Reconocida figura de la educación superior en México, Seara Vázquez es artífice de este sistema de las universidades de Oaxaca, formado por 10 instituciones de educación superior y 18 institutos con más de 10 mil estudiantes.
Con 10 universidades y 18 institutos repartidos a lo largo y ancho de Oaxaca, este sistema tiene actualmente más de 10 mil estudiantes.
Por José Antonio Torres
Huatulco (México), 24 mar (EFE).- Con la educación está en juego la transformación de Oaxaca y, por ello, de México, asegura el español Modesto Seara Vázquez, quien a sus 88 años dirige como rector desde hace 30 años el sistema universitario oaxaqueño, único en su tipo en México.
“Nuestras universidades cumplen una función de transformación muy importante porque están formando los cuadros que después van a tomar el control del estado y que también en el país están participando”, afirma Seara Vázquez sobre estas escuelas cuya calidad educativa la mantienen a la vanguardia en el país.
Reconocida figura de la educación superior en México, Seara Vázquez es artífice de este sistema de las universidades de Oaxaca, formado por 10 instituciones de educación superior y 18 institutos con más de 10 mil estudiantes.
“Todos quieren a nuestra gente lo que pasa es que no producimos tanta”, señala Seara Vázquez, nacido el 11 de septiembre de 1931 en Allariz (Ourense, Galicia).
En entrevista con Efe en su residencia familiar en la costera ciudad de Huatulco, Oaxaca, Seara Vazquez, además de protagonista de la transición democrática en España, presume de sus egresados que trabajan en Silicon Valley (California) con Google, en Seattle (Washington) con Microsoft, y en Nueva Zelanda, Dubai y Alemania.
Con 10 universidades y 18 institutos repartidos a lo largo y ancho de Oaxaca, este sistema tiene actualmente más de 10 mil estudiantes.
Oaxaca tiene unos 4 millones de habitantes, el 43.4 por ciento indígenas, es el estado con el mayor número de hablantes de lenguas indígenas de México y el 74 por ciento de su población vive en condiciones de pobreza, según el Instituto Nacional de Estadísticas de México.
El rector Seara Vázquez tiene una casa en cada sede universitaria de este sistema que da vivienda a sus maestros, todos contratados de tiempo completo para cumplir programas de enseñanza, investigación, divulgación y vinculación social.
Con una productiva vida en México, a donde llegó en 1960, Seara se dedicó tres décadas a enseñar en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde alcanzó cargos importantes y ayudó a fundar centros académicos por los cuales la institución lo cuenta entre sus grandes maestros del siglo XX.
Su libro Derecho Internacional Público es una obligada referencia para estudiantes y profesores en las universidades.
Reconocido mexicano por convicción “no necesito papeles” y “me he comportado como tal desde que llegue”, argumenta, Seara supervisa personalmente el sistema de universidades, sin importar el tiempo ni las distancias.
Relata que uno de los automóviles supera los 800.000 kilómetros y el tacómetro de otro más tiene más des 600.000 y detallista como es, sonríe cuando dice que supera los seis millones de kilómetros recorriendo las universidades.
Recuerda que conoció el estado de Oaxaca en 1962, como turista, y que desde entonces tiene un afecto especial por su gente. “Me ocurrió una cosa muy extraña; sentí una atracción muy especial por Oaxaca. No la puedo describir, además no era racional”, comenta.
Con los años, Seara volvió a Oaxaca como conferenciante y a sus aulas llegaron alumnos oaxaqueños uno de ellos, Heladio Ramírez, le pidió cuando fue gobernador hacer el proyecto de la Universidad de la Mixteca, una zona indígena deprimida del norte del estado.
“Estaba para jubilarme, estábamos viendo a dónde nos íbamos y vino la otra reencarnación porque estuve 30 años de tiempo completo (en la UNAM) y ya llevo 30 años aquí: yo me iba a jubilar y ya no me jubilé”, comenta.
El respeto de los gobiernos de Oaxaca y la decisión de mantener fuera de las aulas las expresiones políticas en un estado afectado las últimas dos décadas por un persistente conflicto magisterial, explican el éxito del sistema, manifiesta Seara.
“No se permite que las cátedras se conviertan en un púlpito, en una tribuna; no puede ser porque lo que está en juego es algo muy importante es la transformación del estado”, argumenta el rector.
Su trabajo en las universidades y la familia, con la que pasa los fines de semana en su casa de Oaxaca, no le impiden ser un escritor prolijo con más de 30 libros, entre ellos la primera parte de su biografía “La Vuelta al Mundo en 80 años” que termina en 1976.
El rector ha recibido innumerables reconocimientos en su carrera, desde el Águila Azteca, la máxima distinción que México concede a un extranjero, y también la Medalla Castelao, que la Xunta de Galicia otorga cada año a personalidades.
Los reconocimientos, con sus doctorados Honoris Causa y un busto metálico que prefirió guardar antes que ver colocado en una de sus escuelas, adornan la habitación de su residencial que utiliza como biblioteca y despacho.
Seara asegura que desde que nació ya estaba predestinado a ser lo que es porque, primero nació el año de República, en 1931 mientras que su padre fue en 1936 el último alcalde del Frente Popular de su pueblo.
Seara se matriculó en la Universidad Central, ahora Complutense; en 1957 viajó a Inglaterra y después Francia, donde obtuvo el doctorado con la tesis “Estudios del Derecho Interplanetario” el cual le valió el reconocimiento mundial como pioneros de este campo.
En París conoció al mexicano Isidro Fabela (1882-1964), cuya amistad fue decisiva para que viajara a México y que también favoreció su integración a la vida del país.
En la Universidad de Utah (Estados Unidos) fue catedrático invitado de 1965-1966; en la UNAM fue jefe de estudios de posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y como tal se vio involucrado en el Movimiento Estudiantil que terminó con la masacre del 2 de octubre de 1968.
Seara volvió a España tras la muerte de Franco para fundar el PSOE gallego, del que llegó a ser secretario general con Felipe González.
“Participé en la transición pero no me sentí a gusto en la vida política, no es para mí. Decidí regresar (a México) y volví a la universidad”, explica el rector de diez universidades públicas de Oaxaca.