El cuerpo de Luz Adriana Castillo fue hallado ocho días después de su desaparición –31 de marzo–, pero a su madre le notificaron de su hallazgo hasta el 26 de abril, un día antes de pasar a formar parte de la fosa común.
Tenía 19 años y quería ser veterinaria, sin embargo, un golpe en el pecho y otro en la cabeza truncaron sus sueño.
Ciudad de México, 24 de junio (SinEmbargo).– Una publicación en su cuenta de Instagram fue el último rastro que dejó Luz Adriana Castillo, una joven de 19 años de Iztapalapa, Ciudad de México, quien desapareció el pasado 31 de marzo y cuyo cadáver fue encontrado ocho días más tarde.
"Necesito más fiestas como ésta", dice su última publicación en Instagram, aunque en la fotografía que ilustraba este mensaje no se aprecia ninguna fiesta, ni ninguna persona, sólo ella y la ropa que vestía el último día antes de su desaparición.
Esta fotografía, que aún circula en las redes sociales y que fue utilizada como referencia para hallar a la joven, no la tomó ella, dicen los padres de Luz Adriana. Fue alguien más y tal vez fue su asesino, o su "novio", como indicaron las autoridades a la pareja.
De acuerdo con el diario El País, la mañana del 31 de marzo los padres y el hermano menor de Luz salieron de casa para dirigirse al negocio familiar, no sin antes haber desayunado con su hija Luz, quien se quedó en casa lavando los trastes.
La madre regresó a su hogar y casi todo seguía intacto, tal como lo dejó antes de salir: los trastes sucios, 90 pesos sobre la mesa y las luces de la calle apagadas, sin embargo, la joven no se hallaba por ninguna parte de la casa.
Irremediablemente la madre salió a buscarla con los vecinos y amigos de Santa María Aztahuacan, a la parada del autobús, le llamó en varias ocasiones a su celular, incluso reportaron en varias ocasiones la desaparición en Locatel, aunque sin mucha fortuna.
El novio de Luz después contó que la joven fue su casa para comer; sin embargo, tuvieron una discusión que causó que Luz se fuera unos 40 minutos después de su llagada debido a un mensaje que recibió su pareja de otra chica y que causó la molestia de Luz.
A pesar de que las autoridades le dijeron que el lapso para reportar a un desaparecido en el Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes (Capea) tiene que ser de al menos 72 horas, aunque realmente no es oficial, Wendy Vázquez tramitó los folletos en el Capea el 2 de abril para iniciarla en ese momento.
Y no fue sino hasta el 13 de abril, de acuerdo con lo que la madre relató a El País, que las autoridades difundieron la información, ya muy tarde a su consideración, pero sin más ellos se adelantaron a compartir la ficha de la joven en el barrio y en redes sociales.
"Mujer, 19 años, complexión mediana, 1.55 metros de estatura, señas particulares: perforación en la nariz."
El cuerpo de Luz Adriana Castillo fue hallado ocho días después de su desaparición, pero a su madre le notificaron del hallazgo hasta 26 de abril, un día antes de pasar a formar parte de la fosa común.
Según las investigaciones, Adriana habría muerto de un golpe en el pecho y en la cabeza, que se llevó consigo a la tumba el 29 de abril, el día en que su familia decidió sepultarla, pero no sin antes dejar en evidencia la eficiencia y eficacia de las autoridades capitalinas para dar seguimiento a los desaparecidos.
Luz Adriana murió de un golpe en el pecho y en la cabeza.
"No queremos entorpecer las investigaciones, pero suponemos que para mover el cuerpo hasta donde apareció, el agresor no pudo haber actuado solo", comenta Wendy. "Exigimos justicia, hay un feminicida suelto: el de mi hija", agrega. Luz Adriana Castillo recibió sepultura el 29 de abril.
La vida se ha detenido de momento para los Castillo, que han cerrado el negocio familiar para volcarse en buscar justicia. Ha sido un proceso tortuoso, aunque reconocen que las investigaciones avanzan lentamente. El dolor sigue presente, pero la estrategia está clara.
"Mi hija no va a ser una estadística más, quiero que sea uno de los casos resueltos y que el culpable sea sentenciado", concluye Vázquez. Su esposo cuenta que cada noche al regresar del trabajo se asomaba a la recámara de su hija. Sólo con ver su silueta dormida sentía tranquilidad. Hoy ya no está, pero todavía lo sigue haciendo.
Porque "no era para tanto" como para considerarla desaparecida. Pretextos. Era demasiado tarde. Su cuerpo fue hallado en la calle ocho días más tarde y la notificación llegó a su familia al cabo de tres semanas, un día antes de que sus restos terminaran en una fosa común. Tenía 19 años.
La madre admite que no sabía que habían regresado y que le había pedido que se concentrara en sus estudios. Acaba de terminar su curso para entrar en la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Autónoma Metropolitana, y ya se preparaba para entrar al Instituto Politécnico Nacional. Quería ser veterinaria. Tenía seis perros, un gato y dos cuyos. El novio fue el último de sus conocidos que la vio con vida.
ADEMÁS
El pasado 9 de junio, Valeria Teresa Gutiérrez, de 11 años, reportada como desaparecida el 8 de junio, hallada sin vida en una combi en Nezahualcóyotl, Estado de México.
8 días después, decenas de personas realizaron una marcha silenciosa en las calles de ese municipio, para exigir justicia por Valeria, luego de que una Jueza diera carpetazo tras la muerte del feminicida José Octavio.