La Casa Blanca quiere que las conversaciones con China provoquen cambios estructurales en el sistema comercial chino, ante lo que considera una transferencia forzada de tecnologías y una escasa protección de la propiedad intelectual, así como una apertura del gran mercado asiático a productos agrícolas y manufactureros estadounidenses.
Washington, 24 de enero, (EFE).- El Secretario de Comercio de EU, Wilbur Ross, afirmó este jueves que la solución de la disputa comercial con China todavía se encuentra “a millas y millas” de distancia, aunque se ha adelantado “mucho trabajo” antes de la visita la próxima semana del viceprimer ministro chino, Liu He.
“Hemos realizado mucho trabajo previo, pero todavía estamos a millas y millas de distancia de alcanzar una solución”, indicó Ross en una entrevista en la cadena CNBC.
Por su parte, el asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, reconoció que las conversaciones pautadas con Liu y su equipo para el 30 y 31 de enero serán “determinantes”, pero matizó que no son “el final del partido”.
Este lunes, el Presidente estadounidense, Donald Trump, redobló su presión a China, después de que se conociera que el dato de crecimiento económico chino en 2018 fue del 6.6 por ciento, el menor en casi 30 años.
“China ha registrado la tasa de crecimiento más baja desde 1990 debido a las tensiones comerciales con EU y las nuevas políticas. ¡Sería mucho más sensato para China que finalmente hiciese un Acuerdo de Verdad, y dejase de jugar!”, sostuvo.
El presidente estadounidense ha marcado como fecha límite para las actuales negociaciones comerciales con China el 1 de marzo.
De no alcanzarse un acuerdo para entonces, Trump ha prometido elevar los aranceles existentes sobre importaciones chinas por valor de 200 mil millones de dólares del 10 por ciento al 25 por ciento.
EU y China se encuentran actualmente en medio de una tregua comercial pactada tras el encuentro de Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, en el marco del G20 celebrado en Buenos Aires en diciembre del pasado año.
La Casa Blanca quiere que las conversaciones con China provoquen cambios estructurales en el sistema comercial chino, ante lo que considera una transferencia forzada de tecnologías y una escasa protección de la propiedad intelectual, así como una apertura del gran mercado asiático a productos agrícolas y manufactureros estadounidenses.