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Gisela Pérez de Acha

23/11/2014 - 12:00 am

La violencia de Estado

¿Qué nos queda cuando el gobierno reprime las protestas y la prensa tradicional esconde la represión tras un discurso de violencia? Nada, no nos queda nada. Porque lo único que denuncia al régimen son las protestas. Son el único golpe de legitimidad que tenemos como ciudadanos para expresar nuestra inconformidad y nuestro enojo ante un […]

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¿Qué nos queda cuando el gobierno reprime las protestas y la prensa tradicional esconde la represión tras un discurso de violencia? Nada, no nos queda nada. Porque lo único que denuncia al régimen son las protestas. Son el único golpe de legitimidad que tenemos como ciudadanos para expresar nuestra inconformidad y nuestro enojo ante un país plagado de impunidad, corrupción, muertes y desaparecidos.

Hablemos de la marcha del 20 de noviembre. Hablemos de la injusticia, los golpes, el gas lacrimógeno y la violencia policial. Hablemos de la tiranía.

Caminaba por 5 de mayo al lado de Luis (nombre inventado), una de las personas que fue detenida de manera arbitraria la última vez que protestamos por Ayotzinapa mientras grababa a un policía que violentaba sin razón a un estudiante de 21 años. “Corrí un par de cuadras, pero era imposible, me atraparon entre varios y me arrestaron.”

Luis se quedó afónico. Había llegado a la marcha un poco enfermo, y cuando lo llevaron a la SEIDO (Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada) lo dejaron 12 horas confinado en un cuarto sin poder ver a su abogado. “Cuando perdí por completo la voz fue cuando un policía me empezó a estrujar los genitales. Grité y grité de la desesperación. Ahí se fue mi voz.”

Policías cometiendo violencia sexual. Es inaudito.

¿Quién diría que unas horas después de las palabras de Luis el peor operativo policial jamás visto sería desplegado en contra de manifestantes pacíficos? El saldo: miles de inocentes golpeados y amedrentados, y 11 detenciones arbitrarias de personas acusadas de terrorismo y tentativa de homicidio, también consignadas en la SEIDO.

Los hechos siempre son los mismos: un grupo minúsculo de manifestantes tiraron bombas molotov al grupo de policías que resguardaban Palacio Nacional. La respuesta policial fue golpear, perseguir, amedrentar, insultar y gritar contra los miles de civiles que se manifestaban de manera pacífica en el Zócalo.

La masa corría a todos lados mientras los granaderos avanzaban violentamente y arrojaban gas lacrimógeno. “Pinches putas, ¿pero querían venir?”, decían los granaderos mientras arrinconaban a un grupo de mujeres. A Juan Martín Pérez García, un defensor de derechos humanos, lo golpearon mientras trataba de correr cargando a su hijo de tres años.

Cuartoscuro
Cuartoscuro

Artículo 19 documentó nueve agresiones a periodistas, de las cuales la mayoría viene por parte de elementos policiales: “Saca la navaja para que suelte las cámaras,” le dijeron a Eduardo Verdugo fotoperiodista Associated Press. Mientras tanto Diego Simón Sánchez, fotoperiodista de Cuartoscuro tenía una herida de cinco centímetros en la cabeza a causa de los golpes de los policías.

Artículo19
Artículo19

¿Qué no pueden contener a los grupos violentos de manera aislada? ¿Qué no saben que su trabajo es proteger? Arrestaron a 11 personas inocentes, y estoy segura que las trataron igual que trataron a Luis en la SEIDO.

“Estas personas (los manifestantes) tiran a matar no es lesionar, sino a matar, tienen un odio en contra de las autoridades por lo que las autoridades tienen que defenderse.” Eso declaró el secretario Seguridad Pública del Distrito Federal, Jesús Rodríguez Almeida en Milenio. Mientras tanto, Peña Nieto hizo un “amplio reconocimiento” a las fuerzas federales del orden y de la policía del Distrito Federal por su “estrecha coordinación, su esfuerzo compartido para hacer respetar la ley, para actuar con la ley en la mano y hacer respetar los derechos de todos los ciudadanos”.

¿Coordinación para qué? ¿Para perseguir y violentar a inocentes, jóvenes, familias y niños? Vaya descaro. Es un régimen que se legitima a través de la democracia del marketing en los medios de comunicaciones. Y lo peor es que funciona.

Era claro que la policía Federales y los granaderos del Distrito Federal traían una orden directa de atacar a todos los manifestantes. No fue casualidad. Las luces se apagaron y empezó la persecución sin importar que había familias, ancianos y niños. No es uso legítimo de la fuerza. No son héroes. Son bandidos que ejercen la violencia del lado de la ley. Miguel Ángel Mancera como Osorio Chong son los directamente responsables.

Si estaba claro que los violentos estaban en la valla, ¿por qué el ataque indiscriminado a todo el Zócalo? ¿Por qué no simplemente contener? La intención es reprimir. Es la pedagogía del miedo: no salgan a protestar, porque les pasará lo mismo.

Mientras tanto, en un acto digno del Ministerio de Propaganda Nazi, Televisa entrevistaba a Osorio Chong mientras pasaba las imágenes de los hechos aislados de violencia como si hubieran sido lo único en la manifestación. “Como pudimos observar –decía Osorio Chong mientras López Dóriga repetía una y otra vez en cámara lenta los “ataques” a las vallas– grupos ajenos a este movimiento… agredieron y atacaron a las fuerzas de seguridad tanto federales como de la Ciudad de México. Ante ello Joaquín, hemos actuado con firmeza y determinación. No vamos a permitir que se lastime a terceros, que se lastime a las instituciones, porque de esa manera también se está lastimando a los mexicanos.”

Lo repito hasta el cansancio, y que no quede duda: la violencia viene del Estado, y se valida a través de los medios de comunicación. ¿Por qué López Dóriga no pasó este video? ¿Por qué no reportó los arrestos arbitrarios?

Video: policías violentando a comensales en la calle de Filomeno Mata.

Esto apenas es el inicio. Mientras más legitimidad democrática pierda este régimen, más violentas e invisibles serán las represiones. Necesitamos atender las emergencias, porque la pedagogía del miedo no funcionará. No se dan cuenta que el enojo crece, y las protestas cada vez se harán más grandes.

A los jóvenes, estudiantes, activistas y disidentes, les propongo las siguientes estrategias:

1. Necesitamos planes de emergencia y contingencia. Necesitamos trazar rutas de escape, y hacer rondas de monitoreo para ver por dónde entran los granaderos y qué calles están cercando. Necesitamos entrenamiento de fuerza y planificación para protegernos entre nosotros de los golpes. Necesitamos salir a marchar en pequeños grupos, e idear planes alternativos. Todo esto tiene que ser de manera pacífica. No nos vamos a armar, pues la violencia solo desencadena más violencia. Propongo aprender del movimiento de desobediencia civil pacífica de Martin Luther King, o inclusive de Ghandi. No podemos dejarlo todo a la espontaneidad.

2. Necesitamos una red de abogados ciudadanos que estén dispuestos a litigar y hacer frente a los cargos y detenciones arbitrarias en el marco de manifestaciones. Se tienen que quedar al final de cada protesta, y estar articulados de manera coherente. Estoy segura que muchos ciudadanos se prestarían de manera voluntaria. ¡¡Abramos la convocatoria!! No podemos seguir lidiando con la injusticia y la violencia pidiendo abogados a través de un tuit.

3. Para contrarrestar el discurso mediático y político, tenemos que hacer una red de documentación que se centralice en una página en específico. Un ejemplo que podemos tomar es la red #RompeElMiedo de Artículo 19. Tendríamos que construirla de manera mucho más amplia. La protesta también es contra información en nuestro país, y en la era de Internet tenemos todos los recursos a nuestro alcance.

4. Para cortar la cabeza del monstruo priista, necesitamos articular la protesta en contra de Televisa y el resto de medios de comunicación que usan recursos públicos (espectro radioeléctrico) y tienen penetración nacional. También contra los medios impresos que hagan una cobertura parcial, sesgada y propagandística. Necesitamos retomar la consigna del 132, “democratizar los medios,” y extenderla a todos los agentes de poder mediático: Televisa, TV Azteca, Excélsior, Reforma, La Jornada, El Universal, La Razón y Foro TV. El mundo y la prensa extranjera nos está mirando. Aprovechemos eso para poner el dedo en el renglón.

5. Para que todo lo anterior pueda llevarse a cabo necesitamos dejar nuestros egos de lado, dejar de insultarnos porque el activista es “burgués”, el anarquista es “naco”, el estudiante “güero” y el de al lado “inculto”. ¡¡Basta de etiquetas!! Lo único que hace un movimiento es la unión. Cedamos, pongámonos de acuerdo en las bases mínimas e implementemos métodos de decisión democráticas y representativas. Fuera de la convocatoria que hoy hacen los familiares de los normalistas (creo, con toda la legitimidad); o la propia Asamblea General Interuniversitaria de la UNAM, necesitamos un organismo que abarque a mucho más gente. De nuevo, no podemos dejarlo a la espontaneidad. Si queremos derrocar a este régimen, necesitamos proponer una forma alternativa de gobierno.

Mientras termino de escribir, los 11 manifestantes detenidos de manera arbitraria son llevados a penales de alta seguridad en Nayarit y Veracruz. Imputados por crímenes más graves que el mismísimo alcalde Abarca.

Cierro retomando una de mis frases favoritas del 132: Si no ardemos juntos, ¿quién iluminará esta obscuridad?

Marcharemos siempre. Es hora de organizarnos y ser más estratégicos.

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