Hay algo que hace que, entre la medianoche y las cinco de la mañana, el sentimiento de ansiedad se intensifique. Muchas personas experimentan esta sensación a menudo, pero pese a eso no hay muchas investigaciones sobre el tema.
Por Daisy Jones; traducido por Álvaro Alarcón Bermejo
Reino Unido, 23 de noviembre (Vice).– Son las once de la noche y te preparas para ir a la cama. Hasta ahí, todo bien. Apagas la luz y te acuestas. Pero, de repente, dan las tres y ya estás despierto otra vez.
Piensas en que debes pagar tus impuestos o te meterás en problemas. Te imaginas incluso en la cárcel. Horrible, ¿no? Tienes casi 27 años. Quizás es hora de cambiar ciertas cosas. ¿Qué has hecho hasta ahora? ¿Tus amigos te quieren o solo fingen? Tienes que llamar al casero para avisarle de las goteras. ¿Será buena hora para revisar tu horóscopo?
A pesar de ser algo con lo que muchos se sienten identificados, hay muy poca investigación sobre por qué la ansiedad se agudiza de noche (la mayoría de los estudios se centra en los efectos de la ansiedad en el sueño y viceversa, en vez de la razón por la que muchos se estresan de noche por cosas que no parecen importantes de día). Pero se estima que cada año en el mundo una de cada cuatro personas sufre de enfermedades mentales como la ansiedad. Y para muchos de nosotros, la ansiedad se refleja de manera diferente una vez que cae la noche y no hay distracciones.
Kat tiene 32 años y vive en Londres. Dice que a menudo se siente bien durante el día —relajada incluso—, pero que en cuanto se mete en la cama e intenta dormir, todas sus preocupaciones comienzan a atormentarla como sombras que acechan en la habitación. “Siempre acabo teniendo discusiones conmigo misma en la cabeza sobre situaciones que aún no han ocurrido, en un futuro imaginario”, me cuenta por teléfono. “Es como una espiral emocional, empiezo a ponerme nerviosa. A veces incluso me pongo a llorar por cosas que no han sucedido, como una ruptura o una mala experiencia con compañeros de trabajo. Pero cuando me duermo y despierto al día siguiente, ni me acuerdo de por qué estaba tan preocupada”.
Kat no es la única. Gabriel de 27 años dice que su ansiedad siempre se intensificaba entre la medianoche y las cinco de la mañana. “Siempre he tenido mucha ansiedad y una mente hiperactiva, pero por el día tienes muchas distracciones. Y puedes intentar evitarlo de alguna manera mental o física”, nos cuenta. “Creo que cuando te despiertas de noche y tienes ansiedad, es un sentimiento aislado y abstracto. Hace que casi sientas más pánico de lo normal, porque no puedes contextualizar de la misma manera que lo haces durante el día; no puedes encontrar la raíz del problema y te puede coger por sorpresa”.
Con los años, Gabriel ha recurrido a diferentes mecanismos, algunos más exitosos que otros. “La mariguana ha sido bastante útil para ayudarme a dormir porque al principio te deja prácticamente inconsciente, pero luego te despiertas confundido con una ansiedad exacerbada, así que es un arma de doble filo”, explica. “Pero algo que de verdad me ha ayudado, por lo general, ha sido ir a terapia. Ser capaz de hablar sobre estas cosas y llegar al fondo de estos problemas ayuda mucho. Creo que es importante tener un rutina y hacer más ejercicio físico durante el día, como ir al gimnasio, y así llegar cansado de verdad a la cama”.
Según Emma Carrington, directora de información y asesoramiento de Rethink Mental Illness, la ansiedad aguda por la noche es un problema que sufren muchos de sus clientes.
“Es bastante común”, dice. “Creo que tiene mucho sentido. Por el día, estamos muy ocupados con otras cosas, ya sea el trabajo, los amigos o la familia. No escuchamos cada pensamiento que cruza nuestra mente. Mientras que, cuando estamos en la cama a las tres de la mañana, no tienes esas distracciones. Tus pensamientos resuenan con más fuerza”.
Chris O’Sullivan, de Mental Health Foundation, cree que hay varias razones por las que la ansiedad se agudiza de noche. “Hay cuatro ‘sombras’ que pueden aparecerse de noche”, me cuenta. “Una es la tendencia a pensar en las cosas que sucedieron durante el día y darles mil vueltas. Otra es dormir en sí y la dificultad de permanecer dormido. También, están la soledad, el aislamiento y el silencio de la noche; no puedes escribirle a un amigo, por ejemplo. Y por último, está la preocupación por el futuro y lo que va a suceder. Durante el día hay mil distracciones y técnicas para afrontar estos miedos pero según nos vamos aletargando, de repente hay mucho más espacio en nuestra mente para que nuestras preocupaciones aparezcan”.
Chris también señala que durante la noche podemos sufrir diferentes tipos de ansiedad. “El sueño y la alteración de la conciencia puede ser una fuente particular de ansiedad para los que tengan un pasado traumático”, explica. “Mucha gente vive con traumas y, a la hora de irse a dormir, o en la oscuridad, pueden dispararse. Los síntomas del SEPT y otros traumas complejos, provocados por abusos sexuales durante la infancia u otras causas, pueden arruinarte el sueño. Si te despiertas porque tienes pesadillas en las que revives esos traumas, volver a dormirte puede ser imposible”.
Pero, ¿qué podemos hacer para que todos esos pensamientos no nos atormenten y revolucionen nuestro cerebro como si fuera una lavadora centrifugando toda la noche? Igual que con la ansiedad durante el día, no existe una sola respuesta. Se trata de probar diferentes cosas. “Algo que podemos intentar es tratar de ser más conscientes con todas esas cosas que nos causan ansiedad durante el día y tratar de solucionarlas mientras ocurren”, dice Emma. “Prepararse para la cama también es esencial. No hacer ejercicio ni comer por lo menos tres horas antes de acostarte. Un baño caliente puede ayudar a relajarte. Consumir menos cafeína o bebidas alcohólicas. Apagar el teléfono. Ventilar la habitación”.
Si ninguna de estas técnicas te ayuda, “lo mejor siempre es ir al médico”, dice Emma. “Tu médico de cabecera puede recomendarte terapias. Las terapias cognitivo-conductuales pueden ser muy buenas para combatir la ansiedad. Podrían ser bastante útiles”.