Con el avance en las campañas de vacunación y el relajamiento de medidas restrictivas, la gente comienza a preguntarse qué clase de cosas o no se pueden hacer, especialmente en cuanto a las reuniones familiares. Un experto recuerda que la inoculación evita casos graves de COVID, mas no previene la transmisión del virus o el contagio.
Madrid, 24 de mayo (Europa Press).- En España prácticamente toda la población mayor de 60 años que ha querido está vacunada frente a la COVID-19. Son meses los que llevamos esperando el poder ver a nuestros familiares de edades más avanzadas, el pasar más tiempo con ellos y, por fin, están vacunados. Todos respiramos un poco más.
Pero no hay que olvidar que, según lo que sabemos hasta la fecha, “la vacunación te libra de contraer una infección grave de COVID, que pueda poner en riesgo tu vida, y probablemente de hospitalización, pero no previene la transmisión del virus, ni el contagio“. Es decir, que podemos contagiarles la enfermedad, más teniendo en cuenta que los menores de seis no están obligados a llevar la mascarilla, según recuerda en una entrevista con Europa Press el doctor Pedro Gorrotxategi, vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
Entonces, ¿en qué escenario podemos movernos a partir de ahora?¿Podemos besarles los no vacunados y abrazarles, teniendo en cuenta que son población de riesgo? La situación de la que partimos, según indica este pediatra, es la de un abuelo vacunado, es decir, una persona de más de 60 vacunada, que se relaciona con un niño pequeño que no usa la mascarilla y no sabemos si está infectado o no. ¿Qué seguridad tiene el abuelo a la hora de estar con el niño y no contagiarse?
Como normal general, Gorrotxategi aboga por realizar esta serie de encuentros al aire libre, y cumpliendo las medidas sanitarias que se han aconsejado a lo largo de toda la pandemia (mascarilla, aire libre, lavado de manos, y distancia).
Generalmente, dice que en ese encuentro con el abuelo es muchas veces inevitable el mantener el distanciamiento, y aunque lo aconsejable es cumplirlo, en caso de ser imposible se debe evitar ese contacto mayor como pueden ser los besos.
“Si se puede hacer la relación del niño con el abuelo en el parque, mejor que dentro de una casa. No hay que olvidar que si el niño es pequeño no usa mascarilla. Ésta es obligatoria a partir de los seis, y aconsejable entre los tres y los seis, por lo que si puede ponérsela para estar con su abuelo también sería lo idóneo. El abuelo está vacunado y el niño puede contagiar. La sintomatología de los niños es escasa”, insiste el vicepresidente de la AEPap.
Así, Gorrotxategi reitera que “cuantos más obstáculos pongamos a la infección, mejor”, si puede realizarse al aire libre el encuentro, y sin dar besos, usando el abuelo mascarilla y el niño si puede, mejor. El abrazo estará supeditado a las demás cosas, y siempre el abuelo con mascarilla”.
Desde la Academia Americana de Pediatría recuerdan también que es necesario que se cumplan las dos semanas una vez se haya logrado la vacunación completa en las personas de más de 60 años para estar completamente inmunizado; al mismo tiempo que señala que si alguna persona mantiene síntomas o no se encuentra bien, debe permanecer en su casa; a la vez que si ha estado expuesto a una persona con COVID-19 siga las recomendaciones descritas por su consejería de Sanidad.
“Una gran reunión familiar puede ser tentadora, pero trate de mantener reuniones pequeñas hasta que todos los miembros adultos de la familia hayan sido vacunados”, aconseja la sociedad científica.
LOS SÍNTOMAS DE LA COVID EN NIÑOS
En los niños dice que los síntomas más frecuentes son: cuadro catarral, fiebre y tos; con menor frecuencia, dificultad respiratoria y dolor abdominal; a veces náuseas, vómitos y cefalea. “Lo que más relación tiene con la COVID, aunque se da menos veces, es un cuadro de niño con falta de olor y de gusto. Si esto se junta con náuseas, vómitos y dolor de cabeza existe una probabilidad alta de tener la infección”, remarca el pediatra.
Aquí destaca la guía que acaban de publicar la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) de forma conjunta, y que recopila toda la evidencia acumulada en el último año sobre la COVID-19 en población infantil.
En ella se pone de manifiesto que los menores de 18 años representan entre el 0.8 y el 2.1 por ciento de la incidencia de COVID-19 y la presencia de virus en vías respiratorias superiores es inferior a la de la población general. “Los niños y adolescentes se contagian con menos frecuencia, a menudo presentan una menor carga viral y sufren síntomas más leves de la COVID-19”, sostiene.
En cuanto a los síntomas, la guía apunta que “lo más sugestivo” es la combinación de falta de olfato o de gusto y la presencia de vómitos y de cefalea. “Sin embargo, en pacientes pediátricos con COVID-19 atendidos en urgencias/hospital, la fiebre es el síntoma más frecuente”, apostilla.
A su vez, recoge que los recién nacidos de entre uno y tres meses de edad presentan un mayor riesgo de ingreso hospitalario, más en el caso de niños prematuros o con inmunodeficiencias. “Se recomienda el uso de mascarilla siguiendo las normas vigentes en la actualidad: obligatorio para mayores de seis años y recomendado de tres a cinco años”, agrega.
No hay pruebas de que el SARS-CoV-2 se transmita por leche materna, por lo que el doctor Gorratxegi insiste en la recomendación de fomentar y mantener la lactancia materna también en los recién nacidos de madres infectadas.
En última instancia, el vicepresidente de la AEPap quiere lanzar una felicitación a los menores españoles por haber tolerado “tan bien” todas las medidas implementadas en esta pandemia, recalcando el papel “modélico” que se ha desarrollado en todos los colegios.