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Ernesto Hernández Norzagaray

23/12/2023 - 12:02 am

Vacunas versus vacunas

En definitiva, con este recuento rápido, podemos colegir que todas las vacunas tienen un nivel de eficacia, sin embargo, hay de vacunas a vacunas por el desafío que representa la vacuna lo más actualizada posible para evitar de esa manera que los casos detectados no escalen en sentido exponencial.

“La vacuna Abdala fue autorizada por el Gobierno de México, sin embargo, no fue un simple trámite burocrático de compraventa”. Foto: Damián Sánchez, Cuartoscuro

Para Pascal y Edith

que están sufriendo los estragos de la COVID-19

Está visto que la ausencia de certificación oficial de la vacuna cubana y rusa contra el virus COVID-19 que el Gobierno ha comprado, distribuido y aplicado a millones de mexicanos ha estado en medio de una atmósfera de desaprobación y desconfianza pública.

La falta de certificación de la Organización Mundial de Salud (OMS) y la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) que aprobó recientemente las vacunas actualizadas de Moderna y Pfizer/BioNTech contra la COVID-19 coincide con un aumento de casos y hospitalizaciones por las nuevas variantes del virus.

Así, igual, millones de mexicanos han decidido viajar a Estados Unidos para aplicársela la dosis de estas vacunas o esperar a que las grandes farmacias mexicanas las tengan en venta.

Afortunadamente, esta semana el Presidente López Obrador ha informado en su conferencia mañanera que su Gobierno seguirá aplicando las vacunas Abdala de Cuba y Sputnik de Rusia, pero, también, tratándose de vacunas, no se opone a que se comercialice como cualquier otro medicamento y sin ningún tipo de regulación de precios que oscila entre los 800 y 900 pesos por unidad dependiendo de la farmacia, incluso, la Cruz Roja ha entrado al quite y sus directivos han dicho que van a ofrecer la vacuna estadounidense a un precio más bajo inicialmente en la Ciudad y el Estado de México.

Se impone la lógica neoliberal del libre juego de la oferta y la demanda, claro, con el sesgo, dirán en el Gobierno, de que también hay vacunas gratis, sólo que no están certificadas por los organismos pertinentes a nivel internacional.

¿Por qué el Gobierno mexicano optó por las vacunas cubanas y rusas sin que estas estén debidamente acreditadas para ser suministradas a la población cuando no había una situación de emergencia?

Jorge Alcocer, el Secretario de Salud del Gobierno federal, fue interrogado al respecto y su respuesta ambigua fue que efectivamente habían adquirido nueve millones de vacunas Abdala y Sputnik, pero, que aún faltan por adquirir 10.2 millones de dosis, que podrían ser de otras farmacéuticas. ¿Pfizer o Moderna? Ya lo sabremos, y sus consecuencias en el mercado.

Más aun, agregó, “varias de estas vacunas y las ya señaladas cubren las variantes últimas, que identifican cambios mínimos en lo que es este virus”.

Cualquiera esperaría que con la experiencia que tuvimos en el momento más álgido de la pandemia –oficialmente el virus mató a más de 800 mil mexicanos y hay una cifra incuantificable de personas que sufren las secuelas del virus– seguramente optaran por vacunas certificadas para evitar un nuevo contagio.

Más, todavía, cuando la fallida estrategia de salud sigue provocando críticas fundadas al grado que al doctor López-Gatell, exsubsecretario de Salud, se le identifica peyorativamente como el “doctor muerte”, por sus excesos y yerros cometidos durante su desempeño como responsable y vocero de la política pública en materia de pandemia.

Hay quienes afirman que detrás de la decisión existen razones políticas y no habría que descártalas, especialmente, en el caso cubano, con quien el Gobierno tiene una “excelente” relación por razones de identidad ideológica aderezado de una dosis de solidaridad latinoamericana.

El principal argumento que esgrimen los consumidores que han hecho largas colas para adquirir la vacuna Pfizer está asociada a la desconfianza por no tener certificación de la OMS y la FDA, pero, hay algo más, tiene que ver, con las características clínicas, de unas y otras vacunas, según la opinión de especialistas internacionales.

Y es que todo indica que esta preferencia tiene que ver con algo que el propio Jorge Alarcón destacó cuando se refirió a su alcance considerando que el virus SAR-CoV-2 muta con extraordinaria rapidez lo que exige una constante observación-actualización de la vacuna y al parecer no están haciéndolo con celeridad los científicos cubanos y rusos.

La propia Pfizer México en un comunicado lo deja entrever recientemente cuando señala: “La vacuna contiene ácido ribonucleico mensajero (ARNm), que modificado con nucleósidos codifica la glicoproteína viral Spike (S) del SARS-CoV-2. Su función es brindar instrucciones que el organismo utiliza para generar un fragmento inofensivo de una proteína del virus que causa la COVID-19.

“Esta proteína provoca una respuesta inmunitaria que ayuda a proteger al organismo y evitar una infección por COVID-19 en el futuro, detallan los CDC. La vacuna tiene una efectividad del 91.3 por ciento contra la enfermedad de cualquier síntoma hasta seis meses después de administrarse la segunda dosis. Además, registró una efectividad del 100 por ciento para prevenir casos graves, de acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). El producto de Pfizer mostró 100 por ciento de eficacia y respuesta de anticuerpos robustas en adolescentes de entre 12 a 15 años con o sin evidencia previa de infección por la enfermedad”.

Para tener una visión más de conjunto y ver sus límites basta escuchar la opinión de la doctora en Ciencias Técnicas Miladys Limonta Fernández, coordinadora de proyectos de desarrollo de candidatos vacunales anti-COVID-19 del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Cuba quien explicó: “La eficacia alcanzada por Abdala en su fase III es para evitar la gravedad, o la muerte, pero no está demostrado que impida la infección. ‘Con una sola dosis no se está protegido, pues esto sólo se logrará cuando transcurran entre 15 y 28 días después de completar el esquema de vacunación de tres dosis, ya que el organismo necesita tiempo para alcanzar los máximos valores de inmunidad y elevar los títulos de anticuerpos”.

La vacuna Abdala fue autorizada por el Gobierno de México, sin embargo, no fue un simple trámite burocrático de compraventa sino el Gobierno utiliza los resultados de un estudio que realizó el laboratorio Spallanzani de Italia que habría demostrado su efectividad contra la variante Ómicron y sus derivados que están presentes en el país. “Estudios anteriores, nos dice una fuente del Gobierno, también demostraron un fortalecimiento adicional significativo de la protección contra Ómicron con el refuerzo Sputnik Light que, también, puede ser un refuerzo universal para otras vacunas… y prolongar su protección contra Ómicron”.

En definitiva, con este recuento rápido, podemos colegir que todas las vacunas tienen un nivel de eficacia, sin embargo, hay de vacunas a vacunas por el desafío que representa la vacuna lo más actualizada posible para evitar de esa manera que los casos detectados no escalen en sentido exponencial.

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.

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