En gran medida, analistas han atribuido este crecimiento económico en la región sur del país con la construcción de megaproyectos como el Tren Maya, el Aeropuerto de Tulum, el Corredor Interoceánico, entre otros; pero preocupa que el desarrollo no se sostenga a largo plazo.
Ciudad de México, 23 de septiembre (SinEmbargo).– “Hay una cultura distinta en el sureste del país… nadie va a ir a trabajar ocho horas seguidas porque no es su cultura”. Con esas palabras, la virtual candidata del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez sumó a la lista de críticas que han lanzado políticos mexicanos, entre los cuales se encuentra el Gobernador de Nuevo León, Samuel García, sobre un supuesto menor desempeño laboral y crecimiento económico en la región sureste del país a comparación con otras zonas.
Sin embargo, a lo largo de estos meses los indicadores han mostrado un avance en actividad económica de los estados que componen dicha región. En el segundo trimestre de 2023, la actividad económica proyectada del sur del país repuntó por encima de las demás zonas, rompiendo así con el mito de un sur “flojo”. En gran medida, analistas han atribuido este crecimiento con la construcción de megaproyectos como el Tren Maya, el Aeropuerto de Tulum, el Corredor Interoceánico, entre otros; pero preocupa que el desarrollo no se sostenga a largo plazo.
La semana pasada, el Banco de México (Banxico) dio a conocer que la región Sur –compuesta por los estados de Veracruz, Tabasco, Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Chiapas, Oaxaca y Guerrero– tuvo una variación positiva prevista de 2.4 por ciento en actividad económica, por encima de los 1.1 puntos del Centro, 1.2 del Centro Norte y -0.2 del Norte del país.
En los rubros de manufactura, minería, construcción y turismo también se posicionó por encima de las demás regiones con valores de 4.6, 1.0, 32.9 y -1.9, respectivamente.
“Ahí se ve un giro, que tiene que ver principalmente con la política industrial [del Gobierno]”, explicó el economista Mario Campa. “Un paréntesis es que sería un poco inexacto atribuirlo todo esto al cambio en política industrial, habría que reconocer que una pequeña parte” está relacionada con la recuperación económica post-pandemia de COVID-19, “aunque efectivamente hay un cambio en la política industrial que implica mucha más inversión pública en distintos estados del sur”.
Otros indicadores, como el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), dan cuenta de una gran recuperación económica para los estados de Tabasco, Oaxaca y Quintana Roo, quienes encabezan la variación porcentual anual para el primer trimestre de 2023 con valores de 10.3, 8.4 y 7.9 puntos, respectivamente.
“Estamos viendo que hay 24 estados que ya recuperaron su actividad económica pre-pandemia, entre ellos, por ejemplo, se encuentran Tabasco, Oaxaca, Quintana Roo y Yucatán”, explicó Sandra Martínez, analista de la asociación México, ¿cómo vamos?. “En el primer caso, es un crecimiento que Banxico estima que durante el segundo trimestre, la actividad económica continúa expandiéndose en las regiones centrales y con énfasis al sur”.
Incluso cuando existe una recuperación económica tras la pandemia de COVID-19, los datos más recientes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) publicados en agosto del año en curso mostraron que la pobreza disminuyó en todos los estados del país, incluyendo aquellos que históricamente han quedado rezagados en este rubro.
Por ejemplo, Chiapas registró que el 67.4 por ciento de la población vive en pobreza, aunque en 2020 la cifra fue de 75.5 por ciento y en 2018, de 78 por ciento. En el caso de Guerrero, la reducción en pobreza fue de casi 8 puntos porcentuales con un 60.4 por ciento para el 2022; y en Oaxaca del 58.4 por ciento de pobreza en ese mismo año, a comparación del 61.7 por ciento de 2020.
“En este desempeño positivo en la región sur, se anticipa que hayan contribuido algunas de las actividades terciarias como el comercio, y en el caso, por ejemplo, [Banxico] anticipan que en el segundo trimestre la actividad manufacturera en el sur haya registrado una expansión”, remarcó la especialista.
En el caso de Oaxaca, la economía se sustenta en alrededor de un 15.85 por ciento en la industria manufacturera, aportó Martínez, por lo que un buen desempeño de este sector productivo se ha convertido en el principal motor de crecimiento en la región. “Va a potencializar el crecimiento que han tenido y esto, ¿a qué se debe? Pues a la gran inversión que ha habido en proyectos de infraestructura como lo es el Tren Maya, el Aeropuerto de Tulum y el Corredor Interoceánico”.
¿CRECIMIENTO TEMPORAL O PERMANENTE?
El analista Mario Campa sumó que la construcción del Tren Maya durante 2022 y 2023 ha generado miles de trabajos temporales, e incluso algunos permanentes para mantener en buen funcionamiento este nuevo medio turístico. Resaltó igualmente que los proyectos de inversión como dicho megaproyecto tienen la característica de “consumo presente y capacidad futura”, de tal manera que hay empleos temporales para la construcción que a futuro se convertirán en trabajos permanentes.
“Cuando yo hago un proyecto de inversión, estoy contratando muchos servicios; estoy contratando, mano de obra local, insumos locales, y eso activa inmediatamente la economía regional, pero por otro lado también una vez que se concluyan esos proyectos y se acabe la etapa de construcción, es capacidad adicional; sobre todo, por ejemplo, en el caso de los servicios turísticos, pues el Tren Maya en sí va a movilizar muchos más pasajeros, va a traer nuevos turistas, entonces ahí estamos hablando de que ya se acabó la etapa de la construcción, pero luego vienen más actividades económicas por otro lado”, detalló el experto.
Igualmente, Campa anticipó que una mayor infraestructura de transporte y comunicaciones –como el Tren Maya y el aeropuerto de Tulum– permitan un mayor flujo para comercio minorista, más operadores de tours, y mayor ocupación hotelera en las zonas turísticas de la Península de Yucatán.
En cambio, el director del Sector Financiero y Seguridad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) Enrique Díaz-Infante Chapa consideró que no hay aún indicios de que los empleos creados en la región –que además son limitados al ser el Ejército mexicano quien ha realizado las obras de infraestructura, a comparación de si hubiera participación de iniciativa privada, indicó– se traducirán en trabajos permanentes.
Si bien no descartó que en el futuro pueda haber una mayor participación de pequeñas y medianas empresas en la economía de la región que esté ligada con la construcción de los megaproyectos, Díaz-Infante se dijo escéptico de que el crecimiento en indicadores que se vio reflejado en este trimestre se traduzca en una mayor movilidad social para las y los habitantes del sur del país.
“Algo que nos preocupa en todas estas obras de infraestructura y la inversión en capital humano, es que se vea reflejado en una mayor movilidad social, en un mejoramiento del nivel socioeconómico de las familias, y en ese sentido soy un tanto escéptico de que estas obras de infraestructura y este crecimiento que ahorita la fotografía refleja en el sureste se vaya a poder traducir en una mayor movilidad social en esa zona del país”, expuso el analista del CEEY. “La movilidad social sólo se logra con mayor empleo, y el empleo que se está generando ahorita podría ser un tanto transitorio” y no permanente.
Por otro lado, la especialista Sandra Martínez de México, ¿cómo vamos? alzó la preocupación de una brecha laboral entre empleados hombres y mujeres, ya que destacó que por cada 100 hombres registrados en un puesto de trabajo en el caso de Tabasco, el Estado que tuvo el mayor crecimiento al primer trimestre según las cifras del Inegi, sólo hay 38 mujeres empleadas. “Hay que también observar que este crecimiento en la demanda de empleo, también vaya acompañado con una paridad entre hombres y mujeres”, remarcó.
Asimismo, cuestionó la falta de políticas encaminadas a la reducción de la informalidad en el empleo, de tal manera que los trabajos que se creen a partir de estas inversiones no sean únicamente altos en números, sino de calidad con prestaciones laborales básicas que permitan un mayor progreso social y mejor calidad de vida.