En opinión de un equipo de científicos japoneses, un exceso de mutaciones en una de sus proteínas podría haber convertido al coronavirus en cada vez más defectuoso e incapaz de replicarse.
Ciudad de México, 23 de noviembre (RT).- Tres meses después de que la variante Delta del coronavirus provocara un número récord de 26 mil casos diarios en Japón, en las últimas semanas, esta cifra ha caído por debajo de 200, y el 7 de noviembre el país no registró ninguna muerte por COVID-19 por primera vez en 15 meses.
Entre las razones que podrían explicar esta situación se suele mencionar el alto nivel de vacunación, con un 76.7 por ciento de la población que ha recibido la pauta completa, así como la disciplina que suele caracterizar a la sociedad nipona, que respeta estrictamente las exigencias de mantener el distanciamiento social y llevar mascarilla.
Sin embargo, un grupo de científicos del Instituto Nacional de Genética y la Universidad de Niigata sostiene que la causa principal tiene que ver más con la genética y los cambios en el propio virus que con otros factores. Los investigadores determinaron que la variante Delta pasó por demasiadas mutaciones durante su evolución en Japón y estas finalmente llevaron a su propia autodestrucción.
“La variante Delta en Japón era altamente transmisible y mantenía fuera a otras variantes. Pero a medida que se acumulaban las mutaciones, creemos que acabó convirtiéndose en un virus defectuoso e incapaz de hacer copias de sí mismo. Teniendo en cuenta que los casos no han aumentado, creemos que en algún momento de esas mutaciones se dirigió directamente hacia su extinción natural”, comentó el profesor Ituro Inoue, del Instituto Nacional de Genética, a The Japan Times.
De acuerdo con la teoría propuesta por los científicos nipones, esas mutaciones afectaron a la proteína no estructural nsp14, responsable de la corrección de errores del virus, y debido a tantos cambios, al coronavirus le costó reparar errores a tiempo, lo que provocó su autodestrucción.
“Si el virus estuviera vivo y en buen estado, los casos aumentarían de seguro, ya que las mascarillas y la vacunación no impiden los brotes de infección en algunos casos”, argumentó Inoue, agregando que la proteína nsp14 desempeña una función “crítica” de impedir la ruptura del ARN del virus y, como ya han demostrado otros estudios, un virus con la nsp14 dañada “tiene una capacidad de replicación significativamente reducida, por lo que este puede ser el factor que explica el rápido descenso de nuevos casos”.
Según el investigador, el mismo escenario de una extinción natural del coronavirus podría producirse también en otras partes del mundo, aunque sería más complicado demostrar la relación directa con nsp14, ya que ningún otro país parece haber acumulado tantas mutaciones en esta proteína.