En el mercado Adolfo López Mateos se puede encontrar a la venta productos de la tierra caliente como son los capulines y tamales de la misma fruta conocida como la cereza mexicana, también insectos como jumiles y chapulines.

La fructosa sería la responsable de conducir hacia la obesidad, sugiere un estudio

23/10/2023 - 10:20 am

La fructosa está presente en las frutas y en la miel, pero también se genera por consumo de carbohidratos o alimentos salados. La hipótesis plantea que la fructosa impide que el organismo recurra a la grasa almacenada.

Por José Urrejola

Ciudad de México, 23 de octubre (DeutscheWelle).- Los científicos expertos en nutrición llevan muchos años advirtiendo que, además del factor genético, las dietas altas en azúcar, carbohidratos y grasas serían responsables de los altos índices de obesidad.

Si bien se ha hablado de reducir la ingesta de alimentos altos en calorías, grasas y carbohidratos, la causa de la obesidad no está del todo clara. Ahora, una nueva hipótesis señala que la fructosa sería responsable de conducir a los humanos hacia la obesidad, según se detalla en el estudio publicado por la revista especializada Obesity.

NO SÓLO ESTÁ PRESENTE EN LAS FRUTAS

Si bien la fructosa no es la mayor fuente de ingesta calórica, los investigadores proponen que esta desencadena un impulso a comer alimentos altos en grasas y en mayores cantidades, lo que provoca la sobrealimentación.

La fructosa es un tipo de azúcar que puede encontrarse de forma natural en las frutas. Esto no significa que haya que dejar de comer plátanos, manzanas, peras o miel, ya que el organismo puede fabricar pequeñas cantidades de fructosa a partir de carbohidratos como la glucosa o alimentos salados.

El estado de Quintana Roo tiene el índice de obesidad más alto del país, que es de 629 por cada 100 mil personas, mientras que el parámetro nacional es de 296, es decir, 112% mayor.
El estado de Quintana Roo tiene el índice de obesidad más alto del país, que es de 629 por cada 100 mil personas, mientras que el parámetro nacional es de 296, es decir, 112% mayor. Imagen ilustrativa. Foto. Elizabeth Ruiz, Cuartoscuro

Asimismo, este monosacárido puede encontrarse de manera inadvertida en nuestra dieta, puesto que suele ser utilizado como un edulcorante para reemplazar el azúcar o formar parte de algún jarabe o postre.

UNA HIPÓTESIS UNIFICADORA

Los especialistas revisaron diversas hipótesis dietéticas sobre la obesidad:

 “Aunque prácticamente todas las hipótesis reconocen la importancia de reducir los alimentos ultraprocesados y ‘chatarra’, sigue sin estar claro si la atención debe centrarse en reducir la ingesta de azúcar, o de carbohidratos de alto índice glucémico, o de grasas, o de grasas poliinsaturadas o simplemente en aumentar la ingesta de proteínas”, escriben los investigadores.

Y si bien consideraron que las diferentes premisas son gran parte correctas y, en algunos casos, parecen incompatibles entre sí, “todas ellas pueden unificarse basándose en otra hipótesis llamada como la supervivencia de la fructosa”.

LA FRUCTORA Y EL ADENOSÍN TRIFOSFATO

En el mercado Adolfo López Mateos se puede encontrar a la venta productos de la tierra caliente como son los capulines y tamales de la misma fruta conocida como la cereza mexicana, también insectos como jumiles y chapulines.
En el mercado Adolfo López Mateos se puede encontrar a la venta productos de la tierra caliente como son los capulines y tamales de la misma fruta conocida como la cereza mexicana, también insectos como jumiles y chapulines. Imagen ilustrativa. Foto. Margarito Pérez Retana, Cuartoscuro.

Los científicos se percataron de que la fructosa provoca un descenso en los niveles de un compuesto llamado adenosín trifosfato (ATP), que proporciona energía necesaria para muchos procesos metabólicos.

A medida que el cuerpo descompone la fructosa, el nivel de ATP baja considerablemente y el organismo recibe una señal de que falta combustible o energía, lo que explicaría por qué se abre el apetito.

“La fructosa es lo que desencadena que nuestro metabolismo entre en modo de baja energía y perdamos el control del apetito, pero los alimentos grasos se convierten en la principal fuente de calorías que impulsan el aumento de peso”, señaló en un comunicado Richard Johnson, investigador del Anschutz Medical Campus de la Universidad de Colorado (EU).

FALTA MÁS INVESTIGACIÓN

Los expertos resaltaron que la fructosa provoca también un efecto que impide que el organismo pueda recurrir a la grasa almacenada. Esto significa que este modo de baja energía se activa aunque haya reservas energéticas disponibles.

De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, el grupo de edad que más incidencia tiene es el de personas de 45 a 49 años, de mil 300 por cada 100 mil; a estos le siguen los adultos mayores, los jóvenes de 20 a 24 años, 15 a 19 y los infantes.
De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, el grupo de edad que más incidencia tiene es el de personas de 45 a 49 años, de mil 300 por cada 100 mil; a estos le siguen los adultos mayores, los jóvenes de 20 a 24 años, 15 a 19 y los infantes. Imagen ilustrativa. Foto. Elizabeth Ruiz, Cuartoscuro

La mayor parte de la investigación científica relacionada con la fructosa y sus efectos ha sido realizada en pruebas en animales, por lo que nuevos estudios serán fundamentales para determinar exactamente las implicancias de la fructosa en la obesidad de los humanos.

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