad”, planteó el arquitecto Elías Cattan.