Los alimentos son los productos con mayor afectación por la subida de la inflación, ya que tienen una demanda constante y permanente. Aunque ya eran existentes los problemas de alimentación en el mundo, la reconfiguración que desató la pandemia de COVID-19 desde 2020 modificó las cadenas productivas, lo cual también ha afectado la llegada de productos a los supermercados.
Ciudad de México, 24 de enero (SinEmbargo).- La inflación de la primera quincena de enero tuvo una variación anual del 7.13 por ciento, la cual fue impulsada principalmente por aumentos en los alimentos y bebidas no alcohólicas, que subieron en 11.92 puntos porcentuales con respecto al mismo periodo de 2021.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que en este primer reporte del año, los 10 productos que tuvieron mayor incidencia inflacionaria fueron el limón, la gasolina de bajo octanaje, loncherías, taquerías, torterías y fondas; así como la papa y otros tubérculos, cigarros, el pollo, restaurantes y similares, automóviles, la carne de res y los plátanos. Es decir, siete rubros fueron de origen alimenticio.
El primer reporte del año del Índice de Precios al Consumidor (INPC) reveló que los alimentos y bebidas no alcohólicas (11.92 por ciento), el transporte (8.29 por ciento) y las bebidas alcohólicas y cigarros (8.11 por ciento) fueron los rubros, según la Clasificación del Consumo Individual por Finalidades, con mayor variación porcentual anual.
Además, dentro de la inflación subyacente, que se colocó esta primer quincena en 6.11 por ciento, los “Alimentos, bebidas y tabaco” fueron los de mayor aportación a la inflación, con una incidencia de 1.808, y en segundo lugar se colocó el término “Otros servicios” —donde se incluyen loncherías, fondas y taquerías, restaurantes y similares, servicio de telefonía móvil, mantenimiento de automóvil, consulta médica, servicios turísticos en paquete, entre otros— con una aportación de 1.032 por ciento.
En el caso de la inflación no subyacente, los productos agropecuarios fueron los de mayor aporte a la inflación al colocar 1.630 puntos porcentuales, de los cuales 0.904 pertenecen a “Frutas y Verduras” y 0.725 a “Pecuarios”.
Los registros del Inegi dejan ver que si bien los alimentos y bebidas son los productos con mayor volatilidad, desde mitad del 2021 mostraron una tendencia ascendente.
En junio, el índice de precios en “alimentos y bebidas” fue de 6.76 por ciento, para julio la variación fue de 7.30 puntos porcentuales. Dos meses después, en septiembre, la incidencia de alimentos y bebidas subió hasta 8.75, mientras que en noviembre saltó hasta 10.80 por ciento. Si bien en diciembre ya se ubicaba por encima de los 11 puntos (11.63 para ser exactos), en menos de un mes esta variación escaló 30 décimas.
Como parte de éstos índices inflacionarios, los precios de la canasta de consumo mínimo registraron un incremento quincenal de 0.52 por ciento y anual de 7.77 por ciento; en el mismo periodo de 2021 las cifras correspondientes fueron de 0.71 y 3.81 por ciento, respectivamente.
Tan sólo con la subida del precio del limón, pese a ser un ingrediente de consumo no indispensable, algunos productos incrementaron su precio. Tal es el caso de taquerías o fondas, donde se ofrece este como acompañamiento para aderezar los alimentos, y los cuales son los principales clientes de los productores de limón al ser los que compran mayor cantidad de este fruto.
Otro ejemplo de la subida de precios en alimentos fue el de la carne, que si bien en esta quincena se presenta con menor incidencia en la inflación, aún es de los productos más caros en el mercado. En diciembre, la carne se encontraba como el insumo de mayor aportación al INPC, pero se considera como un producto básico de los platillos especiales que se preparan para conmemorar las fiestas decembrinas, por lo que el encarecimiento de ésta provocó que las familias mexicanas destinaran mayor parte de sus ingresos a estos eventos, y en consecuencia, apretando más los bolsillos para la cuesta de enero.
Luego de la presentación de datos del Inegi, la organización México, ¿Cómo Vamos? recalcó que el alza inflacionaria de esta primera quincena corrobora que el “semáforo nacional de inflación” en el país se encuentra en rojo y muy por encima del objetivo de Banco de México (Banxico), el cual era de 3 por ciento, mientras que los precios subyacentes desde marzo del año anterior se encuentran por arriba del límite superior de 4 por ciento establecido por el banco central.
Por ello, la ONG destacó que las cifras inflacionarias (7.13 general, 6.11 subyacente y 10.21 no subyacente, en comparación anual) no reflejan los esfuerzos de las autoridades económicas por aliviar las presiones inflacionarias, que si bien se ha dicho que son mundiales, también se reiteró que ya no son transitorias.
PublicacionMCV_Inflacion_1QeneA pesar de los cinco incrementos consecutivos a la tasa de interés, que hasta ahora se encuentra en 5.5 por ciento, aún no hay una reacción positiva que alivie los costos a los consumidores, expuso México, ¿Cómo Vamos?.
“La inflación subyacente continúa su trayectoria ascendente. Lo peor, los alimentos y bebidas no alcohólicas presentaron una variación anual de 11.92 por ciento y si a esto le sumamos la inflación en transporte (8.29 por ciento en el mismo periodo), nos damos idea del peso sobre las familias de la cuesta de enero”, se lee en el comunicado de la organización.
También preocupa el aumento en el precio de la gasolina de bajo octanaje, pues en diciembre este producto fue el sexto de los 10 productos con mayor incidencia en la inflación, pero en este mes se colocó como el segundo de la lista.
PROBLEMA DE TODO EL MUNDO
En lo primeros días de este enero, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dio a conocer su índice de precios de los alimentos, el cual en 2021 alcanzó un promedio de 125.7 puntos, lo que representa un 28.1 por ciento más que el año anterior.
La FAO explicó que esta tasa en diciembre se situó en un promedio de 133.7 puntos, lo que supone un descenso del 0.9 por ciento respecto de noviembre —por la notable caída de los precios internacionales de los aceites vegetales y el azúcar desde sus elevados niveles previos—, pero es todavía un 23.1 por ciento más que en diciembre de 2020.
Los aceites vegetales y los cereales son los alimentos que reportan los mayores precios, pues en el segundo año de la pandemia los aceites llegaron a su mayor nivel de todos los tiempos, con un aumento del 65.8 por ciento respecto al 2020, y en el caso de los cereales, sus precios más altos desde 2012.
Si bien los precios del azúcar bajaron un 3.1 por ciento en diciembre comparado con el mes previo, se incrementaron en 2021 un 29.8 por ciento respecto del año anterior y alcanzaron su punto más elevado desde 2016. Por su parte, aunque el índice de precios de la carne se mantuvo estable en diciembre, en 2021 fue un 12.7 por ciento más alto que en 2020,
Los productos lácteos fueron el único subíndice que aumentó en diciembre, con un 1.8 por ciento respecto a noviembre, acumulando así en el reciente año que terminó un valor 16.9 por ciento mayor que en 2020.
En países como Estados Unidos, España o el Reino Unido, no sólo se ha reportado el encarecimiento de éstos productos y sus derivados, sino que también registran falta de los mismos en los supermercados, derivado de los problemas en las cadenas de suministros, lo que agudiza el alza de los precios.
En Estados Unidos, el problema en la cadena también se ubica en la carestía de los fletes ante una falta de trabajadores (por bajos salarios y malas condiciones laborales), la cual ya se presentaba desde años atrás y que la pandemia sólo se encargó de remarcar.
En Reino Unido, también hay escasez de empleados, situación que se agravó por los nuevos trámites migratorios impuestos por el Brexit; los precios de los combustibles se dispararon desde finales de septiembre, cuando se enfrentaban a la mayor falta de éstos.
LA INFLACIÓN PRESIONA A LATINOAMÉRICA
Las economías más grandes de Latinoamérica cerraron 2021 con un alza de precios mayor a la esperada debido a factores climáticos, políticos y sociales, y a problemas relacionados con el comercio internacional, dio a conocer esta mañana la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El organismo de la ONU con sede en Santiago de Chile reportó en su informe “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe” una inflación general de 7.2 por ciento para la región en el reciente año que terminó –sin contar los países con inflación crónica, como Argentina, Haití, Surinam y Venezuela– y estimó que la economía de Latinoamérica, la región más afectada por la pandemia, creció un 6.2 por ciento en 2021 y que 2022 estará marcado por las asimetrías entre países y una desaceleración incentivada por la incertidumbre.
“La pandemia ha infligido un daño duradero al crecimiento de las economías en gran parte de la región, lo cual se agrava con los problemas estructurales que tiene nuestra región desde antes de la crisis, estos problemas de baja inversión, de baja productividad y de informalidad”, afirmó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, al presentar el informe.
El Observatorio #COVID19 de la #CEPAL pone a disposición de los usuarios las políticas públicas que los 33 países de #ALC están tomando para limitar el impacto de la pandemia, así como el análisis de sus efectos económicos y sociales. ¡Visítalo! 👉 https://t.co/KGD6ygIQpt pic.twitter.com/ogvdyllJfd
— CEPAL (@cepal_onu) January 24, 2022
Como ejemplo, además del de México, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del 10.06 por ciento en 2021 en Brasil estuvo por encima de la meta del 3.75 por ciento del Banco Central y sobrepasó a la del año anterior (4.52 por ciento).
Además, en 2021 se produjo la sequía más fuerte en 100 años, lo cual aumentó el precio de los combustibles (49.02 por ciento) y de la electricidad (21.21 por ciento). En un intento por controlar el fuerte aumento de los precios en los últimos meses, el banco central ha venido subiendo los tipos básicos de interés, que cerraron 2021 en el 9.25 por ciento anual, su mayor nivel desde 2017 (10.25 por ciento), tras siete alzas consecutivas, similar a la estrategia que sigue el Banxico en nuestro país.
El mismo caso se observa en Chile, que terminó el 2021 con una inflación del 7.20 por ciento, no vista desde hace 15 años. De hecho, el banco central del país suramericano también incrementó las tasas de interés en 350 puntos base desde julio del año pasado para combatir el aumento de la inflación, quedando la tasa de referencia al cuatro por ciento, el nivel más alto desde 2014.
Por su parte, el IPC en Colombia cerró en 5.62 por ciento, marcado por el alza de los precios de los alimentos, y siendo superior en 4.01 puntos porcentuales a la variación de 1.61 por ciento en 2020. Estos índices estuvieron relacionados con las dificultades para la importación de insumos agropecuarios por la crisis mundial de contenedores y las manifestaciones que sacudieron al país a mitad del año contra la política económica y social del Gobierno.
-Con información de EFE