Miguel Ángel Mancera Espinosa negó hasta el momento de dejar su cargo, en febrero pasado, que en la capital del país operaran cárteles del narcotráfico, y culpó de la violencia a pequeños vendedores de droga. Cuando hace un año murió Felipe de Jesús Pérez, alías "El Ojos", señalado como líder del Cártel de Tláhuac, el hoy aspirante al Senado de la República calificó a la organización como "un grupo grande de narcomenudeo, [pero] no del tamaño de un cártel".
En los últimos días, la violencia se recrudeció en la CdMx y quien hoy está a cargo del Palacio del Ayuntamiento, José Ramón Amieva, reconoció que esos "pequeños vendedores de droga" están ligados con las grandes organizaciones criminales. Expertos en seguridad explicaron a SinEmbargo que este problema "no se generó de la noche a la mañana" y que por cálculo político se dejó avanzar a los criminales en la capital del país.
Santiago Roel, director del Semáforo Delictivo, sostiene que la crisis que dejó quien ahora aspira al Senado "pudo haberse evitado y darle un ejemplo a la sociedad no sólo de la Ciudad de México sino al país entero".
Ciudad de México, 24 de junio (SinEmbargo).– Luego de que José Ramón Amieva Gálvez, actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, informó lo que es considerado evidente, que los narcomenudistas de la capital tienen nexos con los cárteles de la droga, el silencio que mantuvo sobre el tema su antecesor Miguel Ángel Mancera Espinosa habló más fuerte que nunca.
Negar que grupos de la delincuencia organizada que operan a lo largo y ancho del país tuvieran actividad en la Ciudad de México fue la estrategia con la que el Gobierno emanado del Partido de la Revolución Democrática (PRD) decidió implementar bajo la administración de Mancera Espinosa.
Erubiel Tirado Cervantes, coordinador del Programa de Seguridad Nacional y Democracia en México de la Universidad Iberoamericana, aseguró que revelación de Amieva Gálvez marca una diferencia aunque es un eufemismo, pues por cómo se han manifestado los hechos de violencia en la CdMx se trata de un problema de narcotráfico, no sólo de narcomenudeo.
Los episodios delictivos, que hasta algunos meses parecían esporádicos, se han vuelto recurrentes en las últimas semanas.
Los hechos de violencia de los últimos días –que incluyen un docena de muertos, incluyendo restos humanos abandonados en la avenida Insurgentes, la más grande de la capital; un herido y una veintena de detenidos registrados, durante las últimas 72 horas– revelan que la descomposición por el crimen está en estado avanzado, como dicen los expertos.
Apenas ayer, 23 de junio, una joven de 16 años de edad y dos sujetos fueron acribillados por la madrugada en un deportivo ubicado en las inmediaciones es de la Unidad Habitacional Narciso Bassols, en la colonia San Juan de Aragón de la Delegación Gustavo A. Madero.
De acuerdo con los reportes policiacos, los hechos ocurrieron alrededor de las 00:00 horas, cuando policías que realizaban un patrullaje de rutina por la zona escucharon detonaciones por arma de fuego cerca de la unidad. Al llegar al lugar, ubicado entre las calles 606-A y 699, los agentes encontraron en el área de juegos infantiles el cuerpo de la adolescente de 16 años, el cual presentaba varios disparos, uno de ellos en la cabeza.
La Ciudad de México ha entrado en una espiral de violencia que ha dejado 48 asesinatos intencionales registrados apenas en los primeros cuatro meses de este año, así como 46 mil 565 carpetas por robo y nueve por secuestros.
La madrugada del domingo pasado se hallaron los cuerpos desmembrados de dos hombres y una manta con un mensaje en Tlatelolco; el martes de esta semana que concluye, una disputa de vendedores de droga derivó en un enfrentamiento armado con policías que dejó cuatro muertos, un herido y 25 detenidos en calles de la Delegación Iztapalapa.
“La violencia no se generó de la noche a la mañana, no se puede deslindar a quienes han gobernado la Ciudad de México. El problema siempre ha existido, pero ha evolucionado y han cambiado los términos sobre cómo se manifiesta y cómo se controlaba anteriormente”, destacó Tirado Cervantes de la Universidad Iberoamericana.
Hasta el momento de dejar su cargo, en febrero pasado, para contender por un puesto como Senador de la República, Mancera Espinosa negó varias veces que en la ciudad operaran cárteles del narcotráfico y siempre culpó de la violencia a pequeños vendedores.
Cuando hace un año murió Felipe de Jesús Pérez, alías "El Ojos", señalado como líder del Cártel de Tláhuac, Mancera calificó a la organización como "un grupo grande de narcomenudeo, [pero] no del tamaño de un cártel".
Desde entonces, una serie de asesinatos atribuidos principalmente a ajustes de cuentas, cuerpos desmembrados o encobijados, confirmaron que estas organizaciones delictivas locales tienen nexos con los cárteles del narcotráfico y, además, sostienen una lucha frontal por controlar la capital del país, comentaron los especialistas.
Según las propias autoridades, en la capital mexicana –donde viven nueve millones de habitantes y hasta 21 millones de personas van y vienen por su territorio, si se suma toda la Zona Metropolitana– operan por lo menos dos organizaciones criminales, el Cártel del Tláhuac en el sur y el oriente, y la Unión Tepito, en la zona centro de la ciudad.
LA NEGACIÓN, EL GRAN PROBLEMA
Santiago Roel, director de la organización Semáforo Delictivo, aseveró que negar los problemas en la capital mexicana sólo acrecentó el problema, aunque aceptó que es una constante de los gobernadores.
"Negar los problemas no sólo no ayuda, sino que perjudica, porque en lugar de aceptar el lugar, de aceptar el diagnóstico que era obvio para muchos de nosotros, [...], no se contribuye a la solución. Es una regla y no la excepción que vemos en el país: la mayoría de los gobernadores se la pasan negando, tratando de ocultar", expuso en entrevista con SinEmbargo.
La única forma de arreglar los problemas, añadió Roel, es aceptarlos, "y una vez aceptados entonces se ve la alternativa de solución".
El actual Jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, reconoció el martes pasado que los grupos de narcomenudistas tienen potenciales alianzas con cárteles de la droga que están asentados en los estados de Jalisco, Morelos y Guerrero.
El Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y los cárteles de Guerreros Unidos y los Rojos, son los grupos criminales con más actividad tanto en la zona oeste como en el sur del país.
"Tenía conocimiento hace dos meses de que existían estos grupos delincuenciales que se dedican al narcomenudeo y sabemos que se han vinculado o relacionado con otros grupos que ejercen el narcotráfico a nivel nacional", dijo Amieva.
Por su parte, el titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), Alfonso Navarrete Prida, aseguró que en la capital mexicana "hay mucho narcomenudeo, pero no se tienen pruebas de la presencia de las organizaciones más grande del crimen organizado".
Sin embargo, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) reportó desde 2015 la operación en la Ciudad de México de cuatro cárteles con presencia a nivel nacional.
En este contexto, México registró en 2017 un total de 25 mil 339 homicidios dolosos en lo que ha sido el año más violento en las últimas dos décadas, con un impacto económico a nivel nacional equivalente al 21 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), unos 249 mil 900 millones de dólares de acuerdo con el Índice de Paz 2018.
En entrevista con SinEmbargo, el General José Francisco Gallardo Rodríguez aseguró que el asunto del crimen organizada no sólo abarca el narcotráfico sino el tráfico de órganos, porque se ha generado un ambiente generalizado que ha permitido la expansión y la proliferación de crimen.
"Es lógico es que se ve en la Ciudad de México en una forma encubierta pero real. Tan real es que ya vimos lo que pasó en Tláhuac. [...] Aunque se manejó durante mucho tiempo en una forma discreta –no hay cubierta discreta–".
Para Erubiel Tirado es ingenuo pensar que las organizaciones criminales no están presentes en la ciudad, porque es un lugar estratégico importante para cualquier actividad económica licita o ilícita, “una cosa es que no se manifestaran en términos de violencia y de romper una regla no escrita de no calentar la plaza para poder realizar sus operaciones".
“Las autoridades han sido rebasadas. Hay una especie de relajamiento porque la CdMx es el asiento de la primera zona y comandancia general de la Sedena [Secretaría de la Defensa Nacional], de la Marina, de la Policía Federal. Además de que en la capital se tiene a una de las policías más numerosas del país. Por definición, este esquema de estado de fuerza por mucho tiempo ha fungido como un mecanismo que contiene la manifestación violenta de los grupos del crimen organizado. Pero a nivel federal, y por el esquema de transición y momento político que se vive, no se manifiestan con este esquema de operativos conjuntos”, explicó el especialista.
El General Brigadier Gallardo dijo que uno de los principales problemas en la capital es porque aquí hay sinergia a nivel nacional.
"Los controles que se manejaron durante mucho tiempo fueron rebasados. Y ahora los códigos de comunicación que existen entre la autoridades que permiten esto y la gente que está coludida con esto, pues ya se rebasaron y ya se rompieron. El crimen organizado tienen que ver con controles, controles que no existen en México: controles desde el Congreso, controles jurídicos, controles de cumplimiento de los reglamentos, controles entre los poderes de la unión.
Y aunque Mancera tenía un esquema escudo para evitar la penetración de los cárteles y las manifestaciones de violencia, el especialista Tirado explicó que “evidentemente, ya no está funcionando o fracasó”, lo que está ocurriendo en la capital del país es un reflejo de “los acomodos” que están sucediendo en diversos estados y del cual ya no es ajena la ciudad.
Tirado aseveró que intentar solucionar este problema tendrá costos políticos, pues las declaraciones de Amieva son un llamado a la colaboración y a la ayuda de las instancias federales.
“Considerando que los políticos cuidan mucho la imagen, por eso no reconocen los problemas y no llaman las cosas por su nombre. Por eso, si recurren a esquemas de contención y emergencia, es un reconocimiento de debilidad que se traduce en desventaja política para ellos como tomadores de decisiones; lo cual es un error, porque la cuestión es ver la situación de Estado y que se tiene que resolver el problema independientemente de los costos políticos”, explicó en la entrevista con la universidad.
Mancera, quien hoy colabora en la campaña del panista Ricardo Anaya a la Presidencia de la República, tomó posición de su cargo el cinco de diciembre de 2012, y desde entonces, hasta diciembre del año pasado, se abrieron 439 mil 463 carpetas de robos, 4 mil 465 de homicidios dolosos, y 267 secuestros.
En el sexenio anterior, el político se desempeñó como Procurador General de Justicia del entonces Distrito Federal, de julio de 2008 a enero de 2012, mientras Marcelo Ebrard Casaubón gobernaba la capital (2006-2012).
Durante ese periodo se acumularon 315 mil 447 carpetas de robo, 2 mil 705 de homicidios dolosos y 259 de secuestro en su gestión como procurador. Si contemplamos ambos cargos del ahora candidato por el Frente, dejó a su paso 754 910 carpetas por robo, 7 mil 170 por asesinatos y 526 por secuestro.
LA POLÍTICA VENCIÓ LA EFICIENCIA
El militar y activista Francisco Gallardo aseveró que "hay una tendencia a nivel internacional de que los encargados de los sistemas de seguridad llegan a ser jefes de Gobierno". Por ejemplo "El Presidente de Colombia [Juan Manuel Santos], Marcelo Ebrard, y Miguel Ángel Mancera.
Esto de se debe, añadió el General, a que "hay una continuidad para mantener un status. Un ambiente que permite la corrupción y que permite que se potencie la criminalidad".
–Con información de Efe