La disputa que Estados Unidos provocó con sus socios comerciales más cercanos ha comenzado a pasar la factura. El viernes, la Unión Europea comenzó a imponer aranceles a mercancías estadounidenses por 3 mil 400 millones de dólares; mientras, China, la India y Turquía ya habían comenzado a castigar los productos estadounidenses en respuesta a los aranceles contra los metales.
En tanto, el director general del Banco de Pagos Internacionales (BPI), Agustín Carstens, advirtió hoy que “existen indicios de que el aumento de las presiones proteccionistas ya ha perjudicado a la inversión”.
Por Paul Wiseman y Michelle R. Smith
Washington/Ciudad de México (AP/EFE/SinEmbargo).- Un constructor de botes en Florida ha absorbido pérdidas por cuatro millones de dólares y prevé más números rojos. Un productor de carne de cerdo en Ohio está perdiendo acceso a un vital mercado extranjero y teme que los perjuicios duren años. Un distribuidor de motocicletas cerca de Colonia, Alemania, se pregunta si tiene futuro.
La disputa que Estados Unidos provocó con sus socios comerciales más cercanos ha comenzado a pasar la factura. El viernes, la Unión Europea comenzó a imponer aranceles a mercancías estadounidenses por 3 mil 400 millones de dólares -desde whiskey y motocicletas hasta cacahuates y arándanos- en represalia por los aranceles que el presidente Donald Trump impuso a las importaciones acero y aluminio en Estados Unidos. China, la India y Turquía ya habían comenzado a castigar los productos estadounidenses en respuesta a los aranceles contra los metales.
“En este momento ya tenemos una grave sangría”, dijo Jim Heimerl, productor de carne de cerdo en Johnstown, Ohio.
Los productores de carne de cerdo como Heimerl ya resienten una caída de precios y menores ingresos desde que China impuso un arancel de 25% a la carne de cerdo estadounidense en represalia por los aranceles que Trump dispuso para el acero y el aluminio.
Si la disputa comercial no se agrava, el daño a la economía en general quizá sea moderado, declaró Mark Zandi, director economista en la firma Moody’s Analytics. Sin embargo, nadie puede afirmar que los perjuicios económicos terminarán pronto.
A partir del 6 de julio, Estados Unidos tiene previsto aplicar aranceles a 34 mil millones de dólares en productos chinos para castigar a Beijing por obligar a compañías estadounidenses a ceder tecnología a cambio de acceso al mercado de China y otros intentos hostiles de mermar el dominio tecnológico estadounidense.
Beijing prometió tomar represalias. Y Trump ha advertido que responderá de nuevo con aranceles sobre 450 mil millones de dólares de importaciones procedentes de China, casi el 90% del total.
La aplicación de aranceles quizá eleve precios a los consumidores, infle costos a las compañías que dependen de partes importadas, ponga nerviosos a los mercados y paralice inversiones mientras los ejecutivos ven si Estados Unidos puede alcanzar una tregua con sus socios comerciales.
La economía de Estados Unidos está en peligro de entrar en fase de recesión con una guerra comercial total, advirtieron economistas del Bank of America Merrill Lynch.
Heimerl, presidente del Consejo Nacional de Productores de Cerdo, subrayó que los productores dependen del creciente mercado de China. Los futuros de la carne de cerdo se desplomaron desde el inicio de las tensiones con Beijing en marzo. La situación implica una pérdida anual para los productores de cerdo de 2.200 millones de dólares, según el economista Dermot Hayes, de la Universidad del Estado de Iowa.
China es “un mercado importante para nosotros”, dijo Heimerl. “Ellos se llevan muchos productos que Estados Unidos no consume: corazones, pulmones, intestinos, estómagos y cabezas, algunos de los productos que no comemos aquí”.
Recordó que los productores agrícolas estadounidenses tardaron años para recuperarse después de que el presidente Jimmy Carter impuso un embargo de granos a la Unión Soviética en 1980 y canceló un mercado crucial.
En la próxima tanda de aranceles, China prepara castigos a la soya estadounidense, un producto de exportación económicamente vital para los agricultores del centro norte de Estados Unidos que han brindado su apoyo político a Trump.
PROTECCIONISMO PERJUDICA INVERSIÓN: CARSTENS
El director general del Banco de Pagos Internacionales (BPI), Agustín Carstens, advirtió hoy que “existen indicios de que el aumento de las presiones proteccionistas ya ha perjudicado a la inversión”.
En su discurso en la Asamblea General Anual del BPI, celebrada hoy en Basilea (Suiza), Carstens hizo hincapié en que “una nueva escalada de medidas proteccionistas que socave el sistema comercial multilateral abierto” podría poner en peligro la actual expansión económica.
Carstens, que fue anteriormente gobernador del Banco de México, consideró que ese sistema comercial multilateral abierto “ha sentado las bases de buena parte de los avances logrados en la mejora de las condiciones de vida en todo el mundo”.
La Unión Europea (UE) aplica aranceles desde el viernes a algunos productos estadounidenses, como el whisky, maíz dulce, el zumo de naranja, los pantalones vaqueros, motos, y crema de cacahuete, en respuesta a la decisión de EU de gravar las importaciones de aluminio y acero europeas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó con aranceles del 20 % a los automóviles de la UE.
Esta semana el conflicto comercial entre EU y China ha escalado con amenazas mutuas de aumento de los aranceles y otros países como la India y Turquía han anunciado nuevos aranceles a productos estadounidenses.
El BPI presenta hoy también su informe anual en el que repasa sus actividades y sus resultados financieros durante el último ejercicio y traslada el tradicional análisis de la economía mundial al nuevo informe económico anual.
“Si continúa el reciente revés en la depreciación del dólar estadounidense, las negociaciones comerciales se volverán más complicadas”, dice el BPI en el nuevo informe económico anual.
Carstens reconoció en la Asamblea General del BPI que durante el último ejercicio “la expansión económica se reforzó y se generalizó”.
El BPI, cuya sede está en la ciudad suiza de Basilea, observa que la economía mundial está en “una de las expansiones económicas más prolongadas del periodo posterior a la II Guerra Mundial”.