Indígenas del sur de México, descendientes de los mayas en Mesoamérica, celebraron el fin de un siglo y el comienzo del nuevo año con el ceremonial y ritual del fuego sagrado, en el solsticio de invierno, para desechar las energías negativas y cargarse de positivas antes de las fiestas de Navidad y fin del año 2015.
Con ofrendas como veladoras, chocolate, azúcar, semillas e incienso; se agradece a la madre naturaleza por el ciclo que se cerró y se pide al Sol y a la Tierra por un año venidero y de buenas cosechas.
Con el solsticio de invierno, cuando el sol alcanza el cenit al mediodía, los creyentes reciben las energías positivas con las que iniciarán un nuevo ciclo.