Ciudad de México, 24 de enero (SinEmbargo).– Dominika Cibulková mide 161 centímetros, un factor relevante para el mundo del tenis. La eslovaca se ha ganado su lugar en la final del Abierto de Australia, recalcando constantemente que su estatura no importa a la hora de salir a la pista. En un Grand Slam donde las grandes favoritas terminaron por fracasar, hay un desenlace anecdótico para los registros ávidos de datos curiosos. La china Na Li tiene ante sí la oportunidad de ganar su primer Abierto de Australia en su tercer partido decisivo. Con ocho años menor, Dominika puede convertirse en la campeona de menor estatura en los últimos 37 años. La eslovaca aspira colocarse dentro de los nombres importantes de la WTA, Li quiere terminar de solidificar una aceptable carrera.
En el camino de Cibulková quedó la polaca Agnieszka Radwanska quien eliminó a Victoria Azarenka, bicampeona del Melbourne y última seria candidata en caer. Ubicada en el puesto 24 del ranking, entrará a la cancha central de la ciudad italiana con 20 lugares de desventaja con respecto a la asiática. Li ha logrado revitalizar su carrera luego de separarse del estricto sistema chino que obligaba a la atleta a compartir sus ganancias, tener a un entrenador elegido por la Federación como acompañante y a entrenarse en el país. “Es mi tercera final aquí”, dijo orgullosa y consciente de la puerta que está frente a ella sin una oponente de peso del otro lado de la red. Con la experiencia de las derrotas pasadas, espera iniciar con el pie derecho este 2014.
Eugene Bouchard, sensación canadiense del torneo, se quedó en el camino ante la eficiente china. La fan declarada de Justin Bieber, se ha convertido en la heredera de Maria Sharapova según la opinión de los expertos. Nacida en Montreal hace 19 años, supo combatir en este Abierto de Australia convirtiéndose en segunda canadiense en alcanzar las semifinales de esta competencia grande. Su camino, lleno de tanta expectativa, tuvo su final ante Na Li y sus ganas de coronarse de una vez por todas. Emocionalmente estable, incapaz de demostrar algún desconcierto, es la gran favorita para llevarse el campeonato.
En el otro frente, Cibulkova entiende que tendrá que superar las emociones vertientes por estar en su primera final de Grand Slam. Una nueva representante de Europa del este, aspira a llevar su estilo de juego hasta lo más alto, recién empezada la temporada. En semifinales demostró que la gran diferencia en el ranking, no es un impedimento para ilusionarse y convertir en realidad lo que anhela. Radwanska, cinco en la lista, vio como esta bajita jugadora levantaba los brazos en señal de vitoria. “Es simplemente un sueño”, alcanzó a opinar con el micrófono abierto y toda la grada aplaudiéndole. Ante la baja de las favoritas, es la estatura de Dominika lo que cautiva. Después, ella misma se ha encargado de demostrar que es mucho más que eso.
“Tiene piernas muy rápidas, pega muy duro. Será todo un reto”, analizó Li sobre su próxima rival. En la mente de la china es imposible aceptar un miligramo de exceso de confianza. Si bien ha escapado del ritual sistemático de su país, tiene en su idiosincrasia la constante concentración sin importar el contrario. “Si no eres alta, tienes que tener algo extra para ser una de las mejores del mundo”, declaró Cibulkova explicando el espíritu de lucha demostrado las últimas dos semanas bajo el calor asfixiante australiano. La final femenil tiene a dos tenistas con distintos objetivos, pero con la finalidad de dar un paso sólido para sus aspiraciones. Li desea su segundo Grand Slam para consolidarse en la historia. Dominika quiere su primer corona de renombre y dejar de lado el tema de su estatura.