Este jueves, el liderazgo republicano tuvo que posponer la votación que estaba prevista al no encontrar un consenso en su propia bancada y no contar con los votos suficientes para aprobar la legislación. El presidente de la Cámara de Representantes de EU, el republicano Paul Ryan, acudió a la mansión presidencial a apenas unas horas del voto para informar al mandatario de la situación y tomar una decisión conjunta sobre celebrar aún le votación o descartar las negociaciones acerca de la propuesta que ahora está en la mesa.
Por Alan Fram y Ricardo Alonso-Zaldivar
WASHINGTON (AP) — Los líderes republicanos retiraron abruptamente el viernes de la cámara baja su proyecto de ley de reforma sanitaria, a falta de votos y ansiosos por evitar una derrota humillante para el Presidente Donald Trump y los líderes del Partido Republicano.
El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, retiró la iniciativa después de que Trump le llamó por teléfono y le pidió que detuviera el debate sin llevarlo a votación, de acuerdo con la portavoz de Ryan, AshLee Strong.
Justo un día antes, Trump había pedido una votación en la Cámara de Representantes. Dijo que si perdía el proyecto en votación, se enfocaría en otros temas.
Horas antes, la Casa Blanca dejó de expresar confianza en que tendría éxito la votación programada para esta tarde en la Cámara de Representantes sobre la propuesta de Trump para revocar la reforma de salud de su predecesor, Barack Obama.
El portavoz presidencial, Sean Spicer, dijo previamente el viernes que Trump cree que la Casa Blanca hizo "todo lo posible" para conseguir los 216 votos necesarios para que se apruebe una iniciativa que derogue la ley de salud conocida como Obamacare.
Varios legisladores en la cámara baja y sus ayudantes dijeron que el proyecto de ley no tendría apoyo suficiente para el momento en que se realizara la votación que Trump insistió en que se celebrara.
La Casa Blanca dijo esperar que la votación se realizara a las 3:30 p.m., hora de la costa este, según lo programado.
Se trató de una apuesta de alto riesgo político para Trump. El Presidente había afirmado que terminó de negociar con los republicanos reacios y que había decidido seguir adelante con el resto de su programa, tanto si ganaba como si perdía esta batalla.
En una reunión en el Capitolio el jueves por la noche, miembros destacados del equipo del Presidente habían dicho antes a los parlamentarios republicanos que Trump había decidido que el tiempo para negociar se había acabado.
En un bochornoso revés unas horas antes, los líderes del partido aplazaron de improviso una votación debido a la rebelión de conservadores y moderados que habría condenado la propuesta. Habían confiado en hacerlo el jueves, cuando se cumplía el séptimo aniversario de la aprobación de la emblemática reforma sanitaria del ex Presidente Barack Obama, que los republicanos han prometido anular desde ese mismo día.
No había pruebas de que la cúpula republicana hubiera recabado apoyos suficientes para sacar adelante su reforma sanitaria, ni tampoco de que su decisión de seguir adelante fuera una táctica para luego demorar la votación de nuevo en caso de necesidad.
Sin embargo, parecían confiar en que a la hora de la verdad hubiera suficientes rebeldes que optaran por no sabotear la ley, la joven Presidencia de Trump y la capacidad de los líderes republicanos para marcar la agenda de la cámara con una dura derrota.
Incluso si se hubiera aprobado la propuesta, los republicanos afrontaban una batalla difícil en el Senado, donde conservadores y moderados también han amenazado con rechazar la ley.
La propuesta republicana buscaba eliminar las impopulares multas de la ley de Obama para las personas que no contratan seguros médicos y los a menudo generosos subsidios para los que contratan seguros.
En cambio, los consumidores afrontarían una sanción del 30% si dejan que su cobertura expire. Los créditos fiscales contemplados por los republicanos se calcularían en función de la edad y no de los ingresos. Además, la reforma acabaría con la expansión de Medicaid y recortaría fondos federales en el futuro para el programa federal y permitiría que los estados establecieran requisitos sobre algunos de los 70 millones de beneficiarios del sistema.
En su intento fallido de ganar apoyos entre los conservadores, los líderes de la cámara baja propusieron una nueva enmienda a votar el viernes que revocaría el requisito de Obama de que las aseguradoras cubran 10 servicios concretos como la maternidad y los tratamientos de salud mental. Los conservadores han reclamado que se retiren esas y otras condiciones, alegando que dispara los precios de las primas.
Por su parte, muchos moderados se opusieron porque creen que la reforma republicana dejaría a muchos votantes sin cobertura médica. Asociaciones médicas, grupos de consumidores y hospitales se han opuesto o expresado reservas, y algunos gobernadores republicanos señalan que la propuesta recorta demasiado Medicaid y dejaría sin cobertura a muchas personas de bajos ingresos.
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Los periodistas de The Associated Press Matt Daly, Kevin Freking, Mary Clare Jalonik, Richard Lardner, Stephen Ohelmacher, Vivian Salama, Ken Thomas y Erica Werner contribuyeron a este despacho.