"La situación es responsabilidad del Estado mexicano sin duda, pero es cierto que se ve sometido a una dependencia muy fuerte económica y política de Estados Unidos, que ahora con el Gobierno de Trump es especialmente obsesiva con el control migratorio", analizó el Lacruz.
Ginebra, 24 de abril (EFE).– Entre 4 mil y 5 mil integrantes de las caravanas de migrantes que intentan llegar desde Centroamérica a Estados Unidos están detenidos en el estado de Chiapas, muchas de ellos en malas condiciones, denunciaron hoy ONG mexicanas de derechos humanos en Ginebra.
En la actual "tercera oleada" de caravanas, tras las de octubre y enero pasado, "ha habido una reacción del Estado mexicano muy violenta que no esperábamos con este Gobierno", señaló a Efe Salva Lacruz, Coordinador de la ONG chiapaneca Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova.
Las autoridades migratorias, junto a grupos de seguridad y a la policía federal, "están empleando formas muy violentas de disuasión" como se comprobó este martes, cuando unas 200 personas fueron detenidas en una redada en la carretera de la costa de Chiapas, una de las principales rutas de estas caravanas.
Además el Gobierno de México "concentra a las personas en determinados puntos para impedirles continuar y se crean especies de campos de refugiados aunque no sean reconocidos como tales y donde las condiciones humanitarias son deplorables".
"En los centros de detención, bajo un disfraz humanitario, la situación es completamente miserable, sin higiene ni suficiente comida", añadió la coordinadora de la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos, Olga Arnáiz, quien señaló que los autores de estos abusos son "las autoridades que se supone deben proteger a los migrantes".
Lacruz destacó por su parte que las actuales presiones de la Administración estadounidense para que México detenga a estas caravanas podrían ser uno de los factores de este endurecimiento de las políticas migratorias.
"La situación es responsabilidad del Estado mexicano sin duda, pero es cierto que se ve sometido a una dependencia muy fuerte económica y política de Estados Unidos, que ahora con el Gobierno de Trump es especialmente obsesiva con el control migratorio", analizó.
"En buena medida la violencia que están empleando viene dirigida desde Estados Unidos, que incluso presta presupuesto, personal y asesoramiento técnico para ejercer este control fronterizo", concluyó.