El texto usado por Thomas Kole se basa en sus propia investigaciones y en consultas con expertos de todo tipo del pasado mexicano: GALILEO conversó con el fotógrafo y el traductor encargados de piezas clave del retrato de la antigua urbe, y explicaron cómo fue el proceso para completarlo.
Ciudad de México, 23 de septiembre (SinEmbargo).– Es una mañana despejada en el Valle del Anáhuac. Ni calor ni frío, sí un poco de niebla. Los volcanes –el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl– se pueden observar claramente al fondo de la urbe. Es 1518 y la capital no conoce de españoles ni de derrotas. Estamos ante el Imperio Mexica en su máxima expresión: bienvenidos a Tenochtitlan.
¿Cómo hemos logrado viajar en el tiempo? Gracias al proyecto llamado “Retrato de Tenochtitlan”, creado por Thomas Kole, un artista técnico originario de los Países Bajos, quien trabajó con un grupo de expertos, especialistas, historiadores, traductores y fotógrafos para darle vida a la capital Mexica a través de recreaciones en 3D de la urbe, así como comparación –con una precisión de calle a calle– con la Ciudad de México en el presente, 505 años después.
“Conforme avanzas, trata de imaginar el aroma del aire salado y el chile ahumado”, reza el texto que acompaña las imágenes, una treintena de representaciones en tres dimensiones de la capital mexicana en 1518, un año antes de la llegada de Hernán Cortés a sus puertas. “Escucha el sonido de la lengua náhuatl y de las canoas en los canales; percibe el canto de las aves desde los árboles, siente el calor del sol sobre tu piel. A tu alrededor, las personas se atavían con prendas de algodón. Trabajan en los campos, cocinan, comercian y ejercen sus oficios a la sombra de árboles y toldos”, recomienda el proyecto mientras pasas las imágenes del Mercado de Tlatelolco, de las vistas desde el Cerro de la Estrella y el impresionante Templo Mayor.
“Desde que [Kole] me presentó el proyecto, vi que estábamos ante un proyecto muy profundo. Necesitaba un representante en la ciudad a través de la fotografía, porque él nunca ha estado en la CdMx. Las imágenes son exquisitas, uno de los trabajos más complejos fue hacer que cuadraran las calles actuales con las asequias”, explicó Andrés Semo García, dronero y documentalista y fotógrafo que realizó las tomas “modernas” de la urbe, en entrevista con GALILEO, el programa de ciencia que se transmite todos los viernes en Estudio B, el nuevo canal de YouTube de SinEmbargo.
“Planteamos dos o tres sitios para las fotos, y una de las dificultades es que es una ciudad masiva varios climas: tienes Xochimilco, la Zona Industrial de Vallejo y a la vez la Sierra de Guadalupe, muy árida. En el norte está Texcoco, muy salitroso, es muy diversa…”, añadió. Pero, a las dificultades comunes de una urbe inmensa, se le sumaron los particulares de ésta: la contaminación.
“Aquí vemos los volcanes desde la CdMx tres días al año, queríamos una foto desde Chapultepec y es muy difícil. Pero logré, y fue un reto durante varios, con los sitios elegidos, tomas con varios climas. Lo que sucede es que nos dimos cuenta de la destrucción que hemos hecho del Valle de México”, detalló Semo.
LA TARDE EN LAS CALLES MEXICAS
“Se veían escaleras y plataformas como columnas de nubes”, escribe Álvaro Enrigue en Tu sueño imperios han sido (Anagrama, 2022), una novelización del día del encuentro entre Moctezuma y Hernando, “como bosques y junglas, conduciendo hacia el sol”, añade.
Para realizar el trabajo, contó el dronero, “se necesita mucha paciencia”. Primero, subir los drones para explorar la zona y descartar sitios que en el papel se ven ideales, pero que dependen de la vista en el momento en que se captan las imágenes. “Después viene la georreferenciación, cuadrarla, con Tenochtitlan. Era polémica donde terminaba la isla, la mayoría de las fuentes son españolas. Se determinó 1518 porque es cuando tenía la mayor extensión antes de la Conquista, era cuando el imperio estaba en su máxima expresión”, indicó.
Luego de contrastar “las esquinas de la foto con las coordenadas y darle a prueba y error”, Semo realizó una reflexión sobre el proyecto. “Tenochtitlan vive en el imaginario popular, todos los que hemos crecido en la ciudad en algún momento u otro hemos hecho el esfuerzo de pensar cómo era hace 500 años esto, y a todos hay cosas que no nos cuadran, porque el Templo Mayor y la reconstrucción muestran también zonas imperfectas, con esa idea de la ciudad idílica donde todo funcionaba, porque no es cierto, era una ciudad donde también había problemas”, finalizó.
LOS RETOS DE LA TRADUCCIÓN
El texto usado por Kole se basa en sus propia investigaciones y en consultas con expertos de todo tipo del pasado mexicano. “El texto ya estaba súper elaborado, es un extraordinario investigador. Solamente había un par de detalles que sonaban bien en inglés pero que en español eran raros”, dice a SinEmbargo Rodrigo Ortega Acoltzin, quien tradujo los textos del inglés al español y del español al náhuatl, en su variante del centro de México.
“La palabra emperador que utiliza en inglés para Moctezuma es Emperador, como Gobernante o Tlatoani. Es más fácil para un público no familiarizado con eso, entender Emperador. Justo estas propuestas vienen de la traducción y no de la estructura de los textos. En inglés, ‘emperor’ es mejor y para las versiones traducidas se habla del Tlatoani”, explicó.
El mismo reto significó el vivario que había en la antigua urbe. “Había un lugar donde se guardaban animales de todos lados y algunos incluso acabaron como sacrificios. Él [Kole] ponía zoológico en inglés, pero no encontramos un equivalente. No es necesariamente un sitio de acceso al público o recreativo. (…) Yo utilicé por ejemplo, en náhuatl, ‘casa de los animales, el lugar donde están los animales’”, detalló.
Es por ello, contó Ortega Acolztin, que la traducción no solamente implica “sentarse a escribir el texto”. “Tienes que consultar varias fuentes, ver cómo se escribieron algunos nombres, o incluso crear palabras nuevas, como es el caso del vivario, no es solamente sentarse a trabajar, es pensar en cómo resolver esas situaciones, a veces te lleva más tiempo y llevas en tu vida cotidiana ese proyecto, porque estás pensando en eso”, concluyó.
“LE URGÍA A LA CIUDAD ESTA REPRESENTACIÓN”
Tanto Ortega Acolztin como Semo García coincidieron en la importancia de este trabajo y de que la difusión no tenga derechos reservados, sino que se pueda compartir siempre y cuando se citen las fuentes y los autores. “Tiene que ser libre, no quería Thomas que se cobrara por verlo. No quería reservarse ese tipo de derechos y es el trabajo de mucha gente para que se ponga sobre la mesa de forma solidaria, para hacer algo que hacía falta disfrutar. Es para utilizarlo sabiamente, realmente no se gana nada haciendo esto, es por el interés de hacerlo”, indicó el traductor.
“Definitivamente si había una ciudad del mundo antiguo que pedía a gritos una actualización –y con toda esta explosión de IA y computación– era Tenochtitlan. Cuando vi las fotos pensé que estábamos a la altura de lo que se había hecho antes al menos. Fue un año y medio de rebotar mucha información”, dijo por su parte Semo García.
“Si hay una ciudad en el mundo con la que estamos en deuda, al menos como ingenieros, es ésta. La desecación de los lagos es una de las catástrofes ambientales más grandes de la humanidad. Cuando uno entiende, en una reflexión posterior, la cantidad de destrucción que hubo, haber secado cinco lagos inmensos, en una zona de mucha pesca y donde había venados, de pronto ya más bien uno se espanta de cómo destruimos el centro del país”, cerró.
LA CAÍDA DE LA NOCHE
En su retrato de Tenochtitlan, Kole escribe: “Para conmemorar el fin de un ciclo de 52 años, todas las hogueras de la Cuenca se apagan y se reavivan a partir de una misma fuente. A esta ceremonia se le conoce como Fuego Nuevo”. La recreación de la noche mexica es tan sorprendente como aquella hecha a plena luz del día. Si la Ciudad de México, es una gran reunión de luces vista desde el espacio, el fuego se asemeja, en su versión joven de la capital, a las imágenes modernas.
“Las solemnidades de esa fiesta llevadas a cabo en 1507 serían las últimas celebradas en tiempos antiguos”, concluye Kole.
A finales de 1519, en noviembre, Moctezuma se encontrará por primera vez con el grupo de españoles que comandaba Hernán Cortés. A partir de entonces, todo cambiaría para unos y para otros. En 1521, después de cruentas batallas, una epidemia de viruela y mucha sangre derramada, los españoles se harían definitivamente con el control de la capital del Imperio Mexica.
Como se puede apreciar en las imágenes comparativas, 500 años después, la ahora llamada Ciudad de México –durante casi un siglo fue llamada Distrito Federal– se extiende mucho más allá de lo que el islote y las chinampas cubrían sobre el lago.