"Chabela venía en los huesos, era una vaca explotada para leche y al final sería mandada al matadero para que su carne llegara a las mesas de personas, lo increíble del asunto es que Chabela venía con muchas enfermedades, y esto me hace pensar en cuando yo consumía carne 15 años atrás, cuantas vacas que me comí estaban como Chabela, por un lado muertas de miedo por el maltrato y por otro su salud por los suelos, y aún así yo metí a mi cuerpo su carne enferma", escribe Blanka Alfaro de Liberum.
Ciudad de México, 24 de marzo (SinEmbargo).- Una mañana recibí la llamada de Ivonne, una amiga e incansable activista de muchas causas, diciéndome que estaba en el río a lado de una vaca que había saltado de un camión y que necesitaba apoyo. Resulta que Chabela -como llamamos más tarde a esa valiente vaquita- había saltado del camión que la llevaba al matadero, había corrido por la Av. Constitución -una de las principales de Monterrey- kilómetros y kilómetros, teniendo a la policía detrás intentando que cayera al río, supongo que para que no causara un accidente.
Después de como 2 horas y un largo camino, Chabela corría asustada entre los carros que no paraban, muchos le le pitaban y la esquivaban, hasta que eventualmente sintió que no tenía salida e hizo lo que los policías y protección civil intentaban hacer, saltó al Río Santa Catarina, y cayó 10 metros.
Ivonne dejó todo y bajó hacia dónde estaba ella que no podía moverse, no sabía si estaba herida o no, pero de algo estaba segura, no se separaría de su lado ni dejaría que se la llevaran al destino que habían escrito para ella, morir con miedo en un matadero.
Cuando llegamos estaba la policía, protección civil, protección animal y un veterinario amigo, entre todos estaban planeando como subirla, mientras esas maniobras se hacían, protección animal nos dio a Liberum su custodia para que se fuera al Santuario Libres al Fin.
Después de un par de horas llegamos al Santuario, Chabela tenía mucho miedo, como si no comprendiera que esos bultos que se llaman humanos eran diferentes a los que le había tocado conocer y que la maltrataban. Y esto es seguro porque nos tenía miedo, tardamos muchos meses en que no se alejara cada vez que nos queríamos acercar, hasta que fue entendiendo que no le haríamos daño, obviamente esto con ayuda de unas ricas manzanas que descubrimos que amaba.
Chabela tenía- como todos tenemos- a sus humanos favoritos, Gustavo y Eli eran sus amigos, en ellos confiaba más y se dejaba cepillar y acariciar un poco, pero siempre pendiente por si tenía que correr. Esto pasa muy seguido con los animales explotados para consumo que llegan al Santuario, han pasado tanto maltrato que tenemos que rehabilitarlos para que aprendan a confiar, y olviden todo el sufrimiento y terror que vivieron antes.
Chabela venía en los huesos, era una vaca explotada para leche y al final sería mandada al matadero para que su carne llegara a las mesas de personas, lo increíble del asunto es que Chabela venía con muchas enfermedades, y esto me hace pensar en cuando yo consumía carne 15 años atrás, cuantas vacas que me comí estaban como Chabela, por un lado muertas de miedo por el maltrato y por otro su salud por los suelos, y aún así yo metí a mi cuerpo su carne enferma.
Nos costó como un año poder estabilizarla en cuanto a su salud, y después de un año comenzaron a salir las consecuencias de cuando la explotaron para la leche, Chabela tenía mastitis, una infección en las ubres a causa de la explotación para sacarle la leche.
Es muy dolorosa, teníamos que ordeñarla para que toda la pus con sangre saliera, esto le dolía mucho, y teníamos que hacerle curaciones muy seguido, y era muy nototrio que le dolía, varias veces trajimos a veterinarios “expertos” en vacas, y lo pongo entre comillas porque su experiencia es para explotarlas, no para curarlas, nos decían que ya la mandáramos al matadero, como si fuera una cosa desechable, y no parte de nuestra familia como los perros y gatos que tenemos, que no por una enfermedad nos dice el veterinario que los matemos.
Hasta que tuvimos la suerte de conocer veterinarios que no sólo se interesaban en explotar a los animales sino que los veían como lo que son, seres que tienen la misma capacidad de dolor que nosotros, y que deben curarlos o al menos morir en el intento.
El último año de Chabela fue de altas y bajas por la mastitis, que una vez más es sólo resultado de la explotación hacia las vacas que producen leche para sus bebés, sómos el único mamíefero que tomamos leche materna de otra especie y de adultos, pero ese será tema de orta columna, regresando a Chabe, tristemente murió en el 2016.
Dejó a muchos amigos de todas las especies que la queríamos, a sus amigos humanos nos dejó con la alegría de haberla conocido, las vacas son de los seres más pacíficos que existen, nos dejó con la frustración de no poder hacer más por ella y no porque no quisiéramos si no porque la falta de información para salvar animales de granja es enorme, y es algo con lo que los santuarios siempre batallamos, y con la satisfacción de al menos haberle enseñado que no todos los humanos somos violentos y le queríamos hacer daño, que tuviera un lugar en el que dormir y pastar tranquila, y que su historia hizo que mucha gente entendiera que son animales inteligentes, con derecho a vivir tranquilos y que decidieran despuñes de conocerla dejar de comerlas.
¡Te extrañamos Chabe!
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