“Reconocemos que es una oración desafortunada y aclaramos que es un error de redacción. La frase debe decir ‘El etnocidio tiene un opuesto positivo, el etnodesarrollo…’”, compartió la cuenta oficial del Tren Maya luego de que en redes sociales circulara el fragmento de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA).
Ciudad de México, 24 de junio (SinEmbargo).– Después de que la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del Tren Maya incluyera la frase: “El etnocidio puede tener un giro positivo”, autoridades aseguraron que se trata de un error de redacción y señalaron que es una frase desafortunada.
“El etnocidio puede ser económico o cultural. Económico cuando se hace en nombre del desarrollo y cultural cuando se pretende desaparecer a las minorías étnicas para dar lugar al Estado Nación. Se destruye en nombre de la unidad nacional, el progreso y el desarrollo”, dice el documento público.
“El etnocidio puede tener un giro positivo, el ‘etnodesarrollo’, este puede ser posible si se involucra en el proceso de desarrollo y en la administración de beneficios a las poblaciones indígenas que estarían siendo afectadas por el desarrollo, en este caso podríamos entenderlo como un proceso participativo para las comunidades indígenas para involucrarlas no sólo como lo establece el Convenio OIT 169 , si no desde la propia planeación y apropiación del proyecto de desarrollo para sus comunidades, en las que el beneficio para estas sea observable”, agrega en el punto IV.4.11. Análisis social de los Pueblos Indígenas.
Robert Jaulin, etnólogo francés, definió el etnocidio como la negación y el exterminio de la cultura de un pueblo. Lo hizo luego de realizar investigaciones de campo en la frontera entre Venezuela y Colombia.
Después de que el fragmento se compartiera en redes sociales, la cuenta oficial del Tren Maya corrigió: “Sobre la circulación de un extracto fuera de contexto de la MIA del Tren Maya, reconocemos que es una oración desafortunada y aclaramos que es un error de redacción. La frase debe decir ‘El etnocidio tiene un opuesto positivo, el etnodesarrollo…’”.
“El objetivo del Fonatur con el proyecto es promover el ETNODESARROLLO de los pueblos indígenas, como consta en los párrafos siguientes. Estamos comprometidos con la participación de los pueblos indígenas en todo el proyecto”, agregó.
“Si bien este error no se puede enmendar de la MIA, aprovechamos el espacio para aclarar los objetivos del tren y refrendar nuestro compromiso para llevar bienestar al pueblo del sureste de México”, expuso.
Sobre la circulación de un extracto fuera de contexto de la MIA del Tren Maya, reconocemos que es una oración desafortunada y aclaramos que es un error de redacción. La frase debe decir “El etnocidio tiene un opuesto positivo, el etnodesarrollo…” pic.twitter.com/4hkGH0gJ3W
— Tren Maya (@TrenMayaMX) June 24, 2020
El martes 16 de junio, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) ingresó la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) en su modalidad regional solo para la operación de la vía férrea del Tren Maya en los tres primeros tramos de Palenque, Chiapas, a Izamal, Yucatán.
La Manifestación de Impacto Ambiental modalidad regional asegura que el proyecto en su primera fase cumple con lo establecido en el artículo 35 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA), en cuanto a que se ajusta a la regulación jurídica ambiental vigente y, dice, aunque “no se generarán impactos negativos relevantes” que pudieran afectar el Sistema Ambiental Regional, se proponen las medidas de mitigación correspondientes.
LOS PUEBLOS FRENTE A LA COVID-19
Los pueblos indígenas constituyen alrededor del 5 por ciento de la población mundial, una proporción pequeña que, sin embargo, no se corresponde con el impacto que la pandemia de coronavirus ha tenido y puede llegar a tener sobre ellos. El choque cultural, la marginación y el racismo les colocan en el camino de un “etnocidio por omisión”.
La COVID-19 ha afectado ya a más de cinco millones de personas en todo el mundo, de las cuales más de 300 mil han perdido la vida. De momento, se desconoce cuántas víctimas hay entre los 370 millones de indígenas que, según cálculos de Naciones Unidas, habitan el planeta.
“Desafortunadamente ese es uno de los problemas que nos encontramos porque los estados donde habitan los pueblos indígenas no tienen una estadística desglosada”, comenta a Europa Press el nuevo relator especial de la ONU para pueblos indígenas, José Francisco Calí Tzay.
Una de las razones por las que no hay datos precisos es la desconfianza. “Muchas comunidades no están dando aviso a las autoridades si hay algún contagiado porque (…) se llevan al enfermo, lo hospitalizan y luego solo informan de que se murió”, dice Calí Tzay. Es el caso de una comunidad de indígenas cuna en Panamá donde “un joven enfermo salió para ir al hospital y a los días solo les entregaron un botecito con sus cenizas”. “Su prima me decía: ‘¿Qué seguridad tengo yo de que es mi primo’?”, cuenta.
Aunque no es posible cuantificar la incidencia del coronavirus entre los pueblos indígenas, Survival International asegura a Europa Press que “podría ser devastador”. De hecho, recalca que “en muchas regiones habitadas por indígenas la pandemia todavía está en sus primeras fases y ya está causando estragos”.
Survival International explica que el virus supone una especial amenaza para ellos porque “sus formas de vida comunales podrían conllevar una propagación rápida”. “Sus sociedades no son individualistas”, indica. Así, “el hogar de una comunidad yanomami es el yano o shabono, una enorme maloca o casa común, es la casa de todos”, ilustra.
Calí Tzay, indígena maya de Guatemala, hace hincapié en que la “vida comunitaria” es una característica definitoria de las poblaciones originarias. “Culturalmente, tienden a afrontar las cosas positivas y negativas de forma comunitaria”, señala.
Este rasgo esencial de los indígenas propicia asimismo que los efectos del coronavirus sean más brutales en sus pueblos. Cali Tzay llama la atención sobre las medidas de confinamiento, que dejan “completamente aislados” al colectivo y a sus miembros, rompiendo la “solidaridad comunitaria” que es la base de sus sociedades.
El coronavirus también pone en peligro su acervo cultural. La COVID-19 ha castigado con especial virulencia a los ancianos, que ocupan un lugar destacado en la idiosincrasia indígena. “Cuando se pierde un mayor se pierde el conocimiento ancestral”, subraya Calí Tzay. “Por eso, (…) ellos mismos están diciendo: ‘Cuiden a los ancianos y a los niños, son los guardianes de nuestro conocimiento y el futuro de nuestros pueblos'”, afirma.
–Con información de Europa Press.