Las momias fueron descubiertas durante la Revolución mexicana, iniciada en 1910, cuando las tropas zapatistas entraron en el complejo, escarbaron en el suelo de la cripta y encontraron estos cuerpos, que finalmente dejaron amontonados en un costado del lugar. Una de las leyendas en torno a su origen asegura que fueron traídas por los propios revolucionarios y que las depositaron allí porque era un enclave "sagrado". "Pero no se sabe absolutamente nada", aseguró Daniela Alcalá Almeida, jefa de difusión del museo de El Carmen.
Por Julito Martínez
México, 24 enero (EFE).- Al sur de Ciudad de México, en el barrio de San Ángel, se encuentra el museo de El Carmen, ubicado en el antiguo colegio de San Ángelo Mártir, del siglo XVII, en cuya "capilla mortuoria" existen una serie de momias en muy buen estado de conservación y que su origen concreto es aún un misterio.
Fueron descubiertas durante la Revolución mexicana, iniciada en 1910, cuando las tropas zapatistas entraron en el complejo, escarbaron en el suelo de la cripta y encontraron estos cuerpos, que finalmente dejaron amontonados en un costado del lugar. Después de que los revolucionarios se fueron del lugar, los monjes regresaron al mismo y se sorprendieron con las 12 momias. Y, a partir de este momento, surgieron muchas leyendas en torno a su origen.
Entre ellas, aquella que asegura que fueron traídas por los propios revolucionarios y que las depositaron allí porque era un enclave "sagrado". "Pero no se sabe absolutamente nada", aseguró a Efe Daniela Alcalá Almeida, jefa de difusión del museo de El Carmen.
Sin embargo, entre las explicaciones más aceptadas es que estas momias pudieron encontrarse en una iglesia cercana y que se trasladaron a esta capilla mortuoria. O que se correspondían con los cuerpos de los familiares de Juan de Ortega y Valdivia, benefactor del complejo. O, incluso, que se trataban de pobladores cercanos al antiguo colegio sepultados en el complejo tras 1861, momento de exclaustración de los religiosos.
Pero estos cuerpos no están identificados, aunque se hallaron con vestidos de hombres o de mujeres. No obstante, aquí surge otro problema, ya que hay quien asegura que cuando se encontraron estaban desnudos y que los vistieron aleatoriamente.
"Se constituyen como un patrimonio cultural muy importante porque arrojan mucha información histórica sobre cómo se vivía en otros tiempos, sobre todo en el México del siglo XIX", confirmó a Efe Daniela Alcalá Almeida, debido a que, a través de estos cuerpos, se conocen las características físicas de la época o de qué se moría.
La conservación de estas momias es muy buena, debido a las condiciones ambientales tanto de la cripta como de los enterramientos, que impidieron que el oxígeno deteriorase a los sepultados. Además, las buenas características del terreno contribuyeron a la acelerada deshidratación de los cadáveres, lo que inhibió la descomposición de los tejidos, provocando su momificación.
"Se encuentran como en un microclima que les beneficia mucho para seguir conservándose, para mantener lo que les queda de piel", subrayó a Efe la jefa de difusión del museo de El Carmen, quien recordó que "si se sacaran a otro lugar sufrirían algunos cambios que no serían positivos".
UNA CRIPTA CON HISTORIA
Esta capilla mortuoria fue utilizada por los carmelitas descalzos, habitantes del complejo, para celebrar algunos eventos funerarios cuando fallecían. Así, en el lugar existen diferentes espacios, como una cripta en la que se enterraban los monjes y los donantes que apoyaron la edificación y mantenimiento del colegio de San Ángelo Mártir.
Entre estos mecenas se encontró Juan de Ortega y Valdivia, que ayudó financieramente a la construcción de la cripta para que, cuando él muriera, lo enterraran allí, junto a los frailes. Los enterramientos de estos últimos eran renovados cada siete años, para trasladarlos a los osarios, algo que no ocurría con los cuerpos de los benefactores, que siempre permanecieron en el mismo sitio.
La ubicación de la capilla mortuoria no fue gratuita, ya que se emplaza bajo el altar principal de la iglesia. En el interior de la cripta, además, destacan varios elementos, como los frescos del techo, que presentan una buena conservación, o el enlosado del suelo, de tipo cerámico.
Las primeras pinturas son las que se observan en la parte superior de las paredes, para, posteriormente, ejecutarse las bóvedas. Todas son barrocas, con formas redondas y curvilíneas.
Es llamativo el buen estado de conservación de estos frescos, ya que, si bien han sido limpiados en varias ocasiones, no se han restaurado como tal. Siguen siendo los diseños originales del siglo XVII.
En cuanto a las cerámicas "estannífera", o caracterizada por poseer estaño, existente en el suelo, no se sabe con exactitud su origen, si procedía de Sevilla (España) o de Puebla de Zaragoza (México), donde es tradicional la producción de este tipo de arte.
En la determinación del origen de esta obra de arte es "en lo que se está trabajando actualmente", narró a Efe la jefa de difusión del museo de El Carmen.
UTILIZACIÓN ACTUAL
A día de hoy, el antiguo colegio de San Ángelo Mártir, del siglo XVII, es un museo, en el que se expone, sobre todo, arte sacro novo-hispano, además de organizarse muestras temporales con diferentes temáticas.
Este complejo museístico fue abierto en 1929 y, en la actualidad, se encuentra incorporado a la red de museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), siendo el edificio en el que se instaló uno de los tesoros más preciados de su acervo.