Alejandro De la Garza
24/06/2023 - 12:03 am
La odisea bárbara de la sucesión
La trama de Porque parece mentira la verdad nunca se sabe, ocurre en el México de los años setenta del siglo viejo y narra un fraude electoral en el pueblo de Remadrín, perdido en el desierto norteño del estado de Capila, en la República de Mágico.
El sino del escorpión atestigua el inicio del proceso sucesorio a la Presidencia de la República con el ánimo desencantado y muy curioso por presenciar una odisea bárbara, en donde no se desarrollarán las aventuras y avatares heroicos de Ulises, sino, como subraya la definición más clásica de odisea: problemas y calamidades. La idea homérica no es original, precisa el alacrán, corresponde a la novela Porque parece mentira la verdad nunca se sabe (Tusquets, 1999) del impar escritor bajacaliforniano Daniel Sada, obra cuya versión al francés fue traducida como La odisea bárbara (L’Odisseé barbare), en clara referencia al Ulises de Joyce. Va este recuerdo en memoria del querido Daniel, quien cumpliría 70 años este 2023, si no lo hubiera sorprendido la muerte en 2011, cuando contaba apenas 58 años.
Los lectores asiduos conocen bien esa novela, considerada por editores y críticos literarios como la obra maestra de Sada, “la de mayores riesgos”, “la más radical y ambiciosa”, “genuina renovación de la novela mexicana”, “una de las obras más ambiciosas de nuestro español”, “una novela que logra el equilibrio, porque la historia es muy fuerte y la forma es extrema, muy radical”, “es un libro sin concesiones”, “una de las obras más endiabladamente difíciles de nuestra literatura”, “una revelación para la literatura mundial”, “la novela que lo hizo entrar en la historia de la literatura mexicana”, “donde llevó a sus últimas consecuencias las experimentaciones que venía haciendo con el lenguaje durante su carrera como escritor”. El escorpión coincide, este libro impulsó a Sada a transformarse de un escritor representativo de la literatura del norte de México, en un escritor universal traducido incluso al griego.
La trama de Porque parece mentira la verdad nunca se sabe, ocurre en el México de los años setenta del siglo viejo y narra un fraude electoral en el pueblo de Remadrín, perdido en el desierto norteño del estado de Capila, en la República de Mágico. Un grupo de hombres se roban las urnas y generan protestas multitudinarias, hay una manifestación y los participantes, en su mayoría estudiantes, son masacrados. Se extiende la represión brutal del ejército, el bloqueo de los caminos, hay muertos y desaparecidos, mientras el oportunista alcalde Romero Pomar se rehúsa a dejar su cargo. Los cadáveres, como en una visión fantasmal y polvosa, viajan amontonados en una camioneta por el desierto. La historia relata la suerte del tendero Trinidad y su esposa, en busca de sus hijos Salomón y Papías, muchachos desaparecidos y muertos por el ejército. En fin, fraude, represión, jóvenes desaparecidos por el ejército. El escenario de horror de todos conocido: México.
Pero la magia de Sada es crear un lenguaje que supera al relato. Para crear más de 90 personajes en más de 600 páginas, Sada escribe en Sada, se ha dicho. Prolepsis y analepsis constantes (lo que los anglos llaman flashback y flashfforward), sintaxis de funámbulo, escritura y frases medidas en octosílabos, endecasílabos, alejandrinos, verso blanco, prosa rimada, párrafos de mágica eufonía conformados por cultismos y palabras populares, neologismos, regionalismos, infinitas subtramas. Y ante todo la voz omnipresente, brutal y sofisticada, que relata, analiza, duda, se vuelve sobre sí misma para ponderar su propio relato o bien interroga al lector sobre lo que está leyendo. Sada en toda su potencia.
El alacrán saluda entonces a Daniel Sada, nacido el 25 de febrero de 1953, en Mexicali, y quien falleciera el 18 de noviembre de 2011, víctima de una enfermedad renal que lo aquejaba desde hacía varios años y lo llevó a vivir por meses al filo de la muerte, entre hospitales y convalecencias. Tristemente, el día de su fallecimiento fue designado para recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011 en Lingüística y Literatura, pero él ya no se enteró, había caído inconsciente desde las primeras horas de aquel viernes y murió por la noche. El escorpión lo recuerda bien en algunas “cascaritas” futboleras que algunas veces jugó con él y otros escritores allá por los rumbos de Plateros, en Mixcoac.
Tras esta digresión contextual sadeana, el venenoso vuelve a la agitación actual por el adelantado proceso sucesorio, que tiene a seis personajes del morenismo y partidos circunvecinos compitiendo ya por la candidatura de ese movimiento. Dándose con todo, diría la gayola, como si su solo interés por llegar a “la silla” estuviera encima de todo. El alacrán no es analista político ni especialista del Colegio de México, pero como cualquiera barrunta enormes riesgos en esta disputa intermorena. Está en juego la misma sobrevivencia del movimiento emergente que triunfó en la elección de 2018 de manera legítima, democrática y multitudinaria; es decir, llegado al poder sin fraude de por medio, como había ocurrido en las elecciones de 2006 y 2012, para no ir hasta el fraude mayor de 1988 (o al poblado de Remadrín, en la novela de Sada).
Las pugnas entre los aspirantes se han vuelto sanguinarias, como lo revelan las redes sociales y las notas periodísticas. Los elegidos se disputan las pantallas, las entrevistas, las sugerencias u ocurrencias más llamativas, escandalosas y provocadoras para llamar la atención, en tanto los medios de comunicación: impresos, televisivos, radiales y digitales, están ya participando activamente en la disputa. Se afirma, según Doña Demoscopia, que el ganador o la ganadora será, casi inevitablemente, la próxima Presidenta o Presidente de México. El venenoso observa una misoginia creciente en el electorado, lo que dificultaría la victoria de la continuidad obradorista; ve también un sector “modernizador” dispuesto a votar por el nuevo tecnócrata, mientras aún otro sector estaría dispuesto a votar por quien domine todas las viejas mañas del PRI más otras nuevas muy morenistas (acaso en esta categoría cabrían dos candidatos). Para los demás está en griego, vislumbra el escorpión, mientras transcurre la odisea bárbara por la Presidencia-Ítaca.
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